Aletta Jacobs: médica y feminista defensora de la igualdad
Los logros obtenidos durante años de lucha a favor de la igualdad de género no habrían sido posibles sin mujeres con la determinación y el coraje para cambiar su propio destino. Es el caso de Aletta Jacobs (1854-1929), la primera mujer médico de Holanda.
Ayer, 9 de febrero, se cumplieron 163 años de su nacimiento en el pequeño pueblo de Sappemeer, al norte del país, donde vivió junto a sus 12 hermanos. Su padre, médico rural, le contagió la vocación por la medicina, lo que la llevó a solicitar algo insólito para la época: que una mujer cursase estudios superiores en la universidad.
Tras inundar con peticiones al mismísimo Ministro de Educación, logró un permiso para poder estudiar en la Universidad de Groninga, donde insistió en ser tratada como el resto de alumnos varones, negándose a asumir cualquier tipo de trato especial por el hecho de ser mujer. No solo se graduó, sino que se doctoró en medicina en 1878.
Siempre implicada en la defensa de los derechos de la mujer, vivió en Londres durante algún tiempo, donde entró en contacto con movimientos feministas que defendían el acceso de las mujeres a los estudios de medicina y el sufragio universal.
De regreso a Holanda, creó una clínica en Ámsterdam para atender a personas sin recursos. Fue una de las pioneras en impulsar el uso de anticonceptivos como el diafragma para la planificación familiar.
Cuando se le negó el voto en unas elecciones locales por el hecho de ser mujer, fundó la Asociación Holandesa para el Sufragio de la Mujer, dejando la medicina en 1903 para dedicarse por completo a ello. Contribuyó a que, en 1919, se aprobase el sufragio femenino en Holanda.