El 5 de marzo estrenan “Chávez Infinito”: un líder del pueblo y para el pueblo
Hasta el más lejano rincón de Venezuela. Hasta ahí llegó Hugo Chávez Frías, demoliendo a la partidocracia que sobrevivía en el país, achicando la distancia impuesta entre líder y pueblo, porque el presidente venezolano, que proclamó que una revolución bolivariana había comenzado, tuvo la simple virtud de reconocerse en todo momento como un hombre más del pueblo.
En esa vorágine que fue Chávez para Venezuela, pero también a nivel mundial, siempre sobresalieron los sentimientos más profundos y genuinos de los más humildes para una persona que, por primera vez, los representaba sin mediaciones.
La documentalista argentina María Laura Vásquez, que vivió en Venezuela entre 2000 y 2011, tomó como punto de partida esos sentimientos y los plasmó en Chávez Infinito, producción que se verá el próximo 5 de marzo a las 22.30 en la cadena Telesur (www.telesurtv.net).
Vásquez, que trabajó junto al director Oliver Stone en las películas Al sur de la frontera y Mi amigo Hugo, asegura en esta entrevista que el documental “es la visión y la historia de la irrupción de Chávez dentro del pueblo venezolano” y “cómo fue construyendo el vínculo con su pueblo, cómo influyó en la vida de cada uno de los venezolanos, y cómo vivieron y viven la desaparición física de él y el legado que dejó en todos ellos”.
La película de Vásquez se construye a través de ocho personas que cuenta sus historias con Chávez desde un lugar de amor, respeto y conmoción, por fuera de las conocidas consignas repetitivas y vacías.
“Estuve en Venezuela en el 2013 –recuerda la directora argentina-, unos meses después del fallecimiento de Chávez, y me impactaron mucho los relatos de los venezolanos y las venezolanas de cómo vivieron el día de su muerte. Me resultó profundamente conmovedor escuchar cómo ellos hablaban de Chávez como si fuera un amigo o un hermano con el que habían compartido más de una década, y contaban si lo habían visto, qué les había pasado cuando Chávez decía tal o cual cosa. Y ese vínculo tan hermanado entre ese pueblo y Chávez me llevó a tener la necesidad de contar ese vínculo”.
La problemática venezolana no es ajena para Vásquez, no sólo por haber vivido 11 años en el país, sino por su trabajo documentalista que anteriormente se plasmó en Cuando la brújula marcó el sur y Proyecto Independencia.
Para su nuevo film se despegó de cuestiones más teóricas, por eso Chávez Infinito “no es un análisis histórico-político de lo que significó para Latinoamérica o para la política petrolera mundial, sino que es una visión desde el mismo pueblo y desde lo emocional”.
-¿Por qué elegiste contar la historia de Chávez y de la Revolución Bolivariana desde los testimonios de gente de a pie?
-Ya me había ocupado de hacer un trabajo que tenía que ver con una mirada más política, histórica y analítica, con un documental más de tesis. Lo que más me había impactado tenía que ver con la construcción de ese vínculo muy particular, como los que generan los líderes, los hombres y mujeres que realmente son líderes. Esa construcción del líder y su pueblo describe y relata esta película con toda la carga emocional.
-¿Cómo fue la elección de las personas que brindan sus testimonios?
-Los personajes que se eligieron tuvieron que ver con seres capaces de hablar de Chávez desde el corazón. Para mí era muy importante no hacer un documental lleno de consignas, que muchas veces son repetidas de una manera mecánica. Las personas elegidas fueron gente del pueblo que fue capaz de conectarse con un relato emocional, desde el corazón y sin estructuras que marcaran esos discursos.
-¿Desde tu primer documental sobre Venezuela cómo ves tu proceso personal y el de la revolución bolivariana?
-Llegué a Venezuela en el año 2000. Mi llegada no tuvo que ver con que me interesara el proceso bolivariano y me impactó muchísimo lo que viví en ese momento. No me dedicaba al documental, pero la vida y la necesidad de registrar lo que estaba viviendo me llevó a eso. Fueron 11 años de registrar no sólo el proceso chavista sino enmarcar ese proceso dentro de la historia de Venezuela. A veces se habla de Chávez y del proceso que vivió Latinoamérica como si no fuera parte de nada, como si hubieran sido un grupo de líderes que, de manera casual, aparecieron en la esfera política. Pero son líderes que vienen arrastrando 500 años de luchas, entonces me dediqué a poner en contexto y en la línea de tiempo ese proceso y en tratar de entenderlo y trasmitirlo. Y fue bien interesante porque fue un cine profundamente político para trabajar la política con el pueblo. Fueron películas que además de salir en el cine se trabajaron mucho en cine foros, se hizo mucho laburo político e ideológico dentro de las comunidades. Esa experiencia fue muy enriquecedora porque sentí en carne propia la potencia que el audiovisual tiene.
-¿Qué aportes pensás que brindás con la película al proceso Latinoamericano?
-En América Latina estamos viviendo un proceso particular y de retracción de lo que fue la oleada de gobiernos transformadores, algunos menos y otros más revolucionarios. Uno de los elementos de la nueva oleada neoliberal en la región es mostrar a estos líderes como líderes casuales, que no tuvieron que ver con nada, que no están dentro de una línea e invisibilizarlos, descalificarlos y desacreditarlos. Es muy importante revalorizar la figura de Chávez y del proceso bolivariano. El material es crítico en algunos puntos y desde lo que la misma gente dice. No me pongo como directora argentina cuestionadora, sino que mostramos lo que la gente puede sentir como críticas al proceso venezolano. Es un material que lleva a la reflexión, pero que revaloriza el proceso venezolano y a Chávez como líder indiscutido de todo ese movimiento. Para mí eso es un aporte a la visibilización, para que no olvidemos y sigamos revalorizándolo en la justa medida.
-¿Cómo podés definir a Chávez en pocas palabras?
-Tuve la experiencia de verlo en varias oportunidades. Capaz es poco político lo que digo, pero era un ser de luz absoluto. Para mí fue un maestro en todos los sentidos de la palabra, por lo que decía, por lo que hacía y por lo que sentí las veces que estuve cerca de él. Era un tipo energéticamente arrollador, apabullante, magnético, fantástico.