Ecologistas exige el cumplimiento de una sentencia que condena al desmantelamiento a un complejo urbanístico ilegal
Una sentencia judicial condenó al derribo al complejo de lujo Marina Isla de Valdecañas, pero la Junta propone tan solo un desmantelamiento parcial en acuerdo con los propietarios.
Adenex y Ecologistas en Acción, tras estudiar las propuestas de la Junta de Extremadura, de los propietarios y de la Diputación de Cáceres como alternativas al desmantelamiento del complejo Marina Isla de Valdecañas, han determinado que estas propuestas son inviables legal y ambientalmente, y así se lo han transmitido al Tribunal Superior de Justicia en sus escritos de respuesta.
Adenex y Ecologistas en Acción consideran que no ejecutar las sentencias de nulidad supone vulnerar el mandato constitucional del artículo 118 que establece que “es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto”.
Según afirman las organizaciones ecologistas, la importancia de la conservación de este espacio no reside solo en el valor ambiental del mismo antes de la construcción del complejo, sino en la forma en la que se integra en el resto de la Red Natura 2000. La finalidad de esta red de espacios protegidos es asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los tipos de hábitat en toda Europa. Extremadura es la única región en la que se permite la construcción de un complejo de tales características dentro de una zona ZEPA.
Estos espacios proporcionan numerosos beneficios vitales como el almacenamiento de carbono, el control de inundaciones o el mantenimiento de la calidad del agua. Una de las medidas fundamentales de la estrategia de biodiversidad de la Unión Europea tiene el objetivo de mejorar la conciencia pública y la comunicación acerca de la Red Natura 2000, por eso es importante su preservación.
Las asociaciones ecologistas entienden que el mayor fracaso de la administración extremeña reside en su falta de sensibilidad ante un caso de interés internacional, mostrándose incapaces de anteponer un interés común de protección del medio ambiente frente a un proyecto privado que genera un desarrollo de la economía local aún por demostrar.
Las alegaciones de la Junta de Extremadura y el resto de las partes no han logrado desmontar la presunción de objetividad, imparcialidad y acierto del informe del CSIC, un organismo oficial de gran prestigio, en el que se concluye que la opción de mantener el complejo es mucho más perjudicial para el medio ambiente que su demolición. Los peritos también se han pronunciado categóricamente sobre la necesidad de desmantelar todo lo construido sobre rasante como única medida viable para reparar el daño causado a los hábitats, las especies y el agua, de conformidad con lo que establece la Ley 26/2007 de Responsabilidad ambiental y el artículo 45 de la Constitución que ordena prevenir y restaurar los daños al medio ambiente.
Adenex y Ecologistas en Acción han justificado en sus escritos al Tribunal Superior de Justicia que no existen impedimentos legales ni ambientales que impidan la ejecución de las sentencias en sus propios términos, y sostienen que una vez desestimado por el Tribunal el incidente de inejecución están dispuestas a estudiar con las partes implicadas la forma en que se llevaría a cabo la restauración del suelo afectado a su estado original, en los términos señalados por el informe del CSIC para que resultase lo menos gravosa para la sociedad y para el medio ambiente.
Las asociaciones ecologistas muestran su satisfacción con la decisión adoptada hace más de doce años de recurrir la aprobación del complejo Marina Isla Valdecañas. Con ello han contribuido a que se preserven de la especulación urbanística los espacios protegidos de la Red Natura 2000 europea, que son la garantía del mantenimiento de la biodiversidad y de los procesos ambientales necesarios para la pervivencia de todos los seres vivos del planeta. Por último, recalcan que si se hubiera atendido a sus peticiones en primera instancia se podría haber evitado el perjuicio ambiental, económico y social que ha supuesto seguir adelante con este complejo.