Cómo reducir los atropellos de uno de los primates más raros de África
Clasificado como en peligro de extinción, el colobo rojo de Zanzíbar sufre frecuentes atropellos en las carreteras que separan su fragmentado hábitat en la isla africana. Un nuevo estudio muestra que la instalación de badenes reductores de velocidad para vehículos ha logrado disminuir a la mitad las colisiones.
La fragmentación de su hábitat y las capturas como animales de compañía son algunas de las principales amenazas de los colobos rojos de Zanzíbar (Piliocolobus kirkii), unos pequeños primates endémicos la isla de Unguja, la mayor del archipiélago de Zanzíbar, frente a la costa de Tanzania en África.
Pero a ellas se une un peligro creciente: los atropellos en carreteras que atraviesan sus ya hábitats fragmentados en el Parque Nacional Jozani-Chwaka Bay, donde se encuentra la mitad de la población de estos raros animales, considerados en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En un nuevo estudio, publicado en la revista Oryx, un equipo de primatólogos de la Universidad de Bangor en Reino Unido, junto con los administradores de los parques nacionales de Zanzíbar y la Wildlife Conservation Society (WCS), evaluó durante cuatro años (de enero de 2016 a diciembre de 2019) la mortalidad por colisiones de vehículos.
Los datos históricos de la carretera que atravesaba el parque nacional mostraban que de media cada dos o tres semanas moría un colobo por el tráfico de vehículos. Tras la instalación de cuatro reductores de velocidad a lo largo de un tramo de esa carretera que separa el parque de Jozani-Chwaka Bay, los científicos constataron que los atropellos se redujeron a uno cada seis semanas.
Aunque es un gran progreso, esta tasa de mortalidad sigue siendo una amenaza significativa para la especie porque los atropellos son indiscriminados, matando a jóvenes, viejos y adultos con actividad reproductora, mientras que la depredación natural se ceba con los individuos más débiles.
Muertes indiscriminadas
“Los automóviles no son selectivos con los animales que matan. Esto significa que, si bien los depredadores naturales pueden cazar más a menudo jóvenes y mayores, los coches tienen la misma probabilidad de matar a los adultos jóvenes con actividad reproductora, que contribuirían en mayor medida al crecimiento de la población. Y esto puede ser un problema”, subraya Alexander Georgiev, científico en la universidad británica, director del Proyecto Colobo Rojo de Zanzíbar y autor principal del trabajo.
Antes de la instalación de los reductores de velocidad, se estimaba que la mortalidad anual de estos primates, con poblaciones ya reducidas, era de entre 12 % y 17 % debido a las colisiones con vehículos. “Los reductores de velocidad han marcado una gran diferencia para la seguridad del colobo. Añadir más badenes ayudaría a reducir aún más el riesgo”, dice Harry Olgun, doctorando en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Bagor y primer autor.
Los expertos señalan que, a pesar de la mejora en la protección de estos animales, es primordial cuantificar y resolver problemas de conservación como este, a medida que crece el turismo en Zanzíbar y el hábitat de los colobos continúa reduciéndose.
“Comprender el impacto de los vehículos en la vida silvestre dentro de un parque e implementar soluciones prácticas es exactamente lo que nosotros, como conservacionistas, deberíamos estar haciendo”, concluye Tim Davenport, director de Conservación de Especies y Ciencia en África en la WCS, quien dirigió el primer censo de colobos.
Referencia:
Harry Olgun et al. “The implications of vehicle collisions for the Endangered endemic Zanzibar red colobus Piliocolobus kirkii” Oryx