La seguridad de las presas de Riotinto en manos de consultores que afirman que el río Odiel desemboca en el Mediterráneo

La Delegación Territorial en Huelva de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul pretende dar el visto bueno, mediante un Dictamen Ambiental favorable, al recrecimiento de las balsas mineras de Atalaya Riotinto Minera, S.L.U. De esta forma, los muros de cierre de ambas balsas, secciones de Cobre y Aguzadera, alcanzarían la cota de 417 metros sobre el nivel del mar, para albergar 161 millones de toneladas de lodos. que se añadirían a los 182 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos ya acumulados.

Ecologistas en Acción ha presentado alegaciones y se opone frontalmente a ese Dictamen Ambiental, porque omite la evaluación del impacto ambiental del incremento del riesgo de rotura que conlleva el recrecimiento de las balsas. La administración ambiental competente alega que se trata exclusivamente de una cuestión técnica de seguridad minera, sin haber estudiado los riesgos ambientales de esa rotura.

La organización ecologista señala que se repite el mismo patrón de omisión de obligaciones que condujo a la rotura de la balsa de lodos de la mina de Aznalcóllar en 1998. Aquello provocó un vertido tóxico de 6,5 millones de toneladas de lodos, mientras que una rotura de las balsas de Riotinto derramaría unos 120 millones por toda la cuenca del río Odiel hasta su desembocadura en Huelva, en el Océano Atlántico, afectando probablemente a las costas de Doñana y también al litoral de Portugal y Marruecos.

Ecologistas en Acción denuncia que la administración ambiental competente ignora por completo las objeciones técnicas del Instituto Geológico Minero de España (IGME), publicadas en un informe en mayo de 2022, que recomienda “autorizaciones parciales progresivas al proyecto de recrecimiento, y no una autorización única hasta la cota final proyectada (+417 m), con el fin de comprobar durante la fase de construcción las hipótesis de cálculo realizadas en la fase de proyecto y que atañen los cálculos de estabilidad propuestos”.

Para la organización ecologista resulta incomprensible que la consultora Kight Piésold, contratada por Atalaya Riotinto Minera, asegure que “el evento de rotura es independiente del posterior arrastre de los sedimentos depositados que se desarrollará progresiva y gradualmente en el río Odiel hacia su desembocadura en el Mar Mediterráneo”, demostrando, a su juicio, un total desprecio a los más elementales conceptos de geografía y de prevención ambiental.

Asimismo, Ecologistas en Acción remarca que esta grave ausencia de fiabilidad técnica de los consultores de Kight Piésold queda de manifiesto también al confundir las obras del proyecto de la Presa de Alcolea con una “bodega”, es decir, una infraestructura de almacenamiento comercial, en el informe que realizó en 2021 titulado ‘Rotura y análisis de vaciado del depósito de estériles del proyecto Riotinto’. Destacan que esto denota que no han realizado una sola visita al terreno, ni probablemente a España, algo que podrían haber evitado contrastado las imágenes de Google Earth con técnicos españoles del proyecto minero.

“En febrero de 2022, en respuesta a nuestras alegaciones, han llegado a afirmar que este proyecto de Presa de Alcolea, cuyo destino final sería formar un embalse de agua para riego, podría considerarse una medida de seguridad añadida para frenar el vertido de lodos ante la más que probable rotura de las balsas mineras. La consultora Kight Piésold considera compatible envenenar aguas cuyo destino previsto es de regadío de cultivos de alimentos de consumo humano”, denuncia Isidoro Ignacio Albarreal, portavoz de Ecologistas en Acción en Andalucía.

Las Marismas del Odiel forman parte de la Red Europea Natura 2000, tanto por incluir una Zona de Especial Protección de las Aves (ES0000501 Espacio marino del Tinto y del Odiel) como por ser Lugar de Importancia Comunitaria (ES0000025 Marismas del Odiel) y está reconocida como Zona Húmeda de Importancia Internacional (Convenio Rámsar). Sin embargo, para Ecologistas en Acción con absoluto desprecio a estos valores ambientales, sociológicos y de economía sostenible, Kight Piésold asegura que tras un hipotético (altamente probable, en opinión de la organización ecologista) evento de rotura, dan por supuesto que los estériles, lodos mineros altamente contaminados con metales pesados, se depositarían plácidamente en el cauce del río primero y posteriormente en las “planicies de inundación de la parte baja del río Odiel”.

La administración competente, en este caso la Delegación Territorial de Huelva, afirma que “la Modificación Sustancial de la Autorización Ambiental Unificada no es el procedimiento para pronunciarse sobre la estabilidad de dichas instalaciones de residuos mineros […], que serán objeto de un proyecto que deberá aprobar la autoridad competente en materia de minas”. Para Ecologistas en Acción esto es un intento evidente de eludir de manera reiterada su responsabilidad de evaluar, según la legislación vigente, la vulnerabilidad del proyecto ante riesgos de accidentes graves o catástrofes, así como de analizar la probabilidad de provocar efectos adversos significativos en el medio ambiente.

A pesar de que el informe del profesor Steven H. Emerman de septiembre de 2019 alerta de la alta probabilidad de la rotura de la presa ampliada, la Delegación Territorial, conocedora de dicho informe, ha omitido en su dictamen los efectos transfronterizos de un eventual vertido tóxico en el Océano Atlántico, hacia las costas de Portugal, e incluso hacia aguas continentales de Marruecos.

Ecologistas en Acción exige que se atienda las recomendaciones del estudio del riesgo de rotura de las balsas mineras que realizó Emerman antes del recrecimiento ahora propuesto. También que se realice una simulación, por técnicos independientes, de las inundaciones y los efectos ambientales que provocaría el vertido tóxico en todo el cauce del río Odiel, incluyendo zonas pobladas e industriales de Gibraleón y Aljaraque, y por supuesto las Marismas del Odiel.

Por último, señalan que, aplicando el principio de precaución, como mínimo se atiendan las recomendaciones del IGME, y se tomen las medidas necesarias para evitar una rotura por licuación, que según la propia consultora dependiente sería el caso más significativo de los ocurridos hasta la fecha en el mundo.