Activistas de Greenpeace convierten la sede de Naturgy en “zona de guerra” por su compra de gas ruso
- La organización ha simulado un escenario de guerra en las puertas de la empresa energética para denunciar que es la mayor compradora de gas ruso en España.
- Greenpeace ha contabilizado cinco buques cargados de gas de Rusia fletados por Naturgy: cuatro han llegado a la terminal de Bilbao y uno a Ferrol. Con el dinero que ha pagado por ese gas, Putín podría haber adquirido unos 250 tanques de guerra.
- Greenpeace pide a Naturgy y al resto de energéticas que dejen de importar combustibles fósiles rusos y pongan en marcha un plan creíble, progresivo y ambicioso de descarbonización acorde a las demandas de la ciencia.
Madrid, 28 de abril de 2022.- Activistas de Greenpeace han convertido hoy la sede de Naturgy en Madrid en un escenario de guerra para denunciar que la empresa está financiando la invasión de Ucrania con la compra de gas ruso. Humo, siluetas de bombas, sonido de alarmas… La organización ecologista ha llevado su protesta a la misma sede de la compañía de electricidad y gas (la que más gas ruso compra en España) bajo el lema “El gas financia la guerra” y “Naturgy financia la guerra”.
“Hemos venido hasta la sede de xx para decirle que cuando compra barcos cargados de gas por valor de cientos de millones de Euros a una empresa pública de un gobierno autoritario involucrado en una invasión injusta y sangrienta, se convierte en cómplice de lo que ese gobierno hace. Existen pruebas obvias de dónde van esos euros y, además, son en cantidad suficiente para influir en el resultado de sus atrocidades”, ha señalado Paco del Pozo, responsable de la campaña de Combustibles fósiles de Greenpeace.
Gas Natural, ahora Naturgy, es el primer importador de gas ruso para el mercado español con una cantidad en torno al 10% del consumo de gas estos últimos dos años. Naturgy es la mayor empresa de España en distribución y comercialización de gas fósil, y la tercera en generación, distribución y comercialización de electricidad. En 2013, firmó un contrato a 20 años de compra de gas con Yamal LNG. Este consorcio está participado por la compañía gasista pública rusa Novatek (80%) y la energética francesa Total (20%). Novatek es una corporación controlada por dos oligarcas cercanos a Putin, Gennady Timchenko y Leonid Mikhelson, según explica Anders Åslund en su libro Russia’s crony capitalism,
El contrato con Yamal LNG importa una media de 37 buques cargados de gas al año del yacimiento South-Tambeyskoye, situado en la península de Yamal (noroeste de Siberia). Desde el inicio de la guerra, se han contabilizado cinco buques cargados de gas de Yamal LNG, 4 han llegado a la terminal de Bilbao y uno a Ferrol. Según investigaciones realizadas por CREA (Centre for Research on Energy and Clean Air) el valor total de estos cargamentos superan los 530 millones de euros. Con este dinero la maquinaria de guerra de Putin podría adquirir unos 250 tanques T90.
Naturgy no es la única energética que sigue importando fósiles de Rusia. Al menos siete buques de petróleo y petroquímicos han llegado a la península desde el fatídico inicio de la guerra. Greenpeace ha identificado cuatro de ellos han sido descargados en las refinerías de Repsol en Cartagena y Coruña. Repsol, en muchas ocasiones, ha realizado declaraciones sobre su abandono de sus negocios en Rusia. Sin embargo, parece que se trata más de una estrategia mediática calculada que de una intención real de hacerlo. A pesar de sus declaraciones, Repsol contra toda ética, tiene previsto seguir importando petróleo y gas de la guerra.
Fuera de nuestras fronteras, aparentemente cada vez son más las empresas energéticas que cortan sus vínculos con Gazprom, Rosneft y otras empresas rusas de combustibles fósiles. Empresas europeas de combustibles fósiles como Shell y BP han puesto fin a sus asociaciones con Gazprom y Rosneft. Shell puso fin a la asociación con Gazprom y BP abandonó Rusia. A pesar de los comunicados de solidaridad muchas de estas corporaciones siguen importando gas y crudo alegando la imposibilidad de cancelar sus contratos de suministro a largo plazo.
“Si algo hemos aprendido estos años es a no confiar en ninguna empresa energética fósil ni dentro ni fuera de nuestra fronteras, pues su objetivo es mantener su negocio. Greenpeace pide a Naturgy y al resto de energéticas que cesen inmediatamente de importar combustibles fósiles rusos y un plan creíble, progresivo y ambicioso de descarbonización de su negocio suicida acorde a las demandas de la ciencia. El gas fósil, el petróleo y el carbón están alimentando guerras y conflictos y nos están llevando a una catástrofe climática”, ha concluído Del Pozo. “Para garantizar la seguridad energética y mitigar la crisis climática la única solución realista es dedicar todos los recursos disponibles a la transición hacia las renovables, dando protagonismo a la ciudadanía, y a la eficiencia energética”.