El Complejo Lagunar de La Albuera en peligro: seco a pesar de las lluvias de primavera y otoño.
- Ecologistas en Acción de Extremadura denuncia la situación que sufre el Complejo Lagunar de La Albuera, cuyas lagunas se encuentran secas a pesar de las lluvias de primavera y otoño, aunque tampoco han logrado llenarse completamente en los últimos 10 años.
- Este Complejo Lagunar es un espacio protegido incluido en la Lista de Humedales de Importancia Internacional del Convenio de Ramsar, además de estar clasificado como ZEPA y LIC dentro de la RED NATURA 2000.
- Reclaman a la Confederación Hidrográfica del Guadiana cambios en la Planificación Hidrológica que acaben con la sobreexplotación de los acuíferos y a la Junta de Extremadura que fomente modelos alternativos de agricultura de secano o que impliquen un menor consumo de agua.
El Complejo Lagunar de La Albuera (Badajoz) es uno de los conjuntos de lagunas endorreicas naturales más importante de la región, que genera un entorno de elevada biodiversidad. Se trata de un importante lugar de reproducción, invernada y paso de aves acuáticas de gran diversidad ornitológica pues, no en vano, se han inventariado más de 150 especies. Además, es el único enclave extremeño donde hay estepas salinas, un hábitat catalogado como «muy raro» a nivel regional además de prioritario para la Directiva Hábitats de la Unión Europea. Todo ello le ha hecho merecedor de estar incluido en la Lista de Humedales de Importancia Internacional del Convenio de Ramsar, además de estar clasificado como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) dentro de la RED NATURA 2000. ,
Su régimen hidrológico es estacional y la conservación de la biodiversidad depende de la existencia de niveles de agua suficientes, tanto para la nidificación y cría de las aves como para el desarrollo de la vegetación en sus islas y orillas. En invierno, la disponibilidad de agua en las lagunas resulta el argumento determinante para su ocupación por las aves.
El Complejo cuenta con un Centro de Interpretación, observatorios de aves, carteles informativos e, incluso, se han creado rutas senderistas bien señalizadas. A pesar del dinero público invertido y el esfuerzo de instituciones y colectivos para proteger su biodiversidad y potenciar el enclave como destino del turismo ornitológico y de naturaleza, se da la circunstancia de que, en un buen año de lluvias como éste -con un nivel de precipitaciones acumuladas que en meses como el de mayo o noviembre ha llegado a superar la media de los últimos años-, las lagunas están secas y, a consecuencia de ello, sin aves, con la pérdida de biodiversidad que ello supone.
Aunque no se puede negar la estacionalidad de las lagunas, la situación de estas en los últimos 10 años puede considerarse de crítica. Y, aunque el cambio climático tenga que ver con la situación que se viene dando (según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología en Extremadura, las temperaturas medias han subido en la región en torno a 1,5 grados respecto a las existentes entre 1961 y 1990), las olas de calor duran más y, por contra, se han reducido los días con precipitaciones y heladas.
No es la única amenaza ni la que más daño está haciendo a este peculiar enclave de la geografía extremeña: las transformaciones antrópicas (las provocadas por la actividad humana) en este hábitat han contribuido especialmente a la disminución de la capacidad de retención de agua. Así, este espacio protegido se ha visto rodeado por la agricultura intensiva de regadío (olivar superintensivo, viñas en espaldera, almendros en regadío) y otros usos agroganaderos e industriales que emplean las aguas del mismo acuífero que alimenta estas lagunas.
De esta manera, en los últimos años, las lagunas han permanecido gran parte del tiempo totalmente secas o han tenido un volumen de agua muy reducido durante períodos muy cortos de tiempo, como fue el caso de mayo de 2018. Esta reducción del periodo de llenado afecta negativamente a las especies de aves acuáticas del complejo lagunar por la propia destrucción de hábitats, la pérdida de zonas de alimento, la reducción de las zonas de refugio, etc.
Es evidente que existe una sobreexplotación del acuífero causada por el aumento de proyectos de agricultura intensiva en la zona para unos productos que, en muchos casos, están siendo excedentarios. Al igual que ocurre en otras zonas lagunares y de humedales -como las Tablas de Daimiel, los Ojos del Guadiana, los alrededores de Doñana-, el abuso de los recursos hídricos convierte en crítica la situación, ya de por sí alterada por el cambio climático, y llevan a esta comarca a un colapso hídrico y ambiental no conocido hasta ahora.
Por ello, Ecologistas en Acción de Extremadura solicita a la Confederación Hidrográfica del Guadiana cambios en la planificación hidrológica que contribuyan a la protección de los acuíferos e impidan su sobreexplotación. También solicita a la administración regional un mayor apoyo a la agricultura de secano, su puesta en valor y la promoción de técnicas de cultivo que no impliquen necesariamente el riego por goteo con pozos de sondeos, sino con técnicas agrícolas más respetuosas con los postulados de la sostenibilidad que presuntamente defiende (como son las técnicas del Diseño Keyline, de la permacultura, la agricultura regenerativa, la agricultura con cubiertas naturales, la agricultura de siembra de agua, la agroecología o la promoción de variedades agrícolas de secano de mayor rendimiento). Es decir, modelos alternativos de agricultura que impliquen un menor consumo de agua, disminuyan la erosión y sean compatibles con la conservación de la naturaleza.