LMLM / Wikimedia •  Redacción •  Actualidad •  18/07/2020

Greenpeace celebra el fin de las térmicas de carbón «tras 30 años de campaña»

 · La organización ecologista reivindica como un éxito el cierre de las centrales térmicas de carbón, tras el anuncio de EDP esta semana de clausurar las de Aboño y Soto de Ribera en Asturias.

 · Según Greenpeace, el fin del carbón en España supone un avance en la reducción de impacto ambiental de la producción energética, pero sostiene que aún queda un largo camino hasta establecer un sistema 100% renovable.

Greenpeace celebra el fin de las térmicas de carbón «tras 30 años de campaña»

Tras 30 años de campaña, Greenpeace celebra el fin de una era: el anuncio de cierre de las centrales térmicas de Aboño y Soto de Ribera (Asturias) supone el final del carbón en España. La portuguesa EDP, que no había hecho públicos sus planes todavía, informó el pasado martes de que iniciará la solicitud de cierre de estas dos plantas, las últimas centrales térmicas operativas en España.

En el caso de Aboño, una parte será transformada para la quema de gases siderúrgicos y otra se mantendría solo como apoyo en caso de que hubiera un problema de suministro. La planta que queda en Soto de Ribera solicitará el cierre próximamente. A falta de la confirmación del año de cierre, Greenpeace aplaude que todas las térmicas de carbón estén ya en proceso de cierre y afirma que todas podrían estarlo de facto antes de 2025, tal y como las organizaciones ecologistas han reclamado.

Greenpeace inició su trabajo contra las térmicas de carbón en 1990, cuando denunció la contaminación por lluvia ácida de la térmica de Endesa en Andorra (Teruel), a cuyo presidente llevó a los tribunales. A partir de ahí, la organización concentró sus fuerzas en detener la avalancha de nuevas térmicas que promovía el Plan Energético Nacional de 1991, muchas de las cuales no llegaron a construirse. La campaña más dura e intensa contra lo que Greenpeace calificó de “fábricas de cambio climático” fue contra la ampliación de la térmica de Endesa en Carboneras (Almería), en la que varios barcos de Greenpeace realizaron acciones directas no violentas. Tras la adopción del Acuerdo climático de París, en diciembre de 2015, Greenpeace intensificó su campaña para asegurar el abandono de la minería y de las térmicas de carbón de forma justa y socialmente aceptada.

En este contexto, la organización ha dejado su huella identitaria con numerosas acciones directas no violentas para pedir el abandono del carbón, ha publicado numerosos informes sobre la viabilidad de los cierres, los problemas de salud y de cambio climático que ocasiona el carbón o las enormes subvenciones que ha recibido, ha trabajado con diferentes organizaciones y colectivos y se ha reunido en muchas ocasiones con agentes políticos del ámbito territorial, estatal y europeo y con las empresas eléctricas (1).

Hasta hace apenas tres años, el mayor responsable de las emisiones de CO2 en España era la quema de carbón, desde entonces su consumo ha ido descendiendo y Greenpeace espera que en pocos años no haya emisiones procedentes de este combustible fósil.

Ahora el Gobierno debe agilizar las solicitudes de cierre y acelerar la transformación a un modelo energético 100% renovable que no deje a nadie atrás.

“Somos un diamante en bruto en energías renovables y no solo las empresas, sino la ciudadanía, tiene un enorme potencial de participación social para generar, comprar, almacenar o gestionar nuestras propias renovables. Los combustibles fósiles son del pasado, entramos en la fase de las personas y el planeta”, ha concluido Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.


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