Vilma Espín, heroína de la Revolución Cubana
Vilma Espín es y será ejemplo de lealtad, firmeza, sacrificio y modestia. La intensidad de lucha por la emancipación de las mujeres y sus derechos de igualdad es el legado que vive entre todas las cubanas y cubanos.
Este 18 de junio se cumplen 10 años de la desaparición física de Vilma Espín Guillois, importante personalidad del movimiento revolucionario cubano, luchadora clandestina y guerrillera de la Sierra Maestra.
Nacida el 7 de abril de 1930 en Santiago de Cuba, Espín se sumó desde muy joven a la lucha clandestina y a las acciones del Ejército Rebelde que culminaron con el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959.
Defensora de los derechos de la mujer, impulsó importantes iniciativas para garantizar la preservación de los mismos y el reconocimiento de las féminas en todos los sectores de la vida política y social.
Heroína de todos los tiempos
Desde joven asumió posiciones políticas revolucionarias, participando activamente en manifestaciones estudiantiles luego del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, propiciado por el dictador Fulgencio Batista.
Conocida por los seudónimos de Déborah, Mariela y Mónica, Vilma fue inseparable colaboradora del líder revolucionario cubano Frank País, bajo sus órdenes directas participó en varias acciones de apoyo al Ejército Rebelde. Llegó a convertir su vivienda en cuartel general del movimiento revolucionario en Santiago de Cuba.
“…El ejemplo de Vilma es hoy más necesario que nunca. Consagró toda su vida a luchar por la mujer…” Reflexión de Fidel Castro: “Las luchas de Vilma“, 20 de junio de 2007
Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Vilma Espín encabezó la unificación de las organizaciones femeninas constituyendo la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) el 23 de agosto de 1960, a cuya organización, desde su máxima dirección se consagró con singular empeño hasta el último minuto de su vida.
Vilma fue una incansable luchadora por la emancipación de la mujer, la defensa de los derechos de la niñez, la juventud y la familia.
En su quehacer en defensa de los humildes, trascendió fronteras en calidad de vicepresidenta de la Federación Democrática de Mujeres (FDIM) y en el largo y complejo proceso de formación de la gran familia cubana. Nunca escatimó esfuerzos, cultivó siempre valores éticos que la acompañaron para toda la vida.
Para las cubanas y cubanos Vilma es vida. Han pasado 10 años de su deceso y su legado continúa vivo en la obra creadora de la Revolución. Es símbolo para las presentes y futuras batallas por un mundo mejor.