Campaña para que el alcalde de Ordizia (País Vasco) retire monumento que atenta contra la dignidad de los pueblos indígenas
Esta es una campaña en la que buscamos adhesiones de las distintas organizaciones indígenas, embajadas de Latinoamérica y Filipinas, medios de comunicación, comités de derechos humanos para presionar a la alcaldía de Ordizia (Guipúzcoa-País Vasco) con el fin de que retire la estatua dedicada al fraile-conquistador Andrés de Urdaneta.
Esta es una campaña en la que buscamos adhesiones de las distintas organizaciones indígenas, embajadas de Latinoamérica y Filipinas, medios de comunicación, comités de derechos humanos para presionar a la alcaldía de Ordizia (Guipúzcoa-País Vasco) con el fin de que retire la estatua dedicada al fraile-conquistador Andrés de Urdaneta.
Esta estatua se encuentra localizada en una de las principales rotondas de Ordizia (ver fotos y vídeo https://youtu.be/Y0oqzGCqBjs )
Andrés de Urdaneta fue un militar ¿Vasco? ¿Español? y clérigo que participó en la campaña de Molucas. Evidentemente esta no fue una expedición de turismo o de placer sino de conquista donde los invasores cometieron bárbaras atrocidades contra los aborígenes de aquellas islas. Tras el éxito preliminar de su “exótica aventura” por los mares de la China en busca de la ruta de las especias, volvió a España donde se sumó a las tropas del sanguinario conquistador Pedro de Alvarado que se aprestaba a partir al virreinato dela Nueva España. Pedro de Alvarado -alias “Tonatiuh”-(“Hijo del sol” puesto que era alto y rubio) provocó un abominable genocidio entre los indígenas de Cuba, México, Guatemala, Salvador y Honduras. (Comparable al holocausto nazi) El diabólico conquistador de origen extremeño fue el principal responsable de la matanza del Templo Mayor de Tenochtitlan-México en 1520. Este “heroico y valiente” Pedro de Alvarado -según los cronistas españoles-fue quien se encargó de promocionar a Andrés de Urdaneta en los puestos de mayor relevancia del Virreinato de la Nueva España. Tanto es así que se convierte en un funcionario de confianza del esclavista y torturador Virrey Luis de Velasco quien le encomienda la misión de armar nuevas expediciones de conquista a las Molucas y Filipinas. Estas expediciones hay que calificarlas como despreciables actos de piratería pues su misión no era otra que engrandecer los dominios del Imperio Español y la magnificencia del rey Carlos V y Felipe II.
En el 1553 Urdaneta atiende el llamado del Todopoderoso e ingresa en la orden de San Agustín en México. Allí abraza los hábitos de fraile convirtiéndose así en el auténtico símbolo de la conquista hispana: el fraile- conquistador, el misionero-guerrero que con la espada y la cruz va enalteciendo la grandeza del Imperio español.
Su fama en el País Vasco y España se debe a que acompañó a Legazpi en la nave capitana de la expedición que los conduciría al archipiélago filipino -un verdadero paraíso en la tierra -según los cronistas-(su nombre originario es un enigma) Urdaneta eligió a 33 guipuzcoanos para que participaran en esta gesta conquistadora («un paraíso en la tierra plagado de tesoros y esclavos») en la que iba a inscribir sus nombres en letras de oro en los anales de la historia. (fama, títulos y riquezas como recompensa) Los valientes exploradores españoles (¿Vascos?) enarbolando la espada y la cruz y la bandera imperial (Cruz de Borgoña con fondo amarillo y dos águilas bicéfalas coronadas) tomaron posesión de Filipinas (que el explorador Ruy López de Villalobos tuvo la genial idea de dedicársela al rey Felipe II -para gloria y grandeza del Imperio Español-. Un verdadero acto de piratería que algunos consideran una hazaña. ¿Cuántos indígenas filipinos habrán perecido en esta criminal invasión? No lo sabemos ni lo sabremos nunca porque eran considerados bestias salvajes, paganos sin alma o hijos del demonio. Los españoles traían la luz civilizadora y la santa palabra del Cristo redentor y si hubo algunos “excesos” o “pequeños desencuentros con los aborígenes” todo se justifica ya que fueron salvos gracias al agua bautismal, purificadora de los pecados.
Fray Andrés de Urdaneta es considerado por los historiadores (españolistas) como un eminente cosmógrafo, marino y explorador (El fraile iba bautizando con nombres de la realeza hispana los distintos “descubrimientos” geográficos). Tanto es así que su gran mérito es el descubrimiento de la ruta marítima que une Filipinas con México (Acapulco-Manila-Acapulco-metrópoli) que bautizó con nombre de “Tornaviaje” (aprovechando la corriente marina de Kurushio)
En los próximos 250 años las naves españolas (galeón de Manila) utilizaron esa ruta comercial para exportar con mayor eficacia los tesoros y las materias primas expoliadas (incluido el tráfico de esclavos, por supuesto). Fray Andrés de Urdaneta también es considerado el “padre” evangelizador de Filipinas, héroe, y paladín del único país católico de Asia.(en Filipinas se levantan grandiosos monumentos en su nombre)
Lo que no se cuenta es que la santa fe católica, apostólica y romana se impuso a sangre y fuego sobre las tribus nativas que aterrorizadas no tuvieron más remedio que aceptar al nuevo Dios blanco, el Dios de la guerra y de la muerte que se alimenta de oro, plata y piedras preciosas.
Carta abierta al Alcalde de Ordizia (País Vasco)
Señor José Miguel Santamaría
Alcalde de Ordizia:
Apreciado amigo:
Por la presente nos dirigimos a usted para exponerle una petición que queremos hacerle llegar acerca del monumento de Fray Andrés de Urdaneta que preside una de las plazas más importantes de la localidad.
Este monumento rinde homenaje al fraile-conquistador (doblemente criminal) Andrés de Urdaneta como un superhéroe sacrosanto ante el que se postran de rodillas dos indígenas en taparrabos y con plumas en la cabeza. ¿Son quizás razas inferiores y sin alma que ruegan el perdón por sus pecados? Una vergonzosa escena que refleja cruelmente la más humillante sumisión. Pero no podemos olvidar que el principal propósito de la corona española no era solamente la evangelización, sino también el expolio, el robo y la esclavitud. Una muy noble misión bendecida con la espada y la cruz.
Las asociaciones de derechos humanos, las organizaciones indígenas en Latinoamérica y también en Filipinas, vamos a iniciar una campaña para exigirles a las autoridades del ayuntamiento de Ordizia (Gipuzcoa-País Vasco) que desmonten ese adefesio. Lo más aconsejable sería trasladarlo a dependencias de la iglesia o, en su defecto, al cuartel de la Guardia Civil (que son los lugares más aptos para exponerlo). Porque es una verdadera provocación el que se siga exhibiendo en plena plaza pública. Lo paradójico del caso es que en el País Vasco, donde se aplica a rajatabla la Ley de Memoria Histórica -que pretende borrar toda simbología franquista- sean tan tolerantes con este tipo de monumentos que no hace más que sublimar el espíritu del nacional-catolicismo (instituido por el régimen del caudillo Francisco Franco)
Sería un gesto de buena voluntad el quitar al fraile-conquistador Andrés de Urdaneta (hijo predilecto de la villa) de la rotonda (puerta de entrada a la localidad). Una bienvenida que desde luego nos deja un mal sabor de boca. Porque este monumento -al que algunos califican “de una extraordinaria obra de arte”- no puede convertirse en un motivo de confrontación y desencuentro entre nuestros pueblos.
Nosotros necesitamos estrechar los lazos de amistad y fraternidad en justa reciprocidad. A estas alturas del siglo XXI es necesario enterrar de una vez por todas esa relación de señores y siervos; tutores y discípulos; de amos y esclavos. Es por ello que no cejaremos en el empeño de que se elimine el monumento del fraile-conquistador (a órdenes del sanguinario Pedro de Alvarado) Andrés de Urdaneta o de lo contrario nuestra campaña mediática se hará cada día más y más implacable.
El pueblo de Ordizia merece ser recordado por una figura histórica de mayor envergadura y carisma y no por la de un representante del imperialismo español.
Esperamos que comprendan nuestra rabia ante tamaña afrenta, pero seguro que ustedes harían lo mismo si vieran mancillada la memoria y buena honra del pueblo vasco.
Lo que deseen pueden enviar esta carta a la siguiente dirección: alkatea@ordizia.eus