Agencia SINC •  Ciencia •  19/05/2024

Una joya escondida, un establo quemado y el posible paso de Aníbal

  • En el Pirineo de Lleida se han descubierto los restos de seis animales abrasados dentro de un establo de hace 2.200 años. El ganado ha aparecido junto con algunos objetos de valor de los habitantes, como un pendiente de oro oculto en una olla. El incendio podría estar relacionado con la marcha del ejército cartaginés para luchar contra los romanos durante las guerras púnicas.

Una joya escondida, un establo quemado y el posible paso de Aníbal

Una investigación liderada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en el yacimiento arqueológico Tossal de Baltarga, en Bellver de Cerdanya (Pirineo de Lleida), ha sacado a la luz los restos carbonizados de un edificio, llamado Edificio G por los arqueólogos, a causa de un incendio hace 2.200 años, en la Edad de Hierro. El edificio tenía dos plantas y el fuego provocó que el techo, las vigas de soporte y el piso superior de madera se desplomasen.

Los investigadores, encabezados por el profesor Oriol Olesti del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media de la UAB, han encontrado los restos carbonizados de un caballo, cuatro ovejas y una cabra, junto a objetos de valor como un piquete de hierro y unpendiente de oro escondidos dentro de una olla. El estudio lo publican en la revista Frontiers in Environmental Archaeology.

Según los autores, el piso superior parecía haber sido dividido en espacios de almacenamiento y producción textil. Se han encontrado numerosas herramientas que podrían haber servido para hilar y tejer la lana de las ovejas y cabras que vivían en la planta baja, como fusayolas y pesas de telar.

Los arqueólogos también han encontrado cereales como avena y cebada, y algunos recipientes de cocina enteros, con residuos que demostraban que las personas que utilizaban el edificio habían estado consumiendo leche y queso y comiendo guisos de cerdo y cordero.

«El hallazgo ha permitido reconstruir las pautas económicas de estos habitantes, probablemente dedicados a la trashumancia«, explica Olesti. El análisis de isótopos indica que algunas ovejas habían apacentado anteriormente en los pastos de los valles, posiblemente por acuerdo con otras comunidades.

«Estas comunidades de montaña no estaban encerradas en las tierras altas, sino conectadas con zonas vecinas, intercambiando productos y, probablemente, conocimientos culturales”, remarca el investigador.

La compleja economía de estos pobladores, con actividades de ganadería, agricultura, gestión del bosque y minería indica «una sociedad de la Edad del Hierro adaptada a su entorno y capaz de aprovechar sus recursos en las tierras altas, y también muestra su contacto con otras comunidades». 

El posible paso de las tropas de Aníbal 

La destrucción del Tozal de Baltarga, que ocupaba una posición estratégica en los Pirineos, podría haber estado relacionada con el paso del ejército de Aníbal por esta región para luchar contra los romanos durante la Segunda Guerra Púnica. «La precisión cronológica en arqueología para hablar de la Guerra Púnica no es suficiente como para afirmarlo con toda seguridad», puntualiza Olestí, «pero nosotros tenemos muy claro que ocurrió en ese momento de la historia».

La destrucción del Tozal de Baltargapodría haber estado relacionada con el paso por aquí del ejército de Aníbal para luchar contra los romanos durante la Segunda Guerra Púnica

«Es probable que la destrucción violenta del sitio esté relacionada con esta guerra –comenta–. El fuego general apunta a una destrucción antrópica, intencionada y muy efectiva, ya que todos los edificios del sitio fueron destruidos. En un edificio adyacente también encontramos un perro quemado».

El Tossal de Baltarga era un lugar de residencia y punto de vigilancia de la comunidad ceretana (de laantiguaregióndelaHispania Tarraconense,hoyCerdaña),con un importante asentamiento fortificado cerca, el Castellot de Bolvir. Parece que carecía de murallas defensivas, pero disponía de una excelente vista sobre el río y de las principales rutas de viaje.

«Estos valles eran un territorio importante económica y estratégicamente», remarca Olesti, «y sabemos que Aníbal cruzó los Pirineos luchando contra las tribus locales, también probablemente contra los ceretanos. De esta expedición no se conservan muchos restos arqueológicos y el Tozal de Baltarga es probablemente uno de los mejores ejemplos».

Un pendiente de oro escondido 

El investigador añade: «La reconstrucción implica una destrucción repentina, sin tiempo para abrir la puerta del establo y salvar a los animales. Este podría ser sólo un incendio local inesperado. Pero la presencia de un pendiente de oro escondido indica la anticipación por parte de la población local de algún tipo de amenaza, probablemente la llegada de un enemigo».

«Además, mantener un número tan elevado de animales en un pequeño establo sugiere la anticipación de un peligro», apunta el profesor.Los arqueólogos no saben qué ocurrió con aquellos habitantes del Tossal de Baltarga, pero finalmente el asentamiento fue reocupado y utilizado por los romanos. Una parte de la comunidad probablemente sobrevivió a la conflagración, y los encontramos conviviendo con los romanos en el yacimiento. El elemento más significativo de esta nueva ocupación será una impresionante torre de vigilancia que permanece en el yacimiento.

Referencia:

O. Olesti et al. “The exploitation of mountain natural resources during the Iron Age in the Eastern Pyrenees: the case study of production unit G at Tossal de Baltarga (Bellver de Cerdanya, Lleida, Spain)”. Frontiers in Environmental Archaeology, 2024


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