Las mujeres plantan cara a la precariedad
La portavoz de Unidos Podemos en el Congreso asiste, junto a Pilar Lima, a la asamblea contra la precariedad celebrada en Elche.
Irene Montero, portavoz de Unidos Podemos en el Congreso de los Diputados y Pilar Lima, senadora de Unidos Podemos por la Comunidad Valenciana, han acompañado este jueves a medio centenar de mujeres en una asamblea contra la precariedad donde se les ha trasladado la necesidad de llevar a las instituciones el problema de la economía sumergida y las condiciones laborales.
¿Quién hace nuestros zapatos? ¿Quién cuida a nuestros ancianos? ¿Y a nuestros niños? ¿Quién estira las sábanas cuando dejamos un hotel? Estas preguntas hoy se han expresado en voz alta en Elche. Un grupo de mujeres han tenido la valentía de mirarse las unas a las otras y reconocerse en la precariedad para poner fin a la situación que viven, compartiendo experiencias y propuestas.
Cocineras, camareras, limpiadoras, camareras de piso, cajeras de supermercado, teleoperadoras, pensionistas, estudiantes, trabajadoras del calzado (aparadoras), emigrantes, cuidadoras de personas con dependencia, afectadas por las hipotecas, madres desempleadas, autónomas… han expresado en esta cita la necesidad de compartir sus experiencias y propuestas para mejorar la situación laboral y vital de esa mitad de la población que tiene cicatrices por sostener el mundo. “Somos muchas solas en casa y míranos ahora. Y vamos a ser más”, han expresado al inicio de la asamblea.
España es el país de Europa con más trabajos temporales y la mayoría los ocupan mujeres, debido a que sobre ellas recae de forma mayoritaria el trabajo reproductivo y de cuidados (de niñas, niños y personas mayores); de forma que el trabajo temporal y/o a tiempo parcial ayuda a mantener la desigualdad económica entre los sexos al tiempo que “libra” al Estado de asumir una política pública de verdadera ayuda a la dependencia o de educación universal y gratuita. La situación se agrava en el caso de las mujeres mayores, ya que la precariedad laboral tiene consecuencias nefastas en el último tramo de la vida donde se produce una doble discriminación.
En el caso de Elche, el sector del calzado se mantiene vivo gracias a las aparadoras, un colectivo gravemente afectado por las condiciones de trabajo y la economía sumergida. Aurora Sales, representante del sector del aparado de Elche, ha explicado que «la economía sumergida en el sector de las aparadoras tiene que llegar al Congreso».
Según datos recogidos y publicados en un estudio coordinado por el profesor de la Universidad de Alicante Josep-Antoni Ybarra sobre economía del calzado en la comarca alicantina del Vinalopó, hay 7.332 mujeres trabajando en negro frente a 1.542 hombres.
Por todo ello, Irene Montero, ha aseverado a la entrada de la asamblea que «aunque M. Rajoy diga que no hay que meterse en esto, la verdad es que hay mujeres haciendo zapatos en Elche por uno o dos euros la hora».
Por si fuera poco, las mujeres también sufren una segregación vertical derivada del llamado “techo de cristal”, concepto que hace referencia a las barreras supuestamente invisibles, en tanto que están arraigadas en lo más profundo de la cultura patriarcal, que encuentran las mujeres a la hora de abrirse paso en su carrera profesional e ir progresando hacia puestos de mayor responsabilidad.
Es el siglo de la revolución de las mujeres y en Elche han decidido unirse para abordar juntas la urgente lucha contra la desigualdad.