Redacción •  Actualidad •  20/05/2017

Primer acto de concienciación y sensibilización Asociación Bebés Robados de Andalucía

Entre 1960 y 1990 se produjeron en nuestro país dos millones de adopciones nacionales anónimas, muchas mediando un pago.

Primer acto de concienciación y sensibilización Asociación Bebés Robados de Andalucía
La red estaba formada por médicos, enfermeras, monjas y curas y funcionó en varios hospitales Andaluces. 
 
Los afectados estiman que un 15% de los casos fueron bebés robados a sus madres mediante engaño y posteriormente vendidos.
 
Como resultado, miles de españoles desconocen aún hoy día que fueron niños robados.
 
La Asociación  A.B.E.R.O.A organizara el próximo día 27 de mayo el primer acto de concienciación y sensibilización social que tendrá lugar el la Plaza de la constitución en Málaga para entre otras cosas intentar que exista una ley que los ayude a recuperar una parte de su vida que les fue extirpada por un grupo de miserables. Miserables los traficantes que, recordémoslo, eran profesionales de la medicina y gente de iglesia, cosa que tiene un plus de estafa moral a la comunidad y miserables las familias que compraron los niños.
 
El delito de detención ilegal persiste hasta que no se identifique a la persona desaparecida.
 
Las madres afectadas por el robo de bebés denuncian el uso sistemático de drogas por parte de los centros para arrebatarles a sus hijos
 
Se hace frecuente la pérdida de los historiales médicos de los bebés, «fallecidos» en circunstancias extrañas y poco detalladas.
 
Entre 1960 y 1990 se produjeron en nuestro país dos millones de adopciones nacionales anónimas, muchas mediando un pago.
 
Muchos de los posibles culpables de tales delitos, principalmente el personal facultativo de los centros sanitarios y empleados del Registro Civil, viven todavía y el algún caso aún ejerciendo. Hay nombres de médicos que se repiten, como el de José María Sillero, que aseguran aparece en al menos ocho de sus casos.
 
Las madres afectadas denuncian la actitud obstruccionista de la Policía, así como una posible labor de destrucción de pruebas.
 
Al margen de los reencuentros, existen otros medios para probar la veracidad de las denuncias, como por ejemplo las tumbas de supuestos bebés fallecidos que se están encontrando vacías, o bien cuando el análisis de ADN confirma que el cadáver exhumado no pertenece a un hijo biológico de los padres. Han surgido multitud de iniciativas de Internet, en blogs y redes sociales, para la búsqueda entre hijos, padres y hermanos. Se han realizado series de televisión y se han publicados libros recreando los hechos.
 
Los afectados sospechan dos causas principales de la parálisis de las investigaciones. La primera es que el reconocimiento de la comisión de estos delitos en centros públicos obligaría a indemnizaciones millonarias por parte del Estado a las familias. Esto presupone una importante preocupación de nuestros administradores políticos por el erario público y por las consecuencias del asunto a largo plazo, más allá de los mandatos de cada legislatura, cosa como mínimo harto discutible. En segundo lugar, los afectados creen que hay quienes estarían intentando proteger a colegas, amigos e incluso familiares directos que podrían estar implicados en los hechos.

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