Un mes de acampada contra la pobreza
La acampada para denunciar la pobreza lleva a convocar el Consejo Social de la ciudad, a petición de la Federación de Asociaciones Vecinales de Vigo Eduardo Chao
Son 28 días ya, y teniendo en cuenta que empezó en febrero, bien se puede decir que han hecho un mes.
Juan y David, que pernoctan en la explanada del Ayuntamiento de Vigo se mantienen firmes frente a la mole institucional manifestada en forma vertical justo al lado de las tiendas donde también pasan las noches voluntarios de los diferentes colectivos sociales que les apoyan.
A lo largo de estas semanas han sido recibidos por representantes de la Xunta de Galicia, en la delegación que tiene en Vigo, pero además de buenas palabras y echarle la culpa al Ayuntamiento de Vigo pocas propuestas concretas hay para solucionar un drama que, en el caso de la ciudad olívica, admiten que existe. Así lo asumió el último en recibirlos, el Director General de Inclusión, Arturo Parrado.
El gobierno municipal, por su parte, no ha mostrado interés alguno en tener una reunión con ellos, a pesar de que, antes de iniciar la acampada tanto Juan como diversos movimientos sociales pusieron sobre la mesa del alcalde, Abel Caballero, el drama que acostumbra a negar con su conocido «en Vigo no hay desahucios» o que en su ciudad «nadie duerme en la calle».
La Xunta mantiene la misma oferta que había previa a la acampada, consistente en ayudas para el alquiler que hasta la fecha no han funcionado debidamente. Les han transmitido a la gente acampada que estarían dispuestos a celebrar una reunión con los representantes del Ayuntamiento, para tratar el asunto de la pobreza, en el que además también cuentan con el respaldo de Marea de Vigo y BNG, expresado en comunicados a prensa.
No obstante la mayoría absoluta de la que goza el PSOE en la alcaldía y la mayoría absoluta de la que goza el PP en la Xunta hace difícil que se avengan a atender de forma eficaz un problema cuya solución sigue estando en sus manos. Ambas instituciones con competencias en materia de vivienda, ayudas sociales, y un largo presupuesto para ellas… destinan buena parte del mismo a gastos de gestión y hacen política de oposición.
Un último intento para dar una solución será la reunión del Consejo Social de la ciudad, aunque al carecer de competencias ejecutivas tan solo podrá presionar para que las instituciones competentes tomen cartas en el asunto, porque como «la pobreza mata» es precisa «una red de protección institucional para las personas empobrecidas».