Agencia SINC •  EFE •  Ciencia •  10/04/2024

Muere Peter Higgs, el descubridor teórico del bosón de Higgs

El físico británico ganador del Premio Nobel, una persona modesta y sencilla, ha fallecido en su casa de Edimburgo a los 94 años. A mediados de los años 60 predijo, junto a otros dos científicos, un mecanismo y una partícula que ayudan explicar el origen de la masa y el universo que nos rodea.

Muere Peter Higgs, el descubridor teórico del bosón de Higgs

El científico Peter Higgs, descubridor teórico del famoso bosón que lleva su apellido, «falleció en paz este lunes, 8 de abril, en su domicilio, tras una corta enfermedad», según ha confirmado la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) en la que era profesor emérito. Su familia «ha pedido que tanto los medios de comunicación como los ciudadanos respeten su privacidad en estos momentos».

El físico británico, que ha muerto con 94 años, revolucionó el mundo de la física moderna y su modelo estándar con sus planteamientos sobre el bosón de Higgs, popularmente llamada «partícula de Dios».

La existencia de este bosón la planteó en 1964 junto a los científicos belgas Robert Brout y François Englert en diversos artículos. El denominado mecanismo de Brout-Englert-Higgs (o simplemente de Higgs) viene a ser la interacción con un campo cuántico que da masa a las partículas: el campo de Higgs.

Sencillo y cercano, el profesor emérito de la universidad escocesa recibió los aplausos de la comunidad científica internacional cuando en 2012 el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, en la frontera francosuiza) confirmó con un 99 % de probabilidad la existencia del bosón de Higgs.

Al año siguiente, en 2013, Higgs y Englert (Brout había fallecido en 2011) recibieron el premio Nobel de Física “por el descubrimiento teórico del mecanismo que contribuye a nuestro entendimiento del origen de la masa de partículas subatómicas, y confirmado con el descubrimiento de la predicha partícula fundamental por medio de los experimentos ATLAS y CMS en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN”.

Tras ser galardonado con el Nobel, Higgs admitió sentirse «abrumado» por el premio, del que se enteró cuando una antigua vecina le paró en la calle para felicitarle por la noticia. En 2013 también recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, junto a Englert y el propio CERN.

François Englert, Peter Higgs y Rolf Heuer (por entonces director del CERN) recibieron el Premio Príncipe de Asturias en 2013. / Fundación Princesa de Asturias

Nacido el 29 de mayo de 1929 en Newcastle upon Tyne (noreste de Inglaterra), la infancia de Higgs transcurrió en varios lugares debido al trabajo de su padre, que era ingeniero de sonido de la BBC, y sus problemas de asma, que motivó que su familia se mudara varias veces.

El estallido de la II Guerra Mundial también fue la razón de varios cambios de residencia, por lo que perdió clases escolares y recibió instrucción primaria en casa. Gran parte de su enseñanza secundaria transcurrió en Bristol (oeste de Inglaterra), donde su interés por la física surgió a partir del trabajo de Paul Dirac, padre de la mecánica cuántica moderna, pues este fue alumno de su misma escuela, la Grammar School.

A los 17 años, Higgs accedió al prestigioso colegio City of London, considerado uno de los mejores del país, donde se especializó en matemáticas antes de proseguir sus estudios universitarios en el King’s College de Londres, donde se licenció en Física con las mejores notas para iniciar una brillante carrera, ocupando cargos de catedrático en varias universidades.

Catedrático en la Universidad de Edimburgo

Al asumir en 1960 la cátedra de física teórica en la Universidad de Edimburgo, Higgs desarrolló la idea de que las partículas no tenían masa cuando el universo comenzó, adquiriendo la misma una fracción de segundo después por la interacción del campo de Higgs.

Pero el científico tuvo que esperar hasta 2012 para ver su teoría confirmada después de que los experimentos del CERN, en Suiza, anunciasen la existencia del bosón, un hallazgo fundamental para entender por qué existe la materia como la conocemos.

Higgs ha admitido que no le gusta que a la partícula que lleva su nombre se la llame «partícula de Dios» porque no es creyente, pero ha considerado que la ciencia y la religión pueden ser compatibles.

El científico fue miembro también de la Royal Society de Londres y del Instituto de Física, cuyo presidente, Peter Knight, ha señalado que el descubrimiento de Higgs es tan importante para la física como el del ADN fue para la biología.

Por su parte, el director de la Universidad de Edimburgo, el profesor Sir Peter Mathieson, ha destacado sobre Higgs: «Fue un individuo notable, un científico verdaderamente dotado, cuya visión e imaginación han enriquecido nuestro conocimiento del mundo que nos rodea. Su trabajo pionero ha motivado a miles de investigadores, y su legado continuará inspirando a muchos más durante generaciones venideras».

El Laboratorio Europeo de Física de Partículas, CERN también ha señalado en su cuenta de X: «Además de sus extraordinarias contribuciones a la física de partículas, Peter era una persona muy especial, una figura inmensamente inspiradora para los físicos de todo el mundo. Un hombre de una modestia poco común, un gran profesor y alguien que explicaba la física de una forma muy sencilla y a la vez profunda».

Fabiola Gianotti, actual directora general del CERN, ha destacado que una parte importante de la historia y los logros de esta institución está ligada a él. «Estoy muy triste y le echaré mucho de menos», ha comentado. 

Un hombre modesto y discreto

El físico Isidro González de la Universidad de Oviedo, que tuvo ocasión de conocer a Higgs cuando fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación, ha señalado: «Era un hombre extremadamente modesto y discreto, quizás alejado de la grandilocuencia a veces de algunos científicos”.

El nobel fue capaz de resolver el «gran enigma» de por qué las partículas fundamentales tienen masa y para ello postuló la existencia de una nueva que era distinta al resto que se conocen. «Desde el punto de vista científico –agrega González plantearse que hay algo distinto y verlo confirmado por nuestro trabajo experimental, creo que es relevante».

Además, considera curioso que «siendo un hombre modesto y discreto», Higgs se acabara convirtiendo en un «icono de la física», al menos para algunas generaciones de físicos, lo que indica el gran impacto mediático que tuvo su descubrimiento.

En este sentido, Alberto Casas, del Instituto de Física Teórica (centro mixto de la Universidad Autónoma de Madrid y el CSIC), subraya que el científico británico ocupa un lugar destacado entre los físicos de la segunda mitad del siglo XX por su trabajo de 1964 sobre el mecanismo de Higgs por el que las partículas elementales pueden tener masa y predice la existencia del famoso bosón.

La pieza que faltaba en el modelo

Para entender su importancia, Casas recuerda que actualmente hay una teoría que describe a la perfección cómo funcionan las partículas elementales: el modelo estándar de la física de partículas.

Esta teoría estaba en construcción en 1964 y ya entonces se veía que tenía un problema esencial. Su consistencia matemática exigía que todas las partículas elementales tuvieran masa cero, lo cual está en abierta contradicción con los experimentos. Por ejemplo, los electrones tienen masa.

Los físicos –relata Casas– se «rompían la cabeza» para resolver esta incoherencia. Fue entonces cuando (por separado) el equipo belga formado por Englert y Brout, y por otro lado Higgs propusieron ese mecanismo que permitía que las partículas tuvieran masa. Además, este último se dio cuenta de que el modelo teórico exigía la presencia de una partícula nueva y con características nunca vistas: el bosón de Higgs.

«Cuando en 2012 (casi 50 años después) esta partícula fue descubierta en el LHC en Ginebra, fue un gran momento para la física fundamental pues se había hallado la pieza que faltaba para que nuestra comprensión de la naturaleza fuera consistente», subraya.

Se puede decir que Higgs fue un científico «de una sola obra», ya que ningún otro trabajo suyo se acerca en relevancia a aquel de 1964. «Pero la importancia de este último es tal, que le sitúa entre los más importantes del siglo XX», concluye el investigador.

Fuente: EFE/SINC


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