La SGHN apuesta por los «Principios en Mayúscula» en la polémica de los transgénicos
La Sociedade Galega de Historia Natural se hace eco del manifiesto contra Greenpeace firmado por un centenar de premios Nobel en la que instan a la organización ecologista a "abandonar su campaña contra los organismos modificados genéticamente en general y al arroz dorado en particular".
Para la SGHN, poco menos que se acusa a Greenpeace de «crimen contra la humanidad» por oponerse a los OGM. Sin embargo, más allá de las polémicas en la concesión de algunos premios Nobel «sobre todo de la paz, pero también de literatura», el colectivo gallego opina que aunque está fuera de toda duda que las personas que reciben un premio Nobel de física, química o medicina «saben mucho (muchísimo) de su campo científico», conviene tener en cuenta «que esto no implica necesariamente que también sepan mucho de lo que está fuera de su especialidad».
La SGHN insta a recordar «que algunas invenciones consideradas muy seguras y beneficiosas, incluso grandes logros de la humanidad, posteriormente tuvieron que ser totalmente prohibidas al demostrarse que son extraordinariamente nocidas para el medio natural y la salud de las personas«.
Así, señalan desde la SGHN, los policlorobifenilos (PCBs) y os clorofluorocarbonos (CFCs) se consideraron en un principio «dos enormes avances de la industria» hasta que pudo comprobarse «la elevadísima toxicidad y carácter bioacumulable de los primeros y los destrozos causados por los segundos en la capa de ozono«, generando una problemática que aún perdura hoy en día.
Otro ejemplo es el del suizo Paul Hermann Müller, que en 1948 recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por al descubrir que el DDT -sintetizado por el también suizo Otto Zeidler en 1874-, era un potente insecticida de contacto. Por aquel entonces, el DDT, hoy reconocido como una sustancia tóxica y muy dañina para la salud, «se presentó como la panacea para el control de la malaria, la fiebre amarilla y muchas otras infecciones causadas por insectos vectores» -apuntan desde la SGHN.
Por eso, se preguntan desde la veterana organización conservacionista gallega, «¿es realmente el arroz dorado la panacea para acabar con la desnutrición en los países más pobres o descubriremos dentro de unos años que se trata de un gran error como el del DDT?»
Por eso, «¿para acabar con el hambre del mundo, apostamos por los «arroces dorados» o por los «Principios con Mayúscula» como los de precaución en las relaciones ser humano-ambiente o los de justicia y solidaridad en las relaciones entre humanos?» -concluyen desde la SGHN-.