Refuerce la comunicación con sus hijos y evitará estas 4 formas de acoso online
Los avances de la tecnología han ayudado a la interconexión de diferentes culturas y países haciendo más fácil conocer y comprender a personas de todo el mundo. Pero, ¿qué pasa cuando estas herramientas tecnológicas son aprovechadas de diferente manera para realizar malas prácticas y lo que es peor aún con menores de edad?
La peor pesadilla de un padre o madre es cuando les suceden cosas negativas a sus hijos, creyendo que no han hecho lo suficiente en su vida para protegerlos, creandoles impotencia y hasta culpa.
Para poder defender y apoyar a sus hijos, es necesario conocer algunas formas de acoso y violencia en las redes para saber qué hacer y cómo reaccionar antes que algo malo suceda.
Aquí algunas de las malas prácticas más comunes.
Ciberbullying
Es una práctica que ha estado desde siempre, sólo que se ha actualizado a través del uso de las diferentes redes sociales y plataformas de mensajería.
Todos en la etapa escolar han tenido un compañero o compañeros a los que les gustaba fastidiar a otros con el fin de generar burlas y ser el más popular de la clase. Muchas veces sólo era visto como una mala conducta que era castigado con una suspensión o llamando a sus padres. Estas conductas calaron en diferente intensidad entre las víctimas quienes muchas veces sólo esperaban el fin de curso para no volverlos a ver más.
Con la llegada de la tecnología, este tipo de bullying se masificó de tal manera que crea audiencias e imitadores, pues cada evento, foto o video que se pueda obtener de una situación comprometedora se puede subir a la nube y compartir entre redes sociales acompañados con palabras de humillación y/o burla.
Estas acciones, muchas veces, han provocado que las víctimas tomen decisiones drásticas sobre su vida y se alejen de todo apoyo familiar.
Dating violence digital
Se trata de manipulación y control de los dispositivos móviles, contraseñas, perfiles, etc. de la pareja. Esta es una situación recurrente en parejas de adolescentes o jóvenes lo que la está convirtiendo, también, como preámbulo para la violencia de género.
Las víctimas suelen creer que estos son actos aislados y corresponden a celos de pareja encontrando esto muy halagador, pensando que la otra persona se comporta así por miedo a perderlo/a y que este está muy enamorado/a.
Este tipo de acciones, pueden terminar provocando actos de violencia por ambas partes.
Sexting
Es el envío de imágenes íntimas y/o palabras de contexto sexual entre una pareja. Esta práctica se dio a conocer más o menos en el año 2005. Realizar este tipo de intercambio o conversaciones puede ser muy peligroso para los adultos, porque pueden llegar a ser chantajeados por la persona que recibe las imágenes o textos, dependiendo de la confianza y el respeto que se tengan.
Lo mismo está sucediendo con los menores de edad, quienes muchas veces, sea por presión social, es decir, por tener popularidad o por demostrar que ya no son unos “niños” acceden a realizar este tipo de acciones sin considerar que se puede viralizar a través de las redes sociales o plataformas de mensajería, violando su intimidad.
Grooming
Al igual que el ciberbullying, esta práctica ha ido evolucionando con la llegada del internet. Este acoso encierra todas las acciones realizadas por un adulto para acechar a un menor con la finalidad de llegar a un acto sexual.
Con la cantidad de información que circula en la red y la falta de privacidad en redes sociales y plataformas de mensajería, hace que cualquier persona pueda tener acceso a conocer el comportamiento y actividades de los menores, esta información es aprovechada por pedófilos y redes de pornografía y prostitución infantil. Se crean perfiles, en redes sociales, haciéndose pasar por algún famoso de moda y ganan su confianza.
Una vez obtenida la confianza del menor le solicitan fotos en posiciones provocadoras con o sin ropa para luego concretar un encuentro con fines sexuales.
Algunas cifras a considerar
Según una encuesta realizada a 4000 menores de edad en el año 2016 por parte de UNESCO, se confirmó que el 42% de las niñas han sido acosada en comparación a un 33% de los niños.
Los menores pasan parte importante de su día teniendo actividades en redes sociales o plataformas de conversación, este último está significando el 54% de este tiempo, por lo que tendría sentido que el 75% de los acosos se realicen por WhatsApp.
En una encuesta de la ONG Internacional Bullying sin fronteras, se pudo conocer los cuatro países con mayor incidencia de bullying en el mundo, estamos hablando de México, Estados Unidos, China y España. en ese orden.
No olvidar que la discriminación y el acoso también se da por las opciones sexuales, es decir, la comunidad LGTB de menores de edad también ha sufrido de acoso, estamos hablando de un 15% de su alumnado.
¿Cómo mejorar el control parental?
Se debe considerar tener un mayor dominio del control parental, esto no significa que el menor debe ser controlado o acompañado a cada paso de su vida, es mejor que se le brinde toda la información de buenas y malas prácticas que suceden en la vida diaria para que no sea presa fácil de acosadores dentro y fuera de la red. La mejor confianza que él pueda brindar, es la confianza a los padres.
También es importante salvaguardar la privacidad de las actividades de los hijos sin exponerlos en las redes sociales. No hace falta que los menores tengan un perfil para que otros puedan conocer sus actividades, muchos de los padres publican fotos que aparentemente son graciosas, pero pueden ser mal interpretadas por personas acostumbradas a violentar la intimidad de lo demás.
Esta preocupación es acogida con buenos ojos por parte de desarrolladores de aplicaciones de dispositivos móviles que ayudan a la ubicación de sus usuarios, en este caso, los hijos. Pero no sólo es importante conocer su ubicación, sino también el contenido que comparte con sus contactos, en ese sentido la aplicación mSpy ofrece un completo programa de monitoreo que ayuda a reforzar el control parental.
La acción de monitorear no es lo mismo que espiar. Los padres al ser responsables de sus hijos menores de edad, cuentan con el derecho de conocer que hace su hijo/a y con quienes se relaciona, así se podrá evitar atentados contra intimidad e integridad.
mSpy, a través de su panel de control, permite tener acceso al envío y recepción de correos y mensajería de una forma detallada y ordenada. También registra en un listado las llamadas entradas y salientes de números desconocidos y registrados señalando el tiempo que tomó cada uno de estos.
Todas las rutas hechas por el dispositivo son plasmadas en un mapa gracias a su GPS integrado, así como Geo-Cercas que ayuda a configurar las zonas seguras y prohibidas para el menores. Un plus interesante es que envía un mensaje a la personas que está monitoreando, cada vez que el usuario entra o sale de las zonas configuradas.
Este rastreador móvil trabaja con dispositivos Android y iOS con o sin Jailbreak, en su página oficinal se puede consultar la compatibilidad antes de acceder a sus beneficios. Es importante tener a la mano el dispositivo a monitorear, puesto que hay que ingresar a su navegador y copiar el enlace que se le brindará una vez aprobado la operación de compra.
Problemas que se evitan con un buen control parental
La seguridad, tanto emocional como física, de los hijos no tiene valor monetario.
Los acosos y actos de violencia afectan en gran medida la personalidad del menor, creando inseguridades y enojos contenidos, que pueden desencadenar acciones inesperadas en el futuro.
El control parental no se puede reducir a una aplicación, esta actúa como compañera en la comunicación y refuerzo en la confianza del menor, dándole poder sobre su propio cuidado
Cualquier estrategia o ayuda que mejore la protección personal y emocional de los hijos le ayudará no sólo a su familia, también a la sociedad.