Redacción •  Cultura •  04/01/2025

Antigua novedad, de Nacho Vera con dirección de Carlos Tuñón: un concierto – espectáculo sobre la creación y resucitar ilusiones

  • Antigua Novedad, una creación del actor y músico Nacho Vera, se estrena en el Teatro del Barrio de Madrid el próximo 11 de enero.
Antigua novedad, de Nacho Vera con dirección de Carlos Tuñón: un concierto – espectáculo sobre la creación y resucitar ilusiones

Tras unos meses de residencia artística en Teatro del Barrio, el próximo 11 de enero llega el primer estreno de 2025 en este escenario: Antigua Novedad, una creación del actor y músico Nacho Vera (Capitán Bazofia, Manolita Chen. Un cuento chinoLa Baltasara) que él mismo produce e interpreta y dirige Carlos Tuñón (Lear (desaparecer), La vida es sueño. Auto sacramental).

Antigua Novedad es la re-creación de un concierto mítico… o un poema escénico de dos palabras antagonistas que necesitan vivir juntas para demostrar al mundo que la lógica no tiene sentido… la desaparición del personaje principal para dar cabida al secundario… la anatomía de una desaparición… una historia de fantasmas…. un pequeño homenaje a lo secundario, a lo tangencial, a aquel lugar donde se te va la atención mientras estás haciendo “lo que realmente importa”… un desconcierto artístico… una obra desmesurada que no acaba nunca…. una vida en escena que el público se puede llevar de recuerdo mientras recuerde… en España es el primer verano sin Franco y en Argentina el primer verano de otra dictadura militar… dar datos es aburrido pero es más claro, si alguien lo lee con ojos de leer una sinopsis pues creemos que le puede cuadrar o al menos defraudar un poco menos, vale, pues lo dejamos así, además, casi nadie lee ya nada y menos una sinopsis.

Nacho Vera habla sobre Antigua Novedad…

«Si un o una gran periodista teatral me hicieran una pregunta tipo ‘¿cómo definirías esta pieza?’, diría algo así: ‘Creo que Antigua Novedad es una ficción apropiada en todos los sentidos, apropiada porque es correcta en este preciso momento, porque se ajusta a mí y a todas mis compañeras y compañeros, y apropiada en el sentido de adueñada, diría que pelín robada porque nace de otras ficciones. Ahí sacaría una libreta donde apunto frases que creo que le pueden parecer bien a alguien de la prensa, si me entrevistan, y leería posiblemente esta: “Nos adueñamos de otras voces para hacer un nuevo combinado con antiguas especias». Luego estrecharía la mano al periodista o la periodista y le susurraría al oído: «Por mí y por todos mis compañeros y compañeras», que por cierto son un montón. Quizás la periodista me haría otra pregunta más afinada, tipo: ‘¿En Antigua Novedad hay muchos homenajes, ¿no?’. Y yo seguramente le contestaría diciéndole: “Sí, hay muchos: a la creación, a la música, a personas que ya no están o mejor dicho personas que sí que están pero están muertas, al sentido del humor, a las bandas que desaparecieron y a las canciones aparecidas, aparecidas por que se perdieron y hoy vuelven, y aparecidas en plan fantasma, en plan fantasmal, para que alguien dé un brinco al escuchar esa canción que viene de un lugar ignoto”. Esto último se lo diría medio cantando, y después le diría algo así: “En un momento de la pieza, el actor secundario que hace de batería toca un tema del futuro, es una especie de invocación a un porvenir que ya ha pasado, es como resucitar un muerto, de esto también tiene mucho esta función, de resucitar ilusiones”.

Carlos Tuñón habla de Antigua Novedad…

«Cuando me llamó Nacho para un café a principios de 2024, me dijo: ‘tengo un deseo, una suerte de libreto ya antiguo, alguna música esbozada, la fotografía de una tienda de ropa de Santander y un título, Antigua Novedad… Y no quiero hacerlo solo’. El deseo era fundamentalmente ese: no hacerlo solo. Y a partir de ahí decidimos que yo sería más bien como un acompañante silencioso, un voyeur que le propondría mezclar y juntar cosas que no deberían estar juntas, desbaratarlas, volverlas a juntar, salir a caminar, soñar en alto, invitar a gente al proceso y, sobre todo, acompañarlo para que aparezca todo su mundo; un universo de imágenes e ideas sobre la creación, sobre la música, las palabras, la lógica de los sueños, sobre aparecer y desaparecer. En julio hicimos la primera residencia artística en Teatro del Barrio, y el primer día le propuse a Nacho que nos hiciera la obra entera a Mayte Barrera, ayudante de dirección, y a mí. Empezar haciendo obra. Y que eso ya era. Nos leyó textos, nos tocó temas, lo hizo en un orden intuitivo, improvisó las transiciones, dio un salto de fe, y la obra apareció. Ya estaba todo ahí, una historia de fantasmas, la anatomía de una desaparición, la extravagancia de los márgenes, las referencias infinitas, el humor crítico e ingenuo, el concierto que no fue, los relatos imposibles, la mezcla de texturas, las capas superpuestas, la locura invocada…., y todo esto fue macerándose gracias a las miradas cómplices del equipo, que son amigos: Gonzalo, José Juan, Noelia, y todas los demás que se han acercado durante el proceso a esta antigua novedad que es una suerte de rito de paso de un momento vital de Nacho a otro, de un antiguo alter ego a otro, del recuerdo de una vida que ya pasó pero que sigue ahí, sonando en los camerinos como un hilo musical». 


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