Concentración en Vigo por el derecho de las mujeres a vivir en paz
Como vienen haciendo cada último jueves de cada mes, la Red de Mujeres Vecinales contra los Malos Tratos de Vigo se concentró el pasado jueves 28 de septiembre. El acto estuvo marcado por las últimas víctimas que ese mismo día se produjeron en el estado, elevando la cifra de mujeres asesinadas a 69 en lo que va de año, a pesar del reciente pacto que suscribieron todos los partidos políticos a fin de acabar con la violencia de género. Varios carteles recordaban algunas de esas mujeres o menores que ya no están, con la fecha del asesinato, la edad de la víctima y el lugar donde se produjo.
Antes del riguroso minuto de silencio por las que ya no pueden estar la poeta Ana Alonso leyó el comunicado en el que recuerda que «por desgracia miles de mujeres siguen siendo víctimas de una violencia que yo tacho de terrorismo» relatando las trágicas consecuencias de que muchos maltratadores las consideren a ellas o a sus hijos como su propiedad.
Tras recordar a varias de las víctimas de este 2017 (casi dos asesinatos cada semana), incidió en el tratamiento erróneo que a veces los medios dan al tema, puesto que «casi se le da más relevancia al hombre que ha asesinado que a la propia víctima tiñendo de amarillismo un tema tan sumamente serio.»
El tema de la custodia de los hijos fue puesto de relieve en forma de pregunta: «¿Es justo que a un maltratador se le conceda la custodia de sus hijos? ¿Es justo que una madre tenga que entregar a unos niños a un hombre que tiene por ley ejercer la violencia?».
En el lado positivo señaló que «afortunadamente cada día se denuncia más la violencia de género. El miedo se está perdiendo poco a poco. Las mujeres maltratadas no están solas y así es como debemos hacer todas y todos para que se sientan protegidas.» Para ello «la sociedad en pleno tiene que crear conciencia sobre la violencia machista y actuar siempre». Concluyó afirmando que «el silencio es el peor camino para cortar de raíz el maltrato a las mujeres».
Además de en prosa Ana, emocionada, recitó su poema «Una carta de esperanza» que se reproduce a continuación:
«Escríbeme una carta que me cure,
que lave la tristeza,
que absorba la angustia,
que elimine la zozobra.
Escríbeme una carta en la que las manos solamente acaricien
y las voces apacigüen.
Escríbeme una carta que fabrique sonrisas
y sobre todo esperanza.
Necesito letras blancas que apaguen las sombras,
frases nuevas para volver a nacer,
palabras que suenen a un nuevo camino.
Escríbeme una carta que me cure»