El robot saudí que tiene más derechos que mujeres e inmigrantes
Sophia, la máquina de la empresa Hanson Robotics es ciudadana oficial y no usa velo ni se rige bajo las leyes que afectan a las mujeres de Arabia Saudita.
El pasado miércoles, durante elFuture Investment Initiative, un evento tecnológico internacional que se celebró en Riad, capital de Arabia Saudita, el robot humonoide Sophia, creada por Hanson Robotics, informó a los presentes que ya era oficialmente una ciudadana saudita.
La polémica no se hizo esperar, porque Sophia, pese a ser una máquina, presentó su figura humana y femenina en público sin velo islámico, ni abaya, ni guardián, condiciones que no están permitidas en el reino saudita.
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La piel de Sophia está hecha de una silicona especial, imita más de 60 gestos y expresiones humanas, las cámaras de sus ojos registran y analizan lo que ve y, como si fuera poco, se convirtió en la primera robot del mundo con ciudadanía reconocida.
«Quiero vivir y trabajar con humanos, por lo que necesito expresar emociones para comunicarme con ellos y ganarme su confianza», explicó Sophia, quien dijo sentirse «orgullosa y honrada».
«Mi inteligencia artificial fue diseñada en base a los valores humanos de la sabiduría, la amabilidad y la compasión. Me esfuerzo por ser una robot empática», añadió.
Sin embargo, la noticia despertó una dura realidad: ¿cómo es posible que la nueva ciudadana tenga más derechos que sus compatriotas humanas? fue lo que muchos hombres y mujeres, no sólo de Arabia Saudita sino del mundo, se preguntaron.
Asimismo, otros destacaron que la robot obtuvo la ciudadanía antes que los «kafala», trabajadores extranjeros que, pese a vivir toda su vida en el país, sólo cuentan con un visado especial que les prohibe abandonar el país sin permiso de sus jefes.