Equo Verdes defiende una Bahía de los Genoveses libre de hoteles
- La viabilidad del proyecto de hotel del Cortijo de Las Chiqueras, además de suponer un impacto a los hábitas, flora y fauna, desregula una protección medioambiental que abre la puerta a proyectos similares en otras zonas sensibles como la Cala del Plomo, la de San Pedro o las Salinas de Cabo de Gata.
- 65 mil personas han firmado ya la iniciativa "NO AL HOTEL EN GENOVESES" en la plataforma Change.org.
Los Verdes Europeos almerienses se oponen a la ejecución del proyecto para habilitar como hotel el Cortijo Las Chiqueras (finca del Romeral) frente a la Bahía de Los Genoveses, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, que ofrecerá el privilegio de poder pernoctar donde no puede hacerlo nadie más, suponiendo un agravio comparativo con el resto de la oferta hostelera y de restauración. Y destacan que su actividad generará un impacto no deseable relacionado con el aumento de la presión turística, el tránsito de vehículos, el acceso a las playas, y la demanda de agua y residuos en una zona de alto valor ecológico cuya prioridad debía ser la protección de sus hábitas, fauna y flora, poniendo en entredicho la calificación de “espacio de campeo” del águila perdicera que tolera muy mal la presencia humana.
El proyecto, rechazado en el 2017 a raíz de la contestación social, ecologista y política (alegaciones presentadas por Amigos del Parque, GEM, IU y Equo), ha conseguido la declaración de viabilidad medioambiental de la Junta de Andalucía al considerar que las modificaciones presentadas hacen compatible el proyecto con la normativa del espacio natural protegido; siendo respaldado por el ayuntamiento de Nijar, quien ha informado de que el uso solicitado sería compatible con el régimen urbanístico del suelo.
Desde Equo se entiende, que, a pesar de las innovaciones que incluía el proyecto para ser respetuoso con el entorno natural (uso de energías renovables, bioconstrucción, etc) y, las mejoras actuales introducidas para adecuarlo, de algún modo, a la normativa (no aumentar la superficie total construida, ni alterar las características de terreno y paisaje), entran en contradicción con otras medidas aplicadas para la protección del Parque como controlar las visitas, el tráfico rodado y estancias, derivando a los visitantes al núcleo urbano. Por lo que siguen considerándolo incompatible con el uso previsto en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) al seguir tratándose de un negocio turístico de hostelería incompatible con la designación de la zona como C1 (apta para usos y actividades relacionadas con los cultivos agrícolas) y que puede sumar, entre clientes y trabajadores, una ocupación diaria de más de 100 personas.
Por todo ello, los verdes almerienses se preguntan cuál es el modelo de Parque, y qué futuro les espera a los otros entornos naturales de Andalucía del litoral andaluz, máxime tras la aprobación (en plena pandemia del Covid-19) por el Gobierno andaluz del PP, Ciudadanos y Vox del Decreto-ley de Mejora y Simplificación de la Regulación para el Fomento de la Actividad Productiva de Andalucía, que, bajo la excusa de acelerar los trámites administrativos, elimina las garantías ambientales y desregula la protección medioambiental de la Comunidad, fomentando así la especulación urbanística y profundizando en el modelo de desarrollo que nos llevó a la crisis del 2008.
No es el momento de volver a la insostenible e injusta normalidad anterior a la pandemia, al contrario, debemos seguir las indicaciones de los expertos que piden cambios económicos, sociales y políticos sin precedentes para hacer frente a la crisis ecológica y climática que tanto tienen que ver con nuestra salud y con un futuro vivible.
Para el coportavoz, Manuel Pérez Sóla, el peligro de este proyecto, mas allá de su impacto, reside en que se abre la puerta a proyectos similares en otras zonas sensibles como la Cala del Plomo, la de San Pedro o las Salinas de Cabo de Gata, cuando ya existe una sobre oferta hotelera en el perímetro del Parque Natural, cerrada buena parte del año. El modelo turístico debe de cambiar de rumbo hacia otro basado en la calidad y sustentabilidad del territorio, dentro de una economía diversa, de alto valor añadido y desligada de los combustibles fósiles. Sin embargo, asistimos a la mentira de la nueva normalidad, disfrazada de crecimiento verde y sostenible, que se oculta tras las modificaciones para no cambiar las estructuras económicas.