Huichi Chiu y Víctor Velasco estrenan «No tener abuelas», apelando a lo que hay de universal y protector en todas las abuelas
Tras una residencia artística de varias semanas en Teatro del Barrio, la pareja de artistas que forman Huichi Chiu y Víctor Velasco estrena el próximo 27 de diciembre, en este mismo teatro, No tener abuelas: una obra sobre la ausencia y la búsqueda de amparo, basada en la relación que mantenemos con nuestras abuelas, que tiene mucho de universal en su legado y patrimonio ético, sea cual sea el origen de cada una de ellas: nos cocinaban, nos sonaban los mocos, nos limpiaban las rodillas al caernos, nos consolaban, nos llevaban a los sitios, nos daban caprichos a escondidas, nos ponían la chaqueta si hacía frío.
Las abuelas de Huichi Chiu eran chinas, y las de Víctor Velasco, españolas. Sin embargo, esta pareja de artistas piensan en todas ellas y se las imaginan muy parecidas. Les resulta divertido imaginar que se habrían llevado muy bien si hubieran tenido la oportunidad de conocerse, a pesar de los miles de kilómetros que las distanciaban, aunque no hablasen el mismo idioma ni viviesen en el mismo continente. Había un carácter protector común, y era muy parecida la sensación que les causaban a sus nietas y nietos.
Justo en este momento de la vida y carrera profesional de Huichi Chiu (a quien hemos visto, como actriz, en en Un idioma propio, dirigida por Víctor Velasco; Historias de Usera, dirigida por Fernando Sánchez Cabezudo; o El señor Ye ama los dragones, de Paco Bezerra, dirigida por Luis Luque y producida por el Teatro Español) y Víctor Velasco (ha dirigido Un idioma propio de Minke Wang para el CDN, Furiosa Escandinava de A. Rojano para el Teatro Español, Las horas contadas y La corrupción al alcance de todos de José Ricardo Morales para el CDN) en el que se plantean un reseteo, echan de menos, más que nunca, a sus respectivas abuelas. Y así nace No tener abuelas, este proyecto artístico que combina texto, interpretación y proyecciones audiovisuales. Que hace un ejercicio memorialístico con los recuerdos de sus abuelas. Es un movimiento de aproximación, un acercamiento que es mayor cuanto mayores son las diferencias. Se pretende arrimarse tanto que no se sepa dónde acaba una persona y empieza la otra, como en el amor. Se quiere difuminar todo tipo de barreras pero sobre todo las mentales. De ahí que se persiga recrear conjuntamente el universo de las abuelas, avivando su memoria, para que nos sirvan de guía. Para que nos acompañen al retrete en mitad de la noche.
No tener abuelas nace de la necesidad de reconciliación -y reparación- de la realidad dentro de una deriva histórica que cada vez la tergiversa más. Reconciliación con la naturaleza, con la historia, con la cultura, con la familia, con la sociedad: reconciliación del Cielo y la Tierra. La investigación en la que han estado inmersos Huichi Chiu y Víctor Velasco pretende sentar las bases de un proyecto multidisciplinar que se articula en torno a una idea matriz: el proceso escénico de apelar al pasado (invocación de las abuelas) como tentativa de reconquistar el ámbito de la posibilidad -desde una perspectiva individual, social y política- en el presente escénico. Para ello, nos proponen una estrategia inspirada en el mestizaje, en un intento de emborronar un poco bordes de todo tipo, propios y ajenos, pero sobre todo mentales.