Ni el propio franquismo trató de convencer de que las Trece Rosas cometieron crímenes
Las delirantes acusaciones del secretario general de Vox y concejal del Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith contra las denominadas Trece Rosas, un grupo de jóvenes militantes de la Juventud Socialista Unificada en 1939, genera una oleada de críticas y preocupación ante la patente ausencia de memoria democrática en el ámbito político español.
La exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del conjunto monumental situado en el Valle de Cuelgamuros ha generado toda una oleada de exabruptos y reacciones poco comedidas en la derecha española. En todo el arco de la derecha española. Desde el supuesto “centro-derecha” del Partido Popular, cuya máxima representante, a la par que presidenta autonómica, en Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que no dudo en invocar los fantasmas (quizá los suyos propios) de la quema de iglesias en revueltas populares (un fenómeno que dio de forma reiterada desde finales del siglo XVIII hasta principios del siglo XX, a pesar de lo cual, la presidenta madrileña logró equivocarse situándolo en un año en que no se produjeron); hasta la extrema derecha de Vox.
De estos últimos, el que más ha logrado destacar ha sido el secretario general y concejal por Madrid Javier Ortega Smith, que trató de desviar el centro de atención de la brutalidad del régimen autoritario de Francisco Franco apelando a los supuestos crímenes de guerra de las denominadas 13 Rosas durante la Guerra Civil.
«No tengo ningún miedo a la historia, pero si vamos a hablar de memoria histórica hay que hablar de toda, no solo de una parte, sino de todo lo que ocurrió para que no vuelva a ocurrir, como por ejemplo, que hay pocos reportajes hablando de las chicas de Madrid, las 13 Rosas, que torturaban, asesinaban y violaban vilmente«, afirmó el concejal aficionado a la fanfarria militar en una entrevista en TVE.
Paradójicamente, sus propias palabras niegan su contenido, demostrando algún tipo de miedo a la historia, ya sea como concepto o como asignatura escolar. Ningún libro de historia, ni siquiera la miríada de obras pseudohistóricas aparecidas en las últimas décadas tratando de revisar los acontecimientos de esa etapa histórica, se han atrevido jamás a tratar de convencernos de que la 13 Rosas, nombre dado a trece jóvenes militantes del PCE y las Juventudes Socialistas Unificadas, cometieron crímenes de sangre durante la Guerra Civil Española.
Los propios documentos del franquismo, las actas de las sentencias de los tribunales constituidos por las autoridades sublevadas triunfantes, indicaban que la pena de muerte sentenciada y ejecutada contra la jóvenes se debía a un delito de “adhesión a la rebelión”, tipo penal establecido por los militares rebeldes sublevados contra las personas e instituciones que defendieron el orden constitucional del ’31 tras el golpe de estado.
No podemos tener la certeza de si las declaraciones de Ortega Smith responden a la ignorancia o la deliberada intención de manipular y convencer de que los hechos que acontecieron tal y como él los expone. Por un lado, su partido ha sido el principal beneficiario de la estrategia de probado éxito en Estados Unidos o Brasil de envenenar las campañas políticas con informaciones falsas (las denominadas fake news). Por otro, algunas fuentes afirman que el concejal es dado a la fantasía.
En cualquiera de los casos, las palabras de un cargo institucional en una cadena de televisión pública son sintomáticas de un fenómeno preocupante. La normalización del falseamiento histórico y la escasísima memoria histórica que muestra el ámbito político español. Resulta significativo, por otra parte, que aquellos que más encolerizadamente se oponen a políticas de promoción de la memoria histórica y democrática, sean los que menos conocimientos de la materia revelan tener, o más empeño en tergiversarla deliberadamente muestran. La conclusión, ya sea un fenómeno provocado por cuestiones ideológicas o traumas académicos, resulta evidente.