Redacción •  Galicia •  16/09/2016

La Asociación Ve-la luz considera indispensable que la Xunta regularice el pago de las ayudas a las víctimas de la violencia de género

El colectivo ha venido denunciando durante años los recortes, lo que dificulta de manera real una salida para las personas afectadas por esta lacra social.

La Asociación Ve-la luz considera indispensable que la Xunta regularice el pago de las ayudas a las víctimas de la violencia de género

En un comunicado, Ve-la luz indica que en los últimos meses ha advertido que el pago periódigo de la Xunta que debiera de ser concedido durante un año según la Ley 11/2007, se resuelve «concediendo ne muchos casos 10 meses y en otros 11 como mínimo».

La entidad ha tenido constancia de que este hecho se repite sistemáticamente desde el 2013, lo que está obligando a las víctimas a solicitar la RAI, de 426 euros, y siendo paralizada esta tras la concesión de la ayuda autonómica. La diferencia entre una ayuda y la otra ronda los 174 euros como mínimo, ya que el pago periódico oscila entre los 600 y los 800 euros dependiendo del número de hijos a su cargo. La media de mujeres que reciben esta ayuda anual de un total de 5.200 denunciantes es de una media anual de 350 mujeres, pudiéndose ampliar a 18 meses.

Por eso, Ve-la luz quiere reclamar los meses descontados de las víctimas a las que se les adjudicaron las ayudas o que en su lugar se ingrese la diferencia ante estas directrices no escritas y contrarias a la ley 11/2017, pues «una vez más, los sectores más desfavorecidos se ven afectados por políticas del trapicheo y queda bien» cuyas mayores perjudicadas en último término son las víctimas.

La asociación desea dejar patente, además que ninguno de los programas políticos presentados hasta la fecha «representa la problemática actual de Galicia en esta materia» al tratarse de propuestas «superficiales, generales y utópicas» en una comunidad que durante el 2015 fue la segunda con mayor número de mujeres asesinadas en una realidad «de las viejas y nuevas políticas que invitan al silencio y mantienen una postura cómoda» ante una ley que próximamente cumplirá diez años de existencia en Galicia.


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