«Somos un breve destello de luz en la larga y oscura vida del universo»

¿Sabías que la rotación terrestre cada día es más lenta, que los días de los dinosaurios eran unos quince minutos más cortos o que la luna está cada vez más lejos de la tierra? ¿Que el Universo tiene una edad de unos 13.800 millones de años y que cuando observamos objetos muy distantes, mucho más allá de la Vía Lactea, estamos viendo el pasado? ¿O que el objeto más lejano y más antiguo visto es la explosión de una supernova que liberó la energía de diez mil millones de soles, que se ve como un débil punto rojo, una de las primeras estrellas del Universo? Esa explosión marcó el inicio de la era de las estrellas…

¿Sabías que las cosas tienden a desordenarse, a destruirse, o a degradarse con el paso del tiempo, que están regidas por la entropía desde el inicio del Universo?  En cinco mil millones de años el sol se convertirá en un gigante rojo de cien veces su tamaño que ocupará todo el horizonte de la tierra al amanecer, la engullirá y terminará como una enana blanca del tamaño aproximado de dos tierras.

Dentro de cien billones de años (cien mil millones), las enanas rojas ya habrán mutado a enanas blancas y la mayor parte de las estrellas mayores habrán colapsado.

Cuando el Universo tenga 10 billones de billones de billones de años solo quedarán enanas negras, cuerpos extremadamente densos, las ‘cenizas de las estrellas’, la última materia del universo, que terminará degradándose, se transformará en radiación y será absorvida por el Cosmos, y no quedará nada detrás. Son enanas blancas que apenas emiten luz o calor, pero el universo es tan joven, que nunca una estrella ha llegado a ese estado.

Después no quedará ni un atomo de materia, solo partículas de luz vagando por el espacio y agujeros negros. Y tras una extensión de tiempo incalculable -diez mil billones de billones de billones de billones de billones de billones de billones de billones de años- también habrán desaparecido los agujeros negros, y el Universo habrá llegado a su fin. Una vez dispersada toda la energía por efecto de la entropía, el universo, tal y como lo conocemos, se quedará en una profunda quietud.

Por primera vez el Universo será permanente e invariable. El desorden, la entropía, dejará de aumentar porque ya no quedará nada. No habrá ninguna diferencia entre el presente, el pasado y el futuro, la flecha del tiempo simplemente dejará de existir. Nada sucederá, y dejará de suceder nada por siempre jamás.

Y en toda la existencia del Universo, la vida solo es y será posible en una fugaz y diminuta ventana en la vasta extensión del tiempo, un momento equivalente a su 10 ^{elevado a 90} parte.

Hasta aquí el documental, pero… ¿Que tal si en esa fase de tiempo tan extenso, tras las enanas negras, tras el fin de la materia, los gigantescos agujeros negros tendiesen a atraerse los unos a los otros y ha fundirse entre ellos? Un estudio científico de octubre de 2018 mostró la evidencia de un gran número de agujeros negros supermasivos dobles, probables precursores de eventos gigantescos de fusión de agujeros negros, no observados hasta ahora. Un agujero negro es una región finita del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada y densa como para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. El big bang es un estado de muy alta densidad y temperatura que luego se expandió… Y se conoce que los agujeros negros emiten poderosos chorros de energía, cuya composición, naturaleza y comportamiento aún se investiga. Imaginemos un agujero negro supermasivo que todo lo atrae, que absorve galaxias enteras, y otros agujeros negros hasta generarse un único agujero negro supermasivo que generase eventualmente chorros similares a eructos y finalmente un inimaginalbe vómito equivamente a los que conocemos como el Big Bang. El eterno retorno.

Imagen de NASA que muestra chorros de partículas siendo expulsados por el agujero negro supermasivo central de la galaxia Centaurus A. Crédito: AP/NASA.