85 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1931: edición realizada por la iniciativa Miércoles Republicano
El 9 de diciembre de 1931 las Cortes aprobaban la nueva Constitución. Habían transcurrido 8 meses desde la proclamación de la Segunda República Española. El 28 de junio comenzaban sus trabajos las Cortes Constituyentes; basándose en un primer borrador elaborado por una Comisión encabezada por el magnífico jurista Jiménez de Asúa.
La Constitución de la Segunda República supone un avance notable en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos (casi un tercio de su articulado a recoger y proteger los derechos y libertades individuales y sociales). Amplia el derecho de sufragio activo y pasivo a los ciudadanos de ambos sexos mayores de 23 años (por primera vez en la Historia de España, las mujeres pueden votar). El poder de hacer las leyes reside en el pueblo español, a través de un órgano unicameral que recibió la denominación de Cortes o Congreso de los Diputados y, sobre todo, establece que el Jefe del Estado sería en adelante elegido por un colegio compuesto por Diputados y compromisarios, los que a su vez eran nombrados en elecciones generales.
Asimismo se abordó la cuestión territorial mediante el concepto de Estado integral. El Estado se organiza en municipios, los cuales están agrupados en provincias. Las provincias se pueden organizar en regiones autónomas. Bajo este procedimiento se constituyeron como regiones autónomas Cataluña (1932) y el País Vasco (1936). En Galicia fue aceptada la propuesta por plebiscito en 1936 pero su ratificación por las Cortes quedo interrumpida por el comienzo de la Guerra Civil.
También se abordó la difícil cuestión de la separación de la Iglesia y el Estado desde una visión laicista que se proponía la desaparición de cualquier influencia de la religión en el poder político.
Según muchos constitucionalistas se trata de una de las mejores Constituciones de la época en cuanto a su sistemática, redacción y reconocimiento de derechos y libertades, en unas circunstancias históricas verdaderamente complicadas. De hecho, las élites económicas y sociales de raíz conservadora junto con una Iglesia reaccionaria buscaron desde el primer momento que la Constitución republicana no pudiese desarrollarse. Ya sabemos como consiguieron sus objetivos.