Redacción •  Actualidad •  26/03/2025

Representantes del mundo de la cultura y el activismo por la paz presentan el manifiesto «No nos resignamos al rearme ya la guerra» firmado por más de 800 organizaciones y 16.000 personas

  • La actriz Carolina Yuste y el actor Juan Diego Botto han hecho la lectura pública del manifiesto hoy en un acto en las escaleras de los leones del Congreso de los Diputados, coincidiendo con la comparancia extraordinaria del Presidente Pedro Sánchez en el pleno del Congreso sobre gasto militar.
  • El manifiesto, que se posiciona firmemente contra el rearme y el incremento del gasto militar, ha sido secundado por más de 800 organizaciones, así como más de un centenar de personas destacadas del mundo de la cultura, la academia y el activismo, recogiendo más de 16.000 firmas en tan solo una semana.
Representantes del mundo de la cultura y el activismo por la paz presentan el manifiesto «No nos resignamos al rearme ya la guerra» firmado por más de 800 organizaciones y 16.000 personas

Madrid, 26 de marzo de 2025.“No nos resignamos a la guerra, porque no queremos la paz de los cementerios, porque la historia nos demuestra que el único camino realista para conseguir la paz no es militar, sino político. Pónganse manos a la obra y trabajen por la paz, se lo exigimos”. Así termina el manifiesto presentado hoy en Madrid y firmado por más de 16.000 personas, entre ellas cerca de 850 organizaciones y personas del mundo de la cultura, la academia y el activismo. Entre ellas, Aitana Sánchez-Gijón, Aitor Merino, Alberto San Juan, Almudena Carracedo, Amparo Sánchez Amparanoia, Ana Rosetti, Ana Turpin, Àurea Márquez Alonso, Carlos Bardem, Carlos Olalla, Edurne Portela, Enrique Gracia, Fele Martínez, Fernando Berlín, Gabriela Wiener, Gerardo Tecé, Gervasio Sánchez, Gorka Otxoa, Guillermo Toledo, Isaac Rosa, Javier Bardem, Javier Corcuera, Javier Gallego, Joan Roura, Jonathan Martínez, Jose Ovejero, Lola Bañón, Luis Pastor, Luis Tosar, Luz Olier, Manuel Rivas, María Botto, Marta Belenguer, Marta Sanz, Marwan, Montserrat Cano, Montxo Armendáriz, Muerdo, Nathalie Poza, Nüll Garcia, Nur Levi, Olga Rodríguez, Pedro Pastor, Puy Oria, Raúl Tejón, Roberto Montoya, Rosa Maria Artal, Rosana Pastor, Rozalén, Sergio Peris-Mencheta, Teresa Aranguren, Victor Claudin, Albert Caramés, Alejandro Pozo, Amaia Pérez Orozko, Ana Barrero, Carlos Taibo, Carmen Magallón, Cecile Barbeito, David Bondia, Elena Grau, Enric Tello, Enrique Quintanilla, Eva Aladro, Fernando Luengo, Fernando Valladares, Ferrán Izquierdo, Gabriela Serra, Helena Maleno, Irene Comins, Itziar Ruíz Giménez, Jaime Pastor, Javier Raboso, Jokin Alberdi, Jordi Calvo, Jordi Mir, Jordi Muñoz, Jorge Riechmann, José Angel Ruiz, Josep M. Royo, Juan Hernández, Koldobi Velasco, Luca Gervasioni, Luis Rico, Manuela Mesa, Marco Aparicio, Maria Oianguren, María Isasi, Mario López, Martí Olivella, Maria Villellas, Marina Caireta, Miquel Carrillo, Montserrat Cervera, Pedro Ramiro, Pepe Beunza, Pere Brunet, Pere Ortega, Salvador López Arnal, Sani Ladan, Sonia París, Tica Font, Tom Kucharz, Vicenç Fisas, Víctor Alonso Rocafort y Yayo Herrero, entre muchas otras.

El objetivo del manifiesto, que han presentado públicamente hoy más de una treintena de representantes de organizaciones de la sociedad civil de todo el Estado, junto a profesionales del mundo de la cultura, la actriz Carolina Yuste y el actor y director Juan Diego Botto, es mostrar al Gobierno que una gran parte dela sociedad no quiere la guerra ni que España se vea abocada a ella al emprender el camino de la militarización, la armamentística y la participación directa o indirecta en conflictos, que consideran que pueden ser evitados y que deben ser siempre gestionados. desde la política.

El manifiesto “No nos resignamos al rearme ya la guerra en Europa” ha sido impulsado por las principales ONG de paz del estado, con el apoyo de más de 800 organizaciones y colectivos, y personas destacadas del mundo de la cultura, la academia y el activismo . Las organizaciones impulsoras ven con preocupación la deriva belicista en el continente europeo: desde el plan Rearm Europe de Ursula von der Leyen, el envío de tropas europeas a Ucrania y el uso de la disuasión nuclear por parte del presidente francés Emmanuel Macron.

El texto cuestiona el aumento desenfrenado del gasto militar que se proponen aprobar los gobiernos europeos “sin debate ciudadano, sin transparencia ni detalle y con urgencia”, a la vez que alerta que toda esa inversión de millones no sólo no irá destinada a mejorar la educación, la sanidad, la situación de la vivienda, la precariedad en la cultura, la armonía medioambiental o la solidaridad internacional, sino que irá en detrimento de todo ello.

También señala la preocupación ante la posibilidad de que «esta estrategia lleve a una larga guerra con Rusia, que sabemos que no es para defender el Derecho Internacional Humanitario, la libertad, los derechos humanos o para proteger a los más débiles. De ser así, la actitud frente a Netanyahu sería la misma que frente a Putin. Esta Europa que calla o, peor aún, apoya a Israel en su genocidio en Gaza y Cisjordania e incluso persigue definir quiénes lo denuncian, necesita redefinir claramente cuáles son esos valores comunes cuya defensa se plantea como justificación para el rearme”.

«El Gobierno debe ser consciente de que las decisiones que tome hoy pueden tener como consecuencia que nuestros hijos y nietos puedan ser reclutados para ir a la guerra en unos años. Además, destinar una gran parte de nuestro presupuesto público a comprar destructores, bombarderos, misiles o tanques nos dejarán sin recursos para las prioridades de seguridad de nuestro país: el acceso a la vivienda, la sanidad, la educación o las pensiones públicas», ha apuntado Jordi Calvo, coordinador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

Por otro lado, Cristina Muñoz Pavón, directora general de Alianza por la Solidaridad , ha destacado que «las guerras y los contextos de militarización siempre intensifican las violencias contra las mujeres y niñas. Defender la paz no es solo una postura ética, es una condición imprescindible para proteger y avanzar en los derechos de las mujeres. No hay justicia de género posible en un continente que apuesta por las armas en lugar de por la vida» .

Javier Raboso, director de Campañas de Greenpeace España ha apuntado que “mientras la Unión Europea moviliza enormes sumas de dinero en armamento, ignora la urgencia de proteger a la población europea del colapso ecológico, la crisis climática y la pobreza. La gente común sufre inundaciones, sequías y el impacto de una energía cada vez más cara debido a nuestra dependencia de los combustibles fósiles importados, incluidos los de Rusia y EE.UU. Hoy, Día Mundial del Clima, no podemos olvidar que el cambio climático es una amenaza existencial para la seguridad de toda la ciudadanía europea. Garantizar los recursos necesarios para la transición ecológica es la inversión más acertada en bienestar, estabilidad y autonomía estratégica”.

Manifiesto

‘No nos resignamos al rearme y a la guerra en Europa’

¿Hay alguien, en Europa o en cualquier otra parte del mundo, que no quiera defender a sus seres queridos de una posible amenaza? ¿Que no desee alejar la sombra terrible de la violencia de su vida y la de los suyos? ¿Que no sueñe con un futuro en el que sus hijos e hijas, los de sus amigos y vecinas puedan vivir en paz, desarrollarse como personas, tener trabajos dignos, habitar un planeta habitable, tener un techo sobre sus cabezas, disfrutar de la cultura o de las relaciones sociales enriquecedoras y constructivas y vivir vidas libres de todo tipo de violencias? La sociedad necesita la seguridad que da una sanidad y educación públicas de calidad para todas las personas, la juventud necesita una casa donde vivir, nuestros mayores no quieren ver peligrar su pensión y, sobre todo, no queremos que nuestros hijos y nietos vivan el horror de la guerra.

¿En qué medida exactamente contribuye a ese futuro en paz el aumento desenfrenado del gasto militar que se proponen aprobar los gobiernos europeos sin debate ciudadano, sin transparencia ni detalle y con urgencia? ¿Qué parte de esos miles de millones va destinada a mejorar la educación, la sanidad, la terrible situación de la vivienda, la precariedad en la cultura, la armonía medioambiental o la solidaridad internacional? ¿No sería necesario invertir en mayores esfuerzos políticos y diplomáticos que ante las amenazas de agresión busquen caminos de diálogo todavía no explorados?

¿Es estúpido, simplista o naif desear esto, defender la paz y la justicia social? ¿Es quizá más inteligente, elaborado y maduro creer que los vientos de guerra, el lenguaje belicista y la apuesta por las armas traerán un futuro mejor?

No, no nos resignamos a la guerra. El rearme de Europa no traerá la paz, no contribuirá a la distensión, sino que nos acercará aún más a la guerra. Los contextos militaristas suelen ir acompañados, además, de retrocesos en derechos, libertades y políticas sociales, originan miedo y alarma social, escenario idóneo para normalizar mecanismos de represión y de autoritarismo, como ya se está empezando a ver.

Nos preocupa que esta estrategia lleve a una larga guerra con Rusia, que sabemos que no es para defender el Derecho Internacional Humanitario, la libertad, los derechos humanos o para proteger a los más débiles. De ser así, la actitud frente a Netanyahu sería la misma que frente a Putin. Esta Europa que calla o, peor aún, apoya a Israel en su genocidio en Gaza y Cisjordarnia e incluso persigue a quienes lo denuncian, necesita redefinir claramente cuáles son esos valores comunes cuya defensa se plantea como justificación para el rearme.

La ciudadanía de nuestro país ha demostrado sobradamente en el pasado su compromiso con la paz y con las políticas antibelicistas. Forman parte de nuestra memoria colectiva reciente las multitudinarias manifestaciones en contra de la guerra de Irak impulsada de manera ilegal por el Gobierno de José María Aznar, el movimiento de rechazo a la permanencia de nuestro país en la OTAN que llegó a movilizar más del 43% del voto emitido en aquel lejano referéndum, o el movimiento de lucha contra el servicio militar obligatorio hasta su eliminación en el año 2001.

El aumento del gasto militar europeo -hasta 800.000 millones de euros en cuatro años- anunciado por la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen, se va a realizar a través de un mecanismo de excepcionalidad que evitará el debate en los parlamentos y, en general, la información clara y detallada a la ciudadanía europea.

No podemos ni queremos aceptar que el dinero de nuestros hospitales públicos, nuestras escuelas y nuestras Universidades públicas, nuestro sistema de atención a la dependencia, nuestras políticas de protección y de cobertura social para los momentos de dificultad, de lucha contra el cambio climático, la violencia machista, el racismo o de protección frente a emergencias, de cooperación, vaya a ser destinado a comprar tanques, fusiles, cazas y misiles para la guerra, porque así lo hayan decidido las élites belicistas que gobiernan actualmente Europa y los EEUU.

La verdadera seguridad que necesitamos es la seguridad vital que nos aportan con su sola existencia nuestras pensiones públicas, nuestros médicos y médicas de atención primaria, nuestros tratamientos gratuitos en hospitales públicos contra cualquier dolencia o enfermedad que nos afecte, nuestra formación garantizada en escuelas y Universidades públicas que nos dotan de igualdad, nuestro sistema de becas, nuestras prestaciones por desempleo en caso de necesidad, el Ingreso Mínimo Vital, nuestros bomberos y bomberas apagando incendios en nuestros montes o rescatando gente en nuestros pueblos y ciudades cuando se desata una emergencia, o el desarrollo y puesta en práctica de políticas públicas feministas que avancen en la defensa y protección de los derechos de las mujeres y en la lucha por la erradicación de las violencias machistas.

Los climas bélicos se diseñan en cómodos despachos, pero son los pueblos quienes pagan las consecuencias. Por ello, este momento es de extrema importancia para disipar la tensión creciente y defender un modelo de paz, de bienestar social y de ampliación de derechos para todos. El momento presente requiere de responsabilidad, políticas audaces, altura de miras y cultura de paz.

No nos resignamos a la guerra, porque no queremos la paz de los cementerios, porque la historia nos demuestra que el único camino realista para conseguir la paz no es militar, sino político. Pónganse manos a la obra y trabajen por la paz, se lo exigimos.

Léelo en Euskera, Galego, Asturianu y Català en este enlace.

El listado completo de organizaciones y personas firmantes del mundo de la cultura, la academia y el activismo, se puede consultar aquí.


antimilitarismo /