El 61% de la ciudad de Madrid y toda su corona metropolitana es ya una inmensa área “tensionada” por el alquiler
- En 1.465 secciones censales de las 2.404 que tiene la capital las familias arrendatarias gastan más del 30% de su renta en pagar las mensualidades de alquiler.
- Este es uno de los datos que desvela el informe Análisis del sistema de Índices de Alquiler de Viviendas, aplicado al caso de Madrid. Aproximación a las áreas tensionadas de la capital que hoy hace público la FRAVM.
- La tasa de esfuerzo de las familias es superior al 30% en casi todos los barrios de la almendra central y de los distritos del norte, mientras que Latina, Carabanchel, Usera, Puente de Vallecas y Villaverde concentran la mayoría de áreas menos tensionadas.
Madrid, 30 de julio de 2020. Cualquiera que viva de alquiler o se vea en la obligación de buscar un piso para arrendar en Madrid sabe que los precios siguen desbocados y la oferta continúa siendo pobre y escasa, una ecuación que la pandemia de la Covid-19, al menos, de momento, no parece haber alterado. Cada vez es más difícil acceder a una vivienda de alquiler digna en la capital y en su corona metropolitana, y las familias deben destinar un porcentaje cada vez mayor de su renta para sufragar un techo en el que vivir. No en vano, la Comunidad de Madrid encabeza el ranking de las rentas de alquiler en España, con una mediana mensual de 780 euros, lo que equivale a 11,7 euros el metro cuadrado, muy por encima de los 650 euros de mediana mensual de Cataluña (9,1 euros el metro cuadrado) y el doble de la mediana mensual en Extremadura.
Los datos proceden del Sistema Estatal de Índices de Referencia de precios de alquiler que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana inauguró el pasado 30 de junio, y que ahora la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) ha utilizado para dar vida a un ilustrativo informe sobre las “áreas tensionadas” por el alquiler de la capital. Gracias a la labor de su responsable de Urbanismo y Vivienda, el sociólogo Vicente Pérez Quintana, la organización ciudadana, muy preocupada por el fenómeno, no ha tardado ni un mes en extraer la información relativa a la Comunidad de Madrid y poder realizar una fotografía que, como imaginábamos, desvela un panorama alarmante. Lamentablemente, los datos del nuevo sistema solo llegan hasta 2018, y habrá que esperar hasta el final de este año para conocer los de 2019, ya que se basan en las declaraciones del IRPF. Pero intuimos que en los últimos dos años la situación, si algo ha variado, es a peor, al menos para las familias y personas inquilinas.
Según el informe de Pérez Quintana Análisis del sistema de Índices de Alquiler de Viviendas, aplicado al caso de Madrid. Aproximación a las áreas tensionadas de la capital, que adjuntamos, toda la área metropolitana de Madrid aparece como zona tensionada. Todos los municipios que se encuentran en un radio de 30 kilómetros de la Puerta del Sol alcanzan niveles de renta de alquiler respecto de los ingresos por encima del umbral del 30% y/o poseen tasas de crecimiento del alquiler en el periodo 2015-2018 por encima del 8,6%, el doble que el incremento del IPC.
Recordemos que el porcentaje de renta familiar que se emplea para el pago del alquiler y el aumento de los precios son las dos variables que se usan para determinar si una zona se halla “tensionada” por el alquiler. En palabras del sociólogo de la FRAVM, entendemos por este tipo de áreas “los lugares en los que los precios alcanzan niveles prohibitivos en relación a los ingresos de las familias o en los que, si no se han alcanzado tales niveles, la aceleración del ritmo de crecimiento apunta hacia ellos”.
Si ponemos el foco en la capital, el 61% de su territorio se halla dentro de una zona tensionada. “Nada menos que 1.465 secciones, sobre un total de 2.404, el 61%, alcanzan tasas de esfuerzo por encima del 30%”, indica Pérez Quintana, que ha elaborado una serie de mapas que ilustran esta realidad. En ellos, puede verse como casi todas las secciones de la almendra central y de los distritos del norte poseen tasas de esfuerzo por encima del umbral, con excepciones que se identifican con barrios populares como Manoteras (Hortaleza), Begoña, El Pilar y Valverde (Fuencarral-El Pardo), Lavapiés (Centro) y la zona oeste de Tetuán.
En el otro extremo, la mayor parte de las secciones que no llegan al 30% de índice de sacrificio (“si bien la gran mayoría se mueve en el intervalo de valores del 20% al 30%”) se localizan en los distritos del sur y el este, aunque en muchos casos las tasas de incremento en los arrendamientos mensuales son claramente superiores al doble del IPC.
Latina, Carabanchel, Usera, Puente y Villaverde son los distritos que suman relativamente las áreas menos tensionadas, con tasas de esfuerzo por debajo del 30% e incrementos de precios inferiores al 8,6%. San Blas, Ciudad Lineal y Moratalaz, Villa de Vallecas y Vicávaro, por su parte, ocupan una posición intermedia. Se trata de distritos con grandes contrastes, que albergan zonas muy caras y tasas de crecimiento elevadas (por ejemplo Arturo Soria en Ciudad Lineal) junto a otras más modestas y con incrementos moderados (Pueblo Nuevo-La Elipa, en el mismo distrito).
Más allá de trazar los lugares de la ciudad y la región en los que las familias deben hacer un mayor sacrificio para poder sufragar su alquiler, el informe de la FRAVM repasa las rentas medianass de alquiler y su evolución en la Comunidad de Madrid y por municipios, en comparación con otras áreas y localidades del Estado, para luego poner el foco en la capital, sus distritos y barrios, a través de las unidades censales.
Los datos nos muestran con crudeza como la Comunidad de Madrid y su capital se han convertido en lugares imposibles para alquilar una vivienda y vivir con dignidad, territorios que día a día expulsan a familias a lugares periféricos al no poder soportar el nivel de sacrificio que exige el mercado. Por ello, la FRAVM, como hace desde hace años, vuelve a demandar la intervención de la Administración en el mercado de la vivienda en alquiler, con la activación de medidas como la ampliación del parque público de vivienda, la penalización de las viviendas vacías de los grandes tenedores, el cierre de las Viviendas de Uso Turístico irregulares y, por supuesto, la limitación de los precios, especialmente en las áreas tensionadas.