El oficio de pintar y autorretratarse, a escena
- Javier Ruiz de Alegría, muy conocido en el mundo teatral como actor y diseñador de iluminación, pasará varias tardes de enero y febrero representando en el escenario del Teatro del Barrio El hombre y el lienzo, pintando un cuadro en directo cada función.
En 2013, los Diccionarios de Oxford eligieron la palabra selfie como vocablo del año, por lo cotidiana que se había vuelto esta práctica. Sin embargo, mucho antes de que entabláramos esta relación tan íntima con las fotos y la difusión de nuestra imagen, la pintura había acuñado un subgénero para el retrato: ese en el que las y los artistas dibujan y pintan su propia imagen.
Suplir la falta de modelos, experimentar técnicas y estilos, dignificar su profesión (sobre todo a partir del Renacimiento), reflejar un estado de ánimo, auto conocerse, dejar que escape la vanidad, reflexionar sobre el paso del tiempo… Las y los artistas del pincel han aducido innumerables motivos para plantarse ante el espejo y evocar su imagen sobre el lienzo. “Es difícil conocerse a uno mismo, pero tampoco es fácil pintarse”, le escribió a su hermano Theo, en una de sus cartas, Vincent van Gogh, uno de los pintores de los que más autorretratos se conocen, junto con Rembrandt. Velázquez se asomó en Las Meninas, Durero se convirtió en leyenda sobre todo gracias a su autorretrato, y también juguetearon con sus rasgos Egon Schiele, Frida Kahlo o Lucian Freud.
Así, el autorretrato resulta ser un bisturí de la identidad. Que se lo digan a Javier Ruiz de Alegría, muy conocido en el mundo teatral como actor y diseñador de iluminación, y que pasará las tardes del 12 y el 19 de enero representando en el escenario del Teatro del Barrio El hombre y el lienzo, un espectáculo unipersonal en el que se meterá en la piel de un artista plástico de reconocido prestigio que va desnudando su alma y desgranando sus miedos, dudas y deseos ante el público, al tiempo que realiza su última obra: un encargo para una importante conmemoración.
Un proyecto fresco y original escrito y dirigido por Alberto Iglesias, también conocido como intérprete, que plantea cómo la identidad se construye no solo a partir de ideas y aspiraciones propias, sino también de herencias, y revisa los clichés con los que carga la gente que se dedica al Arte. Preocupaciones artísticas y existenciales que expresa un hombre que trata de descubrirse a sí mismo a través de la pintura.