Dinoseto de Vigo: calvo, manco y desdentado

Lo que un día fue un seto con forma de dinosaurio, obra de un alcalde que prometió que Dinoseto tendría crías…. ahora está manco, calvo y desdentado. El agujero en la espalda es evidente, casi dramático, y una de las manos, mirando de frente, parece ya más una garra por el metal que lleva dentro. Su mandíbula parece tener hasta caries, que se le ve el «hueso». A escasos metros hay una fuente, y pareciera que esté a punto de girar la cabeza… para ir a beber, desesperado por el maltrato vegetal al que el Ayuntamiento de Vigo lo ha sometido.

La «obra» es el vivo retrato de una ciudad que se marchita, por más que se empeñen en decorarla con jardines como este que cuestan miles de euros instalarlos pero que, pasadas las primeras olas de calor, a duras penas consiguen lucir por falta de mantenimiento.

De seguir así con lo que queda de verano el que ya es conocido como Dinoseco, tras sufrir los rigores de la estación calurosa, acabará siendo un Dinoesqueleto. Al que hasta la alfombra se le habrá acabado de marchitar: el marrón de la tierra compite con el césped y las flores. Han sido varios los ciudadanos y los medios que han dado la voz de alarma y está por ver si el bicho sobrevive in situ o si es trasladado, como era la intención original de la Alcaldía, al barrio de Navia. Muy lejos de su aparición en plena campaña electoral en el centro de la ciudad -donde solo estuvo unas horas en una rotonda por la polémica que levantó- y casi tan lejos de su ubicación actual, en la plaza de la Princesa, adonde fue a parar pasadas las elecciones municipales.

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