La FRAVM pide la retirada del proyecto de modificación de la Ordenanza de Terrazas en Madrid, ya que solo beneficia a la hostelería
- La Federación Vecinal ha realizado esta petición en un contundente y argumentado escrito de alegaciones presentado esta mañana.
- En el caso de que el proyecto siga adelante, la organización sugiere importantes cambios con el fin de garantizar el descanso y la movilidad peatonal de los vecinos y vecinas.
- Entre estos destacan el cierre de las terrazas en horario nocturno, la supresión de las estructuras fijas (veladores) y las estufas, la eliminación de las terrazas en bandas de aparcamiento y la prohibición de las asociadas a los food truck.
Hasta el momento, de poco han servido las reuniones de la mesa sobre la nueva ordenanza de terrazas impulsada por el Ayuntamiento de Madrid, un espacio en el que la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) se ha limitado a trasladar sus posiciones, al igual que han hecho comerciantes, hosteleros y grupos políticos, sin posibilidad de entablar negociación alguna. A pesar de esta carencia, la organización, que está formada por 290 entidades, continúa de momento en la mesa con el fin de que se transforme en un lugar real de concertación.
Mientras tanto, esta mañana, en el último día del periodo de información pública del Proyecto Inicial por la que se modifica la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración de la ciudad Madrid, la FRAVM ha registrado un contundente escrito de alegaciones en el que solicita su retirada. Lamentablemente, la propuesta se ha realizado de forma poco rigurosa y sin la racionalidad necesaria, pero, sobre todo, sin atender al interés general de la población. De hecho, “responde a los intereses de un colectivo minoritario y concreto, el sector de la hostelería, y eso queda claro en todo el proyecto y los informes que lo acompañan”, sostiene la federación en las consideraciones previas de su escrito.
El proyecto debería ser retirado para “abrir un verdadero proceso de análisis, evaluación, debate y concertación con todos los sectores afectados, para conseguir un nuevo texto y no una simple modificación del actual, que siente las bases de una ciudad vivible, con barrios vivos, ordenada, sensible y respetuosa con los derechos y necesidades del vecindario, defensora de las condiciones ambientales y colaboradora con los sectores que aportan valor a la ciudad”. Es decir, necesitamos una nueva ordenanza y no un conjunto de parches gestados “en caliente” que la modifiquen parcialmente.
Pero la FRAVM tiene pocas esperanzas de que el actual equipo de Gobierno, que desde hace meses camina de la mano de los hosteleros, tenga la valentía y decisión de echar el freno para hacer las cosas con el consenso y la reflexión que merecen. Por ello, plantea en el escrito que acaba de registrar 66 alegaciones al proyecto de modificación de la ordenanza.
Una de las más importantes tiene que ver con los horarios, elemento clave del conflicto entre vecindarios y hostelería que arrastramos desde hace tiempo en algunas zonas de la capital. “Ninguna terraza en zona residencial debería poder operar más allá de las 23:00 si se quiere garantizar, como se pregona desde el Gobierno municipal, el descanso vecinal”, defiende la FRAVM en su documento. Permitir su actividad en horario nocturno en distancias inferiores a 200 metros de las viviendas supone una “decisión irresponsable” que además choca “frontalmente” con la ley del ruido y su traducción municipal, la OPCAT. Además, las autorizaciones deberían ser “preferentemente estacionales durante los meses estivales del año”, siendo una excepción las terrazas que abren todo el año. Estas últimas deberían tener una “justificación claramente beneficiosa para el interés general del distrito o ciudad” y, en todos los casos, hay que atender “de manera preferente las posibles afecciones al descanso vecinal provocadas por el ruido, para lo que se tendrá en cuenta la altura de los edificios, el posible efecto de pasillo, eco flotante o Eco Flutter de la calle en cuestión, pudiendo solicitar un informe de impacto ambiental”.
El proyecto municipal propone la posibilidad de autorizar terrazas a negocios que dispongan de licencia de hostelería y restauración como una actividad secundaria o accesoria de la principal que desarrollan, un extremo que la Federación Vecinal rechaza. “Esto equivale a tener barra libre de terrazas en cualquier lado y bajo cualquier circunstancia. Es convertir Madrid en La Ciudad Terraza, y una invitación clara a que cualquier negocio, sea el que sea, se hibride con la actividad hostelera: Panadería cafetería, librería cafetería, tienda de ropa bar, ferretería bar-restaurante… 2000 años después vuelven las tabernae romanas a Madrid”, puede leerse en el escrito de alegaciones.
Para evitar esta barra libre al terraceo, la FRAVM también rechaza que se autoricen terrazas a los food truck, equiparándolos a los quioscos de temporada, pues nada tienen que ver con estos. “No imaginamos un puesto de venta de castañas con terraza, ni una churrería ambulante con terraza ni un quiosco de prensa con terraza”, y por el mismo motivo no nos imaginamos un establecimiento de venta callejera de comida rápida con terraza. ¿Qué baño usarán sus clientes? Más allá del uso abusivo del espacio público, corremos el riesgo de fomentar actividades con una pésima calidad del servicio.
Tampoco es de recibo que se facilite la instalación de terrazas en las llamadas zonas terrizas, pues el objetivo del Ayuntamiento debería ser recuperar estas áreas degradadas para disfrute del vecindario y la ciudad. “Salvo que se especifique muy bien qué se considera zona terriza y cuáles son verdaderamente legales y aptas para instalar una terraza, no debería contemplarse en la norma”, subrayan las asociaciones vecinales.
En los últimos tiempos asistimos con estupefacción al crecimiento descontrolado de los elementos que pueblan y conforman muchas terrazas, lo que ha generado auténticos monstruos desde el punto de vista urbanístico, estético y medioambiental, por no hablar de los problemas de movilidad peatonal que generan. Lamentablemente, el proyecto municipal no parece estar muy dirigido a ordenar este caos sino más bien a apuntalar malos usos ya existentes.
En este marco, la FRAVM considera que las construcciones ligeras o veladores “deberían desaparecer de nuestras calles por el grave riesgo que suponen para la vida de los barrios” y con ellos las estufas que en invierno pueblan muchas terrazas. “Entendemos que deben ser eliminadas porque incumplen el RD 1027/2007 sobre instalaciones térmicas. Adicionalmente, se debería poner coto a las emisiones de carbono, sea cual sea su fuente de emisión. Por lo que proponemos que no sean autorizables los sistemas activos de climatización en terrazas , es decir, las estufas de gas, eléctricas o de cualquier tipo, así como los aires acondicionados” puede leerse en el documento de alegaciones.
Por otro lado, las asociaciones vecinales rechazan los puntos del proyecto relativos a las autorizaciones para colocar mesas altas con taburetes en aceras estrechas así como al uso preferente de elementos de jardinería como elementos separadores. “Las mesas altas con taburetes ya existían, pero para poder autorizar terrazas en aceras estrechas se incluyen en la lista. Todo un artificio y pirueta normativa”, sostiene la FRAVM.
Respecto al tamaño, no se deberían permitir terrazas mayores que la fachada del propio establecimiento, salvo excepciones por conformidad de las partes afectadas, esto es, comunidad de propietarios y locales colindantes, y nunca en frente de portales, garajes, salidas de emergencia y otros lugares esenciales. Además, el ancho mínimo de 5 metros de una calle para la instalación de terrazas junto a las fachadas es claramente insuficiente, aplicando las condiciones técnicas de la propia norma. La FRAVM propone que no se autoricen terrazas en calles peatonales de menos de 9 metros de ancho.
Fin de las terrazas en bandas de estacionamiento
Ya es hora de que desaparezcan las llamadas terrazas covid en plazas de aparcamiento, unos elementos que se permitieron con carácter excepcional con motivo de la pandemia. Lamentablemente, en el artículo 7.j del proyecto, “el Ayuntamiento juega perversamente con su ciudadanía. En él dice que no se podrán instalar terrazas en bandas de estacionamiento”, y “cualquiera podría pensar que, con la finalización la resolución 51 de 14 de mayo de 2020 que las autorizó hasta el 31 de diciembre de 2021, estas terrazas decaerán volviendo a la situación anterior”. Sin embargo, la disposición transitoria tercera del proyecto establece que la mayoría de aquellas terrazas autorizadas podrán operar dos años más, algo que la FRAVM rechaza de plano. Además, ¿quién puede creer que el actual Gobierno cumplirá su palabra de clausurar estas terrazas dentro de dos años si no lo está haciendo ahora? Recordemos que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, refiriéndose a estas terrazas, indicó hace unos meses que “lo extraordinario no se puede transformar en ordinario” y ahora traslada la decisión a 2023 ¿Es creíble que la hostelería no volverá a presionar hasta obligar al propio alcalde a desdecirse de nuevo? Se preguntan las asociaciones vecinales. La falta de confianza en este punto es total.
Zonas saturadas
Respecto a la creación de un mapa de zonas tensionadas por terrazas en la ciudad, las asociaciones vecinales, que prefieren usar el término de zona saturada, valoran positivamente la intención del Ayuntamiento en este punto, pero entienden que debería incorporar “elementos concretos para definir e identificar una zona “saturada” y también medidas concretas a implantar en su caso, dirigidas tanto para la minimización de los efectos propios de dicha saturación, como a la evitación prevención para otras zonas”. Así, para la FRAVM se debería establecer una zona saturada si supera los niveles admisibles de ruido o por saturación de establecimientos en ámbitos en los que, por ejemplo, “existen edificios con más de 4 establecimientos de hostelería en un mismo frente de fachada; existen manzanas con 2 o más establecimientos de hostelería en cada frente de fachada; en una calle de 300 metros o en tramos de igual longitud de una misma calle hay más de 6 establecimientos de hostelería; cuando la superficie agregada de las terrazas supera el 40% del espacio peatonal; cuando la ratio de las plazas de terraza sobre el total de habitantes supera el 20%; o cuando el número de establecimientos de hostelería supone la mitad o más de los establecimientos comerciales abiertos en una zona”.
Por otro lado, las asociaciones vecinales rechazan la figura del “responsable de terrazas” propuesta por el Ayuntamiento. “Esta figura es una forma de quitarse de en medio la Administración en su obligación de controlar y va a crear conflictos graves con el vecindario. Proponemos que sea la Policía Municipal por distrito la responsable de veladores al que el vecindario pueda hacer llegar sus quejas y conozca bien la normativa”, puede leerse en el documento de alegaciones. Por el mismo motivo, se oponen a que se instalen sonómetros sin el control de los técnicos del Consistorio.
Por todo lo anterior, la FRAVM espera que el Ayuntamiento retire su proyecto de modificación de la ordenanza y abra un proceso de diálogo sincero y profundo con el fin de dar vida a una nueva ordenanza de terrazas que sea capaz de conjugar el ocio y la actividad empresarial de la hostelería con los derechos de los vecinos y vecinas.