Puigdemont denuncia al juez Llarena ante el CGPJ por «retraso injustificado y reiterado» al resolver sus recursos de la amnistía, y aviva la sombra del «lawfare»
- Piden al nuevo Consejo que investigue al magistrado por una supuesta infracción disciplinaria.
- El juez Pablo Llarena ha tomado decisiones muy cuestionables en el ejercicio de su profesión. Junto a Manuel García-Castellón, Manuel Marchena, Juan Carlos Peinado o Joaquín Aguirre, algunos denunciados por prevaricación, forman un grupo de jueces con una trayectoria bajo la sombra de un Lawfare en la línea política que marca el Partido Popular.
El expresidente catalán Carles Puigdemont y el eurodiputado de Junts Toni Comín han denunciado ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al instructor de la causa del ‘procés’, el magistrado Pablo Llarena, por el «retraso injustificado y reiterado en la tramitación y resolución» de los recursos a la aplicación de la Ley de Amnistía.
En su escrito, el abogado Gonzalo Boye pide al órgano de gobierno de los jueces que investigue ese retraso al considerar que el juez del Tribunal Supremo ha incurrido en una infracción disciplinaria de la Ley Orgánica del Poder Judicial al haberse «excedido con creces el plazo previsto» en el ordenamiento para resolver los recursos.
Y es que, apunta el letrado, «la inobservancia de los tiempos legalmente establecidos durante el ejercicio de las funciones o competencias judiciales tiene su respuesta disciplinaria en las faltas muy grave, grave y leve».
Los mismos se presentaron, en concreto, contra el auto por el cual el juez declaró inaplicable la amnistía al delito de malversación que se imputa a Puigdemont y Comín. También recurrieron esa decisión, al menos, la Fiscalía, la Abogacía del Estado y la defensa de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y del exconseller Lluís Puig.
El letrado asegura que «los denunciantes han presentado dos recordatorios de la pendencia de dichos recursos de reforma». «No cabe duda alguna de que el magistrado ha tenido un conocimiento singularizado de las particulares circunstancias del asunto, habiéndosele dado cuenta específica de su retraso hasta dos veces, a pesar de lo cual ha continuado sin despacharlo», sostiene.
Todo ello, incide en su escrito, a pesar de que Llarena dejó «sin efecto su licencia de vacaciones con el anhelo notorio de supervisar la captura» de Puigdemont. «Lo que, además de poner de manifiesto lo malicioso de la dilación, indica que no existe razón justificada de ninguna clase para no resolver dentro del plazo legal», concluye.