‘Ucrania en llamas’: el incómodo documental de Oliver Stone sobre Ucrania
Stone, que se dedica al cine político desde hace tiempo, relata lo que, en su opinión, provocó realmente el Euromaidán de Ucrania. Entre los entrevistados se encuentran el expresidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich; Vladímir Putin, y también el exministro de Interior de Ucrania, Vitali Zajárchenko.
Dos días antes del estreno, en la red apareció una petición del ucraniano Andréi Nezvani para que se prohibiera el filme, ya que en él “se tergiversan los hechos” y puede “provocar desórdenes en masa en Ucrania”.
La Agencia Nacional de Inteligencia ocultó a los nacionalistas
En el filme se relata cómo desde 1946 la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) ha colaborado estrechamente con organizaciones nacionalistas ucranianas en contra de la URSS, usándolas como contraespionaje. Prueba de ello son los documentos que dicha agencia ha desclasificado recientemente.
Los nacionalistas “ya a finales de 1941 habían exterminado entre 150.000 y 200.000 judíos en el territorio ucraniano que había ocupado Alemania”, pero la “fuerte unión” que surgió posteriormente les permitió huir a Europa tras la Segunda Guerra Mundial, donde la ANI les ayudó a permanecer ocultos. Por ejemplo, Mikola Lebed, responsable por los múltiples asesinatos de Volinia (unos 80.000 polacos fueron masacrados por el Ejército Insurgente Ucraniano o UPA y otros grupos armados) fue trasladado a EE UU, donde murió en 1998 sin haber rendido cuentas ante un juzgado por sus crímenes de guerra, según afirma la película.
Sin embargo, aquí no termina la colaboración de los órganos de EE UU con los nacionalistas.
EE UU y la revolución de 2004
En 2004 Ucrania se convirtió en un campo de batalla entre Rusia y Occidente. El candidato prorruso Víktor Yanukóvich ganó las elecciones, pero el prooccidental Víktor Yuschenko (cuya mujer había trabajado en el Departamento de Estado de EE UU con la Administración Reagan), como recuerda el narrador de la película, consiguió la presidencia gracias a las protestas y a su apoyo externo.
Víktor Yanukóvich se convirtió en el siguiente presidente de Ucrania, pero no pudo alcanzar ningún acuerdo con la UE. “Contábamos con el Fondo Monetario Internacional (FMI)… pero durante un año nos estuvieron ofreciendo una opción que para nosotros era inaceptable… Quedaba Rusia, que nos dijo: ‘Estamos dispuestos a cooperar con vosotros como socios si tenéis en cuenta nuestros intereses”, relata Yanukóvich.
Como respuesta, Rusia estableció límites en el comercio con Ucrania, pero simplemente porque, en caso de que esta se integrara con la UE, “la Unión Europea podría penetrar en nuestro territorio con todos sus productos sin necesidad de acuerdos de ningún tipo”.
“Nosotros dijimos que claro, que si Ucrania había decidido hacerlo así, era su elección, y nosotros la respetábamos, pero no estábamos obligados a pagar dicha elección”, comenta Putin.
EE UU también financió el Euromaidán
Como Zajarchenko, el Jefe de Estado de la República Popular de Donetsk, le explicó a Stone, ellos sabían que se estaban preparando las protestas para el 2015, pero la paralización de la integración con la UE aceleró el proceso. Asimismo tuvieron un papel importante las organizaciones públicas financiadas por la agencia estadounidense NED (National Endowment for Democracy) , los periodistas becados por EE UU y los telecanales de noticias que se habían creado literalmente el día anterior.
El presidente de la administración, Serguéi Liovochkin, fue quien dio la orden de dispersar por la fuerza a los allí reunidos bajo el pretexto de la instalación de un árbol de Navidad. “Es una coincidencia, pero el señor Liovochkin se codea con muchos políticos norteamericanos”, se puede oír en la película, seguido de una fotografía de la portavoz oficial del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
En ese momento clave, a la plaza llega la policía al mismo tiempo que unos ultraderechistas que empiezan a lanzar piedras y prender antorchas.
A la pregunta de Stone sobre si Yanukóvich sintió algún apoyo de EE UU, el expresidente señala que acudieron muchas delegaciones, pero que se quedaban con los que protestaban, agravando así el conflicto: “¿Se debe permitir que los protestantes ocupen edificios del gobierno? ¿Qué pasaría si el cónsul de Ucrania se acercara a los protestantes de Ferguson y les diera a cada uno un pastelito o culpara a los policías norteamericanos?… ¿Entonces por qué cuando lo hace Ucrania no está bien visto?”
Ver el documental completo aquí (en ruso).