Redacción •  Actualidad •  21/01/2022

Ecologistas en Acción exige que Repsol asuma su responsabilidad por el derrame de petróleo en la costa peruana

  • El vertido de petróleo en las playas de Ventanilla es uno de los desastres ambientales más importantes de los últimos años en Perú.
  • Varios ecosistemas se han visto afectados y han hecho impracticable la pesca artesanal, de la que dependen más de 500 pescadores de la zona.
  • Ecologistas en Acción se suma a las demandas de Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático de Perú, que exige que Repsol haga público su Plan de Contingencia y rinda cuentas por la ineficacia de las medidas de contención desplegadas.
Ecologistas en Acción exige que Repsol asuma su responsabilidad por el derrame de petróleo en la costa peruana

El 15 de enero se produjo un derrame de petróleo en las playas de Ventanilla, situadas en la costa peruana. Sucedió durante el proceso de descarga de un buque petrolero en la refinería La Pampilla, operada por Repsol. El accidente lo causó el fuerte oleaje tras la erupción del volcán Tonga. Se han vertido 6.000 barriles de petróleo (954 toneladas), lo que hace de este uno de los desastres ambientales más graves de los últimos años en Perú. Las insuficientes medidas de contención de Repsol se han cobrado ya 18.000 metros cuadrados de costa. Se han visto afectados varios ecosistemas y han hecho impracticable la pesca artesanal de la que dependen más de 500 pescadores de la zona.

Ecologistas en Acción exige que Repsol asuma su responsabilidad y compense a la población local por el derrame de petróleo en la costa peruana. La compañía no debe escatimar en gastos para revertir lo antes posible la situación, a pesar de que muchos de los daños a las reservas naturales serán ya irreparables. La organización ecologista se suma a las demandas de Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático de Perú (MOCICC), que exige que Repsol haga público su Plan de Contingencia y rinda cuentas por la ineficacia de las medidas de contención desplegadas.

A este respecto, Repsol ha dado a conocer su versión de los hechos. La descarga de petróleo había comenzado el día anterior a la erupción, el 14 de enero. Al día siguiente los operadores de la refinería consultaron a la Marina de Guerra peruana y le pidieron confirmación acerca de la alerta en las costas para Perú. La Marina no dio la alerta y prosiguió con la descarga. Tras el incidente debido a las fuertes olas, la refinería desestimó el alcance del desastre comunicando inicialmente a las autoridades un vertido de 0,16 barriles (25 litros), según informa la OEFA. La portavoz de Repsol ha declarado: “Nosotros pensábamos que no había salido más, que había sido una cosa leve. El producto viajó por el fondo del mar y luego salió al día siguiente. En el instante en que lo sabemos ponemos todo en marcha”.

Repsol debe dar explicaciones, en primer lugar, de por qué continuaron con la descarga a pesar de tener motivos para consultar a la Marina sobre algún posible riesgo. En segundo lugar, debe responder por qué no se desplegó un plan de contingencia más equipado desde el principio, aun observando inicialmente que el vertido había sido mínimo. Como se demostró después, el oleaje podría estar ocultando la magnitud real del derrame.

Ateniéndose a las declaraciones de la compañía, parece que no se valoró el riesgo al alza, provocando la expansión de la zona afectada. Repsol también debe explicar por qué la portavoz afirmó la necesidad de formar a nuevo personal para ampliar las labores de limpieza y contención. Esto podría apuntar a que el protocolo de contingencia no contemplaba tal situación o no se disponía de un dispositivo de emergencia a la altura.

Independientemente de que Repsol sugiera que no son culpables del desastre, según los artículos 1970 del Código Civil y 144 de la Ley General del Ambiente peruanos  la responsabilidad de Repsol es objetiva: no necesita un factor de dolo o culpa a la hora de determinar su responsabilidad civil. El hecho de que trasladara materiales peligrosos es suficiente. Mientras Repsol evita ser identificado como culpable de cara a la opinión pública, los ecosistemas y la población de la zona ya han sufrido daños irreversibles por unas medidas que han resultado ineficaces.

La organización ecologista recuerda que este no es en absoluto un caso aislado. Repsol tiene en Perú un amplio historial de impactos socioecológicos, denuncias de malas prácticas y violaciones de derechos humanos, siendo especialmente graves los impactos de su actividad de extracción de hidrocarburos en la región amazónica de Camisea. El de las playas de Ventanilla es uno de muchos casos de vertidos de petróleo que ha sufrido Perú, entre ellos los más de 400 derrames que han afectado a la Amazonía peruana entre 2000 y 2019. Aunque la tendencia mundial de este tipo de accidentes es a la baja, los daños son muchas veces irreparables. En 2021 se produjeron cinco derrames de tamaño medio (7-700 toneladas) y uno de gran escala (más de 700 toneladas), al que hay que sumar el del pasado fin de semana en Perú. Ecologistas en Acción resalta que una economía basada en el petróleo y sus derivados es incompatible con la vida.


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