Las renovables ya producen el 40% de la energía de España. Un récord, pero uno que no va a resolver la crisis
Por primera vez en la historia moderna, España ha cubierto más del 40% de su generación de electricidad con energía renovable. Según Ember, un grupo internacional de análisis energéticos, la suma de eólica y solar del mes pasado superó el anterior récord (de 38,9% en mayo de 2021) y sobrepasó la barrera simbólica del 40%. No obstante, eso no es lo más interesante del informe.
A la cabeza de Europa. Durante los últimos años, los analistas de Ember monitorizan los datos de generación e importación de energía de más de 75 países que representan el 93% de toda la demanda mundial de electricidad. Además, los complementan con un histórico de 209 países desde 2000 en adelante. En este contexto podemos ver muchos países que generan más de la cuarta parte de su producción, pero solo en España y Países Bajos la apuesta parece dar frutos y se encuentran a la cabeza de Europa.
Y no solo en Europa. Todo esto se encuadra en una «aceleración mundial» de estas dos fuentes de energía. Según los analistas, este combo se ha duplicado desde 2015 y ya representa el 10% de la electricidad en todo el globo. Es más, se tratan de las energías que más crecen en todo el mundo por decimoséptimo año consecutivo.
España progresa poco a poco… De todas formas, eso no es lo más interesante: y es que según los informes de Ember, en los dos últimos años la pujanza de la eólica y la solar han permitido reducir en ocho puntos porcentuales la cuota de combustibles fósiles en el país. No es tan rápido cómo nos gustaría, pero la tendencia es clara y consistente.
… pero sigue perdida en la búsqueda de su modelo energético. Es importante tener todo esto en cuenta, sobre todo ahora que la crisis energética ha puesto encima de la mesa (una vez más) el debate sobre qué sistema energético queremos para el país. Está claro que para países como España, las renovables son la vía más sostenida hacia la independencia energética: no obstante, la búsqueda de esa independencia es larga, cara y está llena de problemas. No es un camino de rosas como a veces se plantea desde las administraciones públicas que apuestan por la transición energética.
Fuente: xataka