Entrevista con Susana Ruiz Mostazo, autora del libro «111 historias de personas con diabetes»: «Todos tenemos nuestra propia diabetes, miedos o inseguridades»
- Después de su primer libro, «Los sueños no tienen cima», la escritora bilbaína regresa con otra obra para concienciar sobre la diabetes. En esta ocasión se trata de una suma de encuentros, vivencias y entrevistas con otras personas que también padecen la enfermedad y asumen la vida con una mirada de transformación necesaria para la sociedad en su conjunto. Momento propicio cuando el 14 de noviembre se celebrará el Día Mundial de la Diabetes. Ese día la autora tendrá un encuentro en la librería Elkar Pozas, de Bilbao, a las 19 horas.
Pregunta: ¿Por qué este libro?
Respuesta: Durante el confinamiento, decidí contar mi historia con diabetes tipo 1 en el libro «Los sueños no tienen cima», donde narraba desde el momento del diagnóstico con once años y todo el camino recorrido por diferentes países del mundo, montañas… Con la ascensión al Kilimanjaro, Viajes a Nepal, Groenlandia etc. Pero en 2021, tras una operación de hernia discal, decidí contar la historia de otras personas con diabetes. Llevaba diez años impartiendo charlas en diferentes asociaciones por toda España para motivar a las personas a perseguir sus sueños, pero en ese momento sentí que era el momento de contar la historia de los demás. De muchas de las personas que había conocido a lo largo de estos años con esta patología o que conocí gracias al proyecto 111. Los objetivos eran claros: Concienciar, ayudar y visualizar. Mostrar a las personas con diabetes por encima de la patología. No hablar de sensores, nuevos fármacos o dosis de insulina, sino de personas que padecen esta enfermedad y como lidian con ella día a día. Contar sus inquietudes, sus sueños, plasmar sus emociones en el momento del diagnóstico.
P: ¿La sociedad sigue siendo indiferente ante la diabetes, o se ha generado una mayor conciencia?
R: La sociedad “conoce de refilón la diabetes, me imagino que como cualquier otra patología que no les toca vivir. Infravalora lo que realmente supone convivir con una patología crónica como la diabetes que demanda la continua atención del paciente, sin descanso, día y noche, los 365 días del año. Muchas personas creen que consiste sólo en tomar una pastilla o injertarse insulina y no comer dulces. Nada más lejos de la realidad. Consiste en llevar a cabo la función que hacía el páncreas, un órgano vital que un día fue atacado por el propio sistema inmunológico del paciente para destruir las células beta, encargadas de segregar insulina, fundamental para la vida de cualquier persona. Esto ocurre en los casos de diabetes tipo 1. Luego están las personas con diabetes tipo dos, que normalmente se desarrolla en personas más adultas. Su cuerpo genera una resistencia a la insulina y no la maneja de forma adecuada. Pero ninguna de ellas es más importante que otra, todas tienen su importancia y se deben de conocer los síntomas para actuar rápido. Y como sociedad debemos aprender a ser más empáticos para preocuparnos por como atender a un paciente con diabetes u otra patología si lo necesita. Muchas veces, tan sólo es necesario aprender a escuchar a tu familiar, paciente, amigo o compañero de trabajo para saberlo.
P: Si tú no hubieras padecido diabetes, ¿crees que habrías escrito este libro?
R: Siempre me han interesado mucho las historias humanas. Pero claro, padezco la diabetes desde los once años, una edad muy temprana que quieras o no me ha marcado. También mis padres padecen diabetes y mis suegros. Estoy muy implicada con este tema. No sé si hubiera escrito este libro, pero lo que tengo claro es que la diabetes de una forma u otra, el padecer una enfermedad crónica desde hace treinta años, me ha hecho interesarme más por ella, por los que la padecen y ser más empática con los demás y con otras patologías.
P: ¿Qué valores en común encuentras en los distintos protagonistas de tu libro?
R: Muestras una gran capacidad de superación, empatía hacia los demás, esfuerzo, planificación, resiliencia. Son experiencias vitales que van mucho más allá de la patología porque sus protagonistas consiguieron adaptar la diabetes a la vida que ellos querían vivir y no al revés sin menospreciar el cuidado que precisaban mantener. Muchos han recorrido distancias corriendo por montaña de más de cien kilómetros, llevado a cabo maratones, han estudiado medicina o enfermería, se han volcado en el arte de la música o la magia y todos ellos también han ayudado a los nuevos diagnosticados siempre que se lo han solicitado. La constancia y la solidaridad son otros de sus valores.
P: ¿La enfermedad transforma la mirada de quien la padece?
R: Estoy convencida que a muchas personas que sufren una enfermedad crónica las hace observar la vida desde otra óptica. La diabetes es como un tsunami que llega y arrasa con toda tu vida, tus costumbres, tus hábitos. Elimina la improvisación de la ecuación de tu vida. Debes planificar cada momento, no evitar llevar a cabo tus sueños sino planificarlos a fondo. Aprendes de nutrición, de medicamentos, de ejercicio y sus efectos. Si eres niño te hace madurar antes de tiempo y si eres adulto pararte a pensar, reiniciarse y volver a vivir con más fuerza y conciencia.
P: Llevas dos libros publicados sobre el tema, ¿vendrán nuevas obras sobre tu experiencia con la diabetes?
R: De hecho, he publicado una antología junto con otros escritores que se acaba de publicar, “AIRE DE LETRAS” Todos de la asociación de Comarruga Literaria. Hay poesías, relatos diversos, todos ubicados en la población de Comarruga. Yo he tenido el placer de colaborar contando precisamente la historia de una persona con diabetes que acaba de ser diagnosticada.
Vendrá la segunda parte del 111 historias y luego querré publicar una novela diferente, que no tenga nada que ver con la patología.
P: ¿Sientes que con tu voz estás creando conciencia también en personas sin diabetes? ¿Te leen?
R: Sí, por supuesto. He impartido charlas en clubes de montaña, asociaciones culturales, que nada tenían que ver con la diabetes y que les ha encantado la experiencia. Todos tenemos nuestra propia diabetes, miedos o inseguridades y escuchar o leer sobre experiencias vitales cargadas de emoción, anécdotas y vivencias siempre gusta.