La delegación ha sido recibida por la delegación de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla. La fosa de Pico Reja cuenta con unas dimensiones de 671,34 metros cuadrados con una profundidad que podría alcanzar los cuatro metros y una capacidad de 2.685 metros cúbicos de acuerdo con los trabajos de señalización y localización coordinados por el Ayuntamiento y ejecutados entre 2017 y 2018.
Esto permite constatar que la fosa podría albergar los 1.103 represaliados recogidos en los textos del historiador José Díaz Arriaza, que ha servido de base para estos trabajos. Entre estas personas que fueron enterrados en la fosa se encontraban miembros de la Corporación municipal y personalidades destacadas de la ciudad y de Andalucía, entre ellos Blas Infante, padre de la patria andaluza.
Pico Reja es una de las ocho fosas comunes que el Ayuntamiento de Sevilla reconoce en el cementerio de San Fernando. De las ocho, en seis habría personas represaliadas por los sublevados, tanto durante como después de la Guerra. El proyecto de exhumación se aprobó a finales de 2017, antes del cambio de gobierno en la Junta de Andalucía, pero hasta diciembre de 2019 no se aprobó la resolución que autoriza el inicio de los trabajos de localización y exhumación. El proyecto cuenta con una financiación pública de 1,1 millones de euros, en la que participará de forma mayoritaria el Ayuntamiento (con 680.000 euros), junto con la Diputación Provincial (265.000) y la Junta de Andalucía (265.000). Las autoridades públicas del actual Gobierno de PP y Ciudadanos no acudieron al acto de apertura de los trabajos.
El Laboratorio Municipal, junto al Área de Memoria Histórica (de la Delegación de Igualdad, Educación, Participación Ciudadana y Coordinación de Distritos), ha organizado recogidas de muestras de ADN por parte de los familiares descendientes de las víctimas a fin de cotejarlas con los restos óseos que se vayan exhumando en un proceso de identificación bastante complejo.
Según relata su biógrafo, Manuel Ruiz, Blas Infante fue arrestado en su casa de “Villa Alegría” el 2 de agosto por un grupo de falangistas. “Fue llevado al cuartelillo de Falange, situado en la Cámara Agraria de la calle Trajano (pleno centro de la ciudad) y más tarde a la prisión habilitada que había en el cine Jáuregui. La noche del 10 de agosto fue sacado junto a otras autoridades de la Sevilla republicana”. El fusilamiento del padre de la patria andaluza se produjo a las afueras de la ciudad de Sevilla en la madrugada del 11 de agosto de 1936. Gritó por dos veces ¡Viva Andalucía Libre! antes de su muerte. La condena del Tribunal de Responsabilidades Políticas, cuatro años después de su asesinato, no ha logrado anularse ante la justicia. Junto a él y frente al pelotón de fascistas, José González Fernández de La Bandera, quien fuera alcalde de Sevilla en 1932, Manuel Barrios, diputado socialista, Fermín Zayas, una personalidad de la masonería sevillana o Emilio Barbero Núñez, teniente alcalde del Ayuntamiento de Sevilla y militante de Unión Republicana.