Victor Jara, la voz que revive en la lucha social
El cantautor y compositor dedicó parte de su vida a rescatar la tradición popular chilena y luchó por la reivindicación social de las clases más desposeídas de su país.
Las letras del chileno Víctor Lidio Jara Martínez aún se escuchan y reviven en las voces de quienes luchan por reivindicar sus derechos. Este jueves se cumplen 85 años de su nacimiento y muchos lo recuerdan como quien murió cantándole a la libertad.
En sus composiciones predominaron las inquietudes, sentimientos y luchas de un pueblo oprimido. Sus canciones trascendieron más allá de las fronteras y fueron enarboladas en manifestaciones y concentraciones de varios lugares del mundo, especialmente en la España de la transición.
Como militante de las Juventudes Comunistas, Jara participó en la campaña electoral del Gobierno de Salvador Allende, y luego se desempeñó como embajador cultural. El 11 de septiembre de 1973 fue tomado prisionero por el Ejército de ese país en la Universidad Técnica del Estado (hoy Usach).
Fue brutalmente torturado y asesinado en el Estadio Chile (que actualmente lleva su nombre) el 16 de septiembre de 1973 tras el golpe de Estado contra Allende, efectuado por el dictador Augusto Pinochet y la Junta Militar.
Sus restos fueron a parar al Instituto Médico Legal. Gracias al llamado de un funcionario de ese recinto de salud, su viuda Joan Jara, consiguió localizarlos y llevarlos consigo para enterrarlos en un nicho del Cementerio General, antes de irse al exilio con las hijas fruto de ese amor truncado, Manuela y Amanda, quienes llevan los nombres de los padres de Víctor y también de los protagonistas de su más reconocida canción «Te recuerdo Amanda».
Compromiso con la cultura, las causas sociales y la política
Víctor Jara nació el 28 de septiembre de 1932, en la ciudad de Chillán, al sur de Chile, en el seno de una familia de origen rural. Fue de su madre, Amanda Martínez, de quien heredó el amor por la música.
En 1944 llegó a Santiago junto a su familia, y en 1953 inició formalmente su incursión en estas artes al ingresar al coro de la Universidad de Chile. Asimismo, estudió teatro entre 1959 y 1961 y se consolidó como uno de los mejores directores de las tablas su país.
Jara se dedicó a rescatar la tradición popular y luchó por la reivindicación social de las clases más desposeídas de Chile. En 1969 fue galardonado en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena por su maravillosa composición «Plegaria a un labrador».
Publicó varios álbumes musicales. Sus canciones, su investigación del folclore y los instrumentos indígenas que incorporó en sus creaciones, lo convirtieron en un valeroso representante de la recuperación y la innovación de la canción popular latinoamericana.