Ecologistas Extremadura denuncia que la Diputación de Badajoz usa herbicidas en el Día Internacional de la Biodiversidad
La organización ecologista denuncia el uso de herbicidas con el agravio añadido de promocionar en otros espacios actividades y acciones por el Día Internacional de la Biodiversidad.
Mientras la propia Diputación desarrolla proyectos de conservación de la biodiversidad y publicita el día Internacional de la Biodiversidad en otras áreas de esa misma administración pública, sus vehículos de mantenimiento de carreteras fumigan con herbicidas las cunetas de la carretera Ba-139 en Táliga, muchas cunetas están plenas de vida, espectaculares y con una elevada riqueza biológica. Los paisajes por donde discurre esta carretera se cuentan entre los más bellos de Extremadura. Unas dehesas únicas cubriendo los valles próximos a las Sierras de Alor y a la de Montelongo ambas incluidas en un Espacio Protegido incluido en la Red Natura 2000 de la Unión Europea.
Se da la circunstancia de que algunos ciclistas han pasado por la carretera justo después de arrojar los herbicidas y han aspirado estas sustancias tóxicas; consideran increíble que en estos tiempos con tantos problemas sanitarios una administración pública no ponga ningún cuidado en afectar a los ciudadanos directamente mediante las sustancias venenosas arrojadas, como con la contaminación producida sobre los suelos y sobre las aguas de escorrentía en las propias cunetas, desde esta organización recuerdan la necesidad de dejar señalizados estos tratamientos un tiempo prudencial para evitar intoxicaciones de ganado o de personas que recojan plantas para uso alimentario (como espárragos) de las cunetas.
Desde Ecologistas Extremadura piden a las administraciones públicas como la Diputación de Badajoz que dejen de usar estas técnicas tan dañinas para la biodiversidad y se preguntan para qué sirven las políticas de transición ecológica si se sigue contaminando de una forma tan gratuita e inconsciente. Extremadura es una de las regiones más valiosas en biodiversidad de una Europa muy preocupada por el medio ambiente. Si pretendemos ser una potencia turística en este sentido no podemos engañar a la ciudadanía; las administraciones públicas son las que tienen que dar ejemplo al sector privado y a toda la sociedad civil. Y plantean, ¿De qué sirve gastar un montón de dinero en proyectos «medioambientales» si después se actúa en sentido totalmente contrario?