A 7 años de su partida: el legado de Marcelino Camacho sigue vigente
Recordamos la figura de Marcelino Camacho cuando se cumplen siete años de su desaparición física. Su legado sindicalista pervive y se muestra hoy totalmente vigente.
Al igual que Julio Anguita, Marcelino Camacho es una figura que inspira respeto a quienes no piensan como él y que provoca una inconmensurable admiración de la que nace el más puro orgullo de los que piensan que la lucha de clases sigue siendo el motor de la historia. Algo que él creyó desde que tomó conciencia siendo un adolescente hasta el final.
Hablando de historia es imperativo categórico expresar que Marcelino Camacho formó parte de ella. Fue una de esas personalidades que con su carisma y sus hechos logran tejer el hilo rojo de la historia que conecta las luchas de diferentes tiempos y las de diferentes pueblos.
Cuando el militar traidor al democrático gobierno del Frente Popular, Francisco Franco, se alzó en armas contra la voluntad del pueblo expresada en las urnas y falló pero no cejó en su empeño golpista, provocando una resistencia al golpe fascista durante 3 años, Marcelino Camacho se unió al ejército popular para luchar contra el fascismo a la edad de 18 años.
Una vez que Franco, con ayuda directa del nazismo y el fascismo italiano, venció a los que defendieron el gobierno surgido en las urnas, emprendió una brutal represión que alcanzó a Marcelino. Siendo condenado a trabajos forzados en varios campos de concentración en los que, como el resto de presos políticos, estaba mal alimentado y maltratado.
Una vez cumplida la condena, Marcelino Camacho regresó a España consiguiendo trabajo como obrero metalúrgico. Fue en ese momento cuando el antifranquista tomó una decisión que impactaría en el país y lo haría reconocible para la sociedad española unos años más tarde: la fundación de Comisiones Obreras (CCOO). Junto con otros camaradas planificó y llevó a cabo los planes para crear un sindicato de clase de inspiración comunista que luchase por los derechos laborales de los trabajadores que en ese momento estaban siendo pisoteados por el régimen dictatorial de Franco.
A causa de la creación de CCOO Marcelino Camacho fue encarcelado durante 9 años. Una vez fuera de la cárcel, gracias a un indulto para los presos del Proceso 1001, continuó su lucha sindical al frente de comisiones. Ganó cuatro veces seguidas las elecciones a la secretaría general del sindicato que ayudó a crear hasta que en 1987 perdió frente a Antonio Gutiérrez.
Marcelino Camacho intentó recuperar la secretaría, ya que las tesis de Gutiérrez eran favorables a abandonar las huelgas y entablar negociaciones con la patronal, algo que el viejo sindicalista pensaba que era un error. Camacho creía en el poder de las huelgas para no perder derechos laborales y sostenía que una posición blanda, que negociar con la patronal traería una pérdida de derechos para los trabajadores. Algo que el tiempo demostró como cierto. Pero ya era tarde, Marcelino no pudo recuperar la secretaria, que a día de hoy sigue en manos de los sectores moderados que mantienen las tesis de Antonio Gutiérrez.
Hasta el final de sus días, Marcelino Camacho siguió militando en CCOO, el Partido Comunista de España (PCE) e Izquierda Unida (IU), manteniendo una vida tranquila, modesta y digna con su compañera Josefina Samper.
Suya es la conocida frase «ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar» que pronunció a la salida de prisión señalando su voluntad inquebrantable de lucha contra el capitalismo.