El PCE de Aragón denuncia la falta de escrúpulos de las empresas aragonesas durante la crisis del coronavirus
La crisis del COVID-19 ha puesto en evidencia que la clase trabajadora es la que hace funcionar la sociedad y cómo el mundo empresarial no tiene escrúpulos ni tan si quiera en medio de una crisis sanitaria como la que padecemos.
Empresas que no cumplen con las mínimas medidas de protección y salud laboral y que tan solo por la acción decidida de sus trabajadoras y trabajadores se han visto obligadas a tomar medidas, llegando en casos como en la “Balay” a parar la producción por no tener las mínimas medidas de protección ante el coronavirus. Llamamos a denunciar ante la Inspección de trabajo los casos en los que se estén vulnerando las medidas de protección.
Desde el Partido Comunista de España y la Juventud Comunista en Aragón denunciamos esta actitud, pero también el lavado de imagen que algunas empresas pretenden hacer en esta crisis, con la connivencia del gobierno de las derechas de Zaragoza a través de la campaña «Vamos a ganar», dónde venden la imagen de solidarias en lo que tan solo es una campaña publicitaria, entre ellas “Coca Cola”, “Pikolín” o la propia “Balay”. La verdadera solidaridad es la anónima de los grupos de apoyo en los barrios, de las y los vecinos que bajan a comprar a las personas mayores de su comunidad… Desde el PCE en Aragón y la Juventud Comunista mostramos nuestro apoyo a estas iniciativas porque las redes de solidaridad popular y apoyo son ahora más necesarias que nunca. A su vez condenamos la falta de escrúpulos de ciertas empresas que aprovechan una crisis como esta para hacer publicidad encubierta de falsa solidaridad.
Son muchas las situaciones donde la falta de escrúpulos empresariales está poniendo en peligro la salud de sus plantillas y del conjunto de la sociedad, casos como el de “Papá Jhons” o “Mayorel”, empresa de telemarketing en Zaragoza, sector absolutamente prescindible, donde tuvo que acudir la policía nacional ante la llamada de sus trabajadoras y trabajadores por realizar su actividad sin ninguna medida de seguridad. Si algo está demostrando esta crisis, también en Aragón, es el papel fundamental de los sindicatos, tantas veces denostados, que están ejerciendo una labor firme de defensa de la clase trabajadora ante las tropelías de los empresarios que aprovechan momentos de confusión como estos.
El modelo económico impuesto en Aragón, arrastrando el sector servicios (turismo) y tras el cierre de Opel y todas las empresas auxiliares del auto a través de Ertes, va a tener como resultado un impacto brutal para el conjunto de la clase trabajadora en nuestra comunidad.
Agradecer al personal sanitario, de servicios de limpieza, cuidadoras de personas dependientes, plantillas de residencia y, por supuesto, a quien desempeña su labor en empresas alimentarias, logística, etc… sectores no tan profesionalizados y explotados que hoy contribuyen a sacar a nuestra comunidad adelante. Hoy más que nunca se debe tener
conciencia de la importancia que como trabajadores y trabajadoras tenemos para el bien común, hoy más que nunca: conciencia y orgullo de clase.