La Fundación Cesáreo del Cerro: la educación al servicio del pueblo
Las iniciativas socialistas que se pusieron en marcha en España hasta la guerra civil no se circunscribieron exclusivamente a las Casas del Pueblo. Los socialistas promovieron cooperativas y colonias de casas y viviendas para los obreros. También hay que tener en cuenta los centros educativos que pusieron en marcha. En este artículo plantearemos algunos apuntes sobre una de estas instituciones, que fue la más importante creada en Madrid.
La Fundación Cesáreo del Cerro fue creada por el PSOE gracias al legado del empresario del ramo de la zapatería Cesáreo del Cerro. Este personaje era un industrial con una fábrica y tienda de cueros en Madrid, muy inquieto, ya que escribió un libro sobre la higiene del pie y fundó revista profesional que duró hasta cuarenta años. Siempre se distinguió por sus excelentes relaciones con los obreros pero nunca tuvo contactos con los socialistas; era liberal y católico. No se sabe las razones íntimas que le llevaron a tomar la iniciativa que dejó plasmada en su testamento, aunque estaba en consonancia con su carácter conciliador y filantrópico, algo muy poco común entre el empresariado español de finales del siglo XIX. Así pues, al morir en 1915, Cesáreo del Cerro legó a la Casa del Pueblo de la capital de España gran parte de sus propiedades y bienes: casi setecientas mil pesetas en acciones y un inmueble en la calle de Carranza. Los socialistas crearon en 1916 la Fundación Cesáreo del Cerro para gestionar su legado testamentario. El empresario había dejado expresado que sus bienes debían destinarse a crear una escuela primaria para los hijos de los obreros de las Sociedades de la Casa del Pueblo de Madrid, dejando total libertad en relación con el ideario y forma de enseñar, así como la conveniencia, si se estimase oportuno, de crear pensiones o una especie de becas para los obreros que se destacasen por su inteligencia y laboriosidad para que pudieran aprender y mejorar su formación. El legador encomendaba a Pablo Iglesias el cuidado de su legado. El reconocimiento oficial de la Fundación creada se retrasó mucho tiempo. Hasta 1922 no se pudieron superar las trabas administrativas con la publicación de una Real Orden de 31 de enero por la que clasificaba a la Fundación como benéfico docente. Pablo Iglesias pensó que el mejor administrador de esta institución debía ser Julián Besteiro.
En el mes de febrero de 1924 se compró una finca en la finca de la Vereda de Postas, en lo que hoy sería la zona de Azca, en la calle de Orense. Por fin, el primero de julio de 1928 se inauguró el edificio, la Escuela Fundacional Cesáreo del Cerro. Los planos de la institución eran de Bernardo Giner de los Ríos. Se trataba de un complejo de 22.000 metros cuadrados Constaba con aulas, biblioteca y otras dependencias educativas, como jardín de infancia. Desde el punto de vista arquitectónico se puede considerar ya propia del funcionalismo que hacía gala su autor, que llegó a ser considerado el “arquitecto de los colegios”. Se aplicaron los principios pedagógicos e higienistas de los años veinte y treinta, es decir, techos altos, importancia de la iluminación por luz solar, ventilación directa y grandes espacios diáfanos.
La institución funcionó hasta el final de la guerra civil, aunque, al parecer las clases solamente duraron hasta 1937. En aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 se expropió en el mes de febrero de 1940 a favor de la Diputación de Madrid. Sus bienes fueron subastados en 1945.