El Sindicato de Trabajadores/as de la Enseñanza de Madrid (STEM) ante el inicio del curso 2022/23
- STEM analiza los pormenores del inicio de curso en la Comunidad de Madrid, tratando aspectos como las ratios, el aumento de retribuciones recientemente anunciado por la Presidenta Ayuso o las dificultades ocasionadas por la implantación de la LOMLOE o los últimos planes anunciados por el Ministerio.
- Madrid, entre las regiones más caras del Estado sigue a la cola del ranking solo por encima de Aragón, en un contexto de subida de precios generalizada.
Comunicado
Comenzado el nuevo curso, nada nuevo bajo el Sol: Ese corsé que ahoga sin prisa pero sin pausa a la educación pública madrileña aprieta aún más si cabe. El profesorado madrileño sigue buscándose la vida para formar a nuestro alumnado entre los recortes y los ataques de la Administración regional y las dificultades derivadas de la implantación de una nueva Ley educativa. Bienvenidas hubieran sido estas últimas si el Ministerio hubiera tomado alguna de las medidas realmente importantes de cara a mejorar la calidad educativa, entre las cuales hay una crucial para la que es competente: la bajada de ratios.
Con perdón de la Presidenta Ayuso, a la que tanto le gusta el protagonismo, empezaremos hablando precisamente de las medidas estrella anunciadas desde el Ministerio… que bien podrían entenderse como otra gran oportunidad perdida de destinar los recursos públicos a lo que realmente importa. Tal es el caso del nuevo Marco de las Competencias Digitales de los Docentes: Millones de euros de fondos europeos que irán a manos de entidades privadas para cursos y certificados que previsiblemente acabarán siendo condición necesaria para la percepción de determinados complementos salariales. La sobrecarga de trabajo para el profesorado y la sobrecarga burocrática para los centros se da por descontada.
Hablando de sobrecarga y de burocracia, también debemos agradecerle a este Gobierno la implantación de la figura del Coordinador de Bienestar. Cualquiera diría que hay una conspiración para ponernos cada vez más difícil el desempeño de nuestra verdadera tarea, que es la enseñanza… más teniendo en cuenta que no se prevé reducción horaria para la realización de unas funciones que, al igual que las del coordinador COVID, corresponderían a perfiles profesionales muy concretos, y no “al que le toque” o a aquellos voluntarios que por mucho voluntarismo que muestren no dispondrán ni del tiempo ni de las herramientas necesarias para desempeñar unas funciones que implican una gran carga de responsabilidad y unos conocimientos que difícilmente se pueden adquirir en un cursillo “express”.
Por lo que respecta al ámbito autonómico, nos indigna que bajo la denominación de “becas” la Comunidad de Madrid continúe derivando recursos públicos a los que más tienen, que se sigan cerrando unidades en centros públicos… Que miles de alumnos y alumnas que solicitan una plaza pública queden abocados a matricularse en centros privados, llegando a cifras escandalosas en enseñanzas no obligatorias pero de vital importancia a nivel social como es la FP. Nos indigna que los Equipos de Orientación funcionen con plantillas muy por debajo de los estándares que recomienda la UNESCO o que nos llevemos las manos a la cabeza por estar a 27 grados en un bar pero por algún extraño motivo no se pueda poner un aparato de aire acondicionado en un aula.
Esto no es nada nuevo en la Comunidad de Madrid; es más de lo mismo y no por ello es menos indignante. Pero nos indigna más si cabe que supuestos garantes la escuela pública nos tomen por tontos poniéndose de perfil en los temas más importantes, para los que tiene competencias: la reducción de las ratios y de los periodos de docencia directa. Apenas empezado el curso, sigue incrementándose en la Comunidad de Madrid el número de grupos por encima de ratio ya en septiembre (hasta 33 alumnos por aula en grupos de ESO), mientras se siguen cerrando unidades. Y el Ministerio se lava las manos.
En lo referente al currículum, entre los caprichos de Ayuso y las “innovaciones” de Alegría, nos encontramos con reducciones horarias en determinadas asignaturas sin la consiguiente reducción de contenidos, y con la reducción a la mínima expresión o las restricciones a la elección de determinadas materias optativas, alejándonos cada vez más del ideal de formación integral. Todo esto mientras se mantiene la catequesis en los centros (y en Madrid, por supuesto, hasta el límite de las posibilidades legales). A esto tenemos que añadir el despropósito de intentar implantar el bilingüismo en Infantil, lo que de momento se está traduciendo en la ampliación del horario de Inglés en una etapa fundamental para la adquisición del lenguaje oral y la socialización en la lengua castellana y que si acaba suponiendo, como ya ocurrió en Primaria, la impartición de determinadas áreas en inglés, puede suponer el desplazamiento de profesionales por el hecho de no tener la habilitación lingüística.
La anunciada reducción de ratio a 20 en el nivel de 3 años no se cumple en un buen número de centros, y de aplicarse el ritmo previsto tardaría 8 cursos en llegar a 6º de Primaria, si es que esa es la intención de la Administración (hecho que no han confirmado en ningún momento). Y nada sabemos de la tan necesaria reducción de ratios en Secundaria, con cientos de aulas por encima de la ratio legal de 30 ya al inicio del curso. No es mal momento para recordar que, cuando tras el anuncio de la huelga de inicio del curso 2020-2021 la Presidenta Ayuso anunció reducciones de ratios en determinados niveles (las más significativas en 1º y 2º de ESO), proclamó su intención de que estas reducciones fueran permanentes. Al curso siguiente se volvió a las ratios pre-COVID y ahora nos pretenden contentar con la estrategia del palo y la zanahoria: migajas propias de periodo preelectoral para tenernos tranquilos.
Tal es el caso del anunciado incremento de retribuciones. Madrid, entre las regiones más caras del Estado (empezando por el precio de la vivienda) sigue a la cola del ranking (ese concepto que tanto les gusta a nuestros gestores), solo por encima de Aragón, en un contexto de subida de precios generalizada. Mientras, desde la Mesa Sectorial se nos venden como grandes triunfos pequeños complementos para colectivos particulares, muy en la linea de lo que viene siendo, hace años, la política de la propia Consejería: el divide y vencerás (o arañarás un puñado de votos)…
El incremento salarial anunciado por la Presidenta (y aún no plasmado en Boletín Oficial) supondría una subida de 90 euros brutos mensuales para el profesorado de Secundaria y de 75 euros brutos al mes para maestros y maestras… de no producirse subidas en el resto de Comunidades Autónomas, esto nos haría escalar algunas posiciones en el ranking: un profesor o profesora de Secundaria madrileño ya “solo” cobraría 100 euros brutos mensuales menos que uno de la vecina Castilla – la Mancha… y aún podríamos seguir afirmando que dada la carestía de la vida en nuestra región, el profesorado madrileño seguiría siendo de los peor pagados. Solo Cataluña, de no aplicarse una subida similar, podría quedar esta vez algo peor parada en términos comparativos.
Por otro lado, gracias a la falta de convicción y liderazgo del Ministerio a la hora de aplicar la Ley 20/2021 para la reducción de la temporalidad en las Administraciones Públicas, y a la total opacidad de la Administración madrileña, afrontamos un proceso de estabilización que previsiblementesupondrá la consolidación por concurso de méritos de en torno a un 12% del profesorado interino madrileño, y a lo sumo de un 20% si incluimos las plazas que saldrán a concurso-oposición sin pruebas eliminatorias. Para hacernos una idea, estos porcentajes pueden llegar en Canarias al 75-99% y en Cataluña al 52-112%. Todo ello con el aparente acuerdo (porque quien calla otorga) de las organizaciones de la Mesa Sectorial.
Aunque hay quien dice que los mensajes en negativo no son muy buenos como estrategia comercial, como el profesorado madrileño no es nuestra clientela, sino nuestros compañeros y compañeras, nos gustaría decirles que para nosotros saber decir NO es muy importante, y que por tanto, si STEM obtiene la representación necesaria para estar en los órganos de negociación con la Administración regional, NO suscribiremos ningún acuerdo que no contemple:
– Reducción de ratios.
– Reducción de horario lectivo.
– Moratoria en la supresión de unidades.
– Revertir la obligatoriedad, para los interinos, de reexaminarse para permanecer en listas. Cobro de los sexenios y plena igualdad de derechos.
Tenderemos la mano al resto de organizaciones sindicales para acumular la fuerza necesaria para una movilización unitaria por la reducción de ratios en todas las etapas y recuperación inmediata del horario lectivo previo a los recortes de hace una década (condición mínima para la negociación de una bajada aún mayor del horario de docencia directa).
Por supuesto, defenderemos una equiparación salarial real, que como punto de partida nos sitúe, con arreglo al IPC regional, en la media del Estado en cuanto a poder adquisitivo.
Exigiremos la intervención de las inspecciones territoriales cuando un centro arroje indicadores significativos de movilidad de profesorado y una incidencia acusada de bajas de trabajadores y trabajadoras, porque allá donde exista un equipo directivo cacique o incompetente hay que actuar… y no siempre han de pagar los mismos.
Frente al caciquismo, al adoctrinamiento religioso y a las prácticas neoliberales, seguiremos defendiendo, una escuela pública, democrática, científica, laica y al servicio de la clase trabajadora.