Denuncian daños medioambientales al río Pucheiras por el impacto de la mina de Touro
Desde la apertura de la antigua mina de Touro, a principios de los años 70 y su cierre a finales de los 80, las aguas subterráneas y superficiales que transcurren por los terrenos explotados no volvieron a tener vida. Más de 30 años después, los drenajes ácidos provocadas por la minería metálica son una de las principales fuentes de contaminación de los caudales.
La actual concesionaria, Cobre San Rafael, empresa participada por la local Explotaciones Gallegas SL y la multinacional chipriota Atalaya Mining, lejos de ponerle solución a los graves problemas ambientales ocasionados tanto por la antigua mina como por las actividades que actualmente desenvuelven otras empresas del conglomerado ubicadas en terreno de la explotación, todavía pretende que tanto la Xunta de Galicia como la vecindad de Touro y O Pino crean el cuento de que la única solucción posible es extraer más cobre, como si más contaminación fuese la solucción, en lugar de plantear (y costear, obviamente) una restauración real y efectiva de los terrenos dañados.
Un ejemplo evidente del mal que la actividad minera ocasiona en Touro es el caso del río Pucheiras, que nace en el lugar de la Zanca en el monte de Arinteiro en la parroquia de Loxo, con aguas claras y, en época estiva con poco caudal en su nacimiento.
Esta semana, sorprendentemente, después de atravesar los terrenos de la mina parece otro totalmente distinto, con mezcla de colores cobrizo y blanco aluminoso y un caudal mucho más abundante que antes de seu paso por los terrenos mineros. Estos hechos “misteriosos” hacen sospechar de un punto de vertido artificial a su paso por los terrenos de propiedad de las empresas de la mina, por donde entra en contacto con la balsa minera de Vieiro.
Cualquiera puede ver el actual estado del río siguiendo el conocido como “Camiño do Día Vinte”, una ruta histórica que une los municipios de Touro y O Pino, que los nuevos intentos de extracción de cobre ameazan con destruir. En estas condiciones, las aguas tintadas del Pucheiras van a dar al río Brandelos, afluente directo del río Ulla.
Los hechos coinciden con un bando de la Alcaldía de Touro donde, por tercer año consecutivo, se solicita a los vecinos y vecinas la redución de consumo de agua de abastecemiento municipal para evitar tener que restringir su uso. Esa misma Alcaldía es la que defiende el inicio de la actividad minera, que necesitaría ingentes cantidades de agua, cuando ni siquiera puede garantizar el suministro de agua para toda la población en un año que no se caracterizó por ser seco o escaso en lluvias en esta zona.
Sería lógico pensar que, si cualquer vecina o vecino puede ver claramente el estado de las augas, también debería ocurrir lo mismo con las autoridades competentes, tanto en el ámbito municipal como desde la propia Xunta de Galicia a través del organismo de la cuenca Augas de Galicia, o la Fiscalía de Medio Ambiente, más aún cuando existen múltiples denuncias sobre el lamentable estado de todos los ríos del entorno de la mina. Todos estos organismos tienen conocimiento de esta situación desde hace muchos años, pero ninguno actúa con contundencia y determinación ante una empresa que, ¿casualmente?, se beneficia de la adjudicación de un porcentaje muy importante de contratos públicos por parte de la Xunta de Galicia. La Ley de Contratos del Sector Público señala en su artículo 71 que una de las prohibiciones para contratar con la Administración es haber sido sancionada con carácter firme por infracción muy grave en materia medioambiental.
Siendo esto así, por qué la Xunta de Galicia parece proteger y conceder tantos privilegios a la minera?
Las vecinas y vecinos están hartos de ser ninguneados por los organismos que se supone que velan por el más estrito cumplimiento da ley y por la preservación del medio. Touro y O Pino no somos zonas de sacrificio al servicio de los intereses económicos particulares de unos pocos.
Comunicado de la Plataforma veciñal Mina Touro O Pino Non