Ausencia de liderazgo en la MUD provoca rabia y frustración en opositores
Para medir el nivel de irracionalidad del antichavismo es útil revisar las respuestas que reciben algunos de los voceros en sus redes sociales y el entrampamiento discursivo en el que sobreviven debido a la letanía extraviada de los dirigentes opositores.
En el muestreo realizado a la cuenta de Freddy Guevara y las respuestas de sus seguidores se evidencia que la “agenda de lucha” llevada a cabo es, en realidad, una agenda violenta que busca la eliminación del otro.
El continuo emplazamiento del antichavismo 2.0 a sus líderes es porque no ahondan en la violencia y las muertes como trofeos que justifiquen una intervención extranjera. En el discurso abundan las referencias a las familias de “los más de 60 muertos”, cifra que mencionan sin detallar quiénes son esas personas ni tomar en cuenta que la mayoría han sido personas que no han tenido que ver con los enfrentamientos violentos y peligrosas barricadas disfrazadas mediáticamente de protestas.
Son elocuentes las respuestas a Guevara cuando, tratando de frisar una fachada democrática, propuso vía Twitter activar el artículo 350 de la Constitución, un referendo contra la Asamblea Nacional Constituyente y otro contra el presidente Maduro. Como es evidente, sus seguidores no quieren elecciones ni diálogo, el liderazgo político de la MUD es emplazado a optar por el caos interno que han prometido.
Asimismo el dirigente de Voluntad Popular fue superado en sus insinuaciones al tratar de justificar la violencia y condenar el linchamiento al teniente (r) y ex GNB Danny Subero simultáneamente. Además de pedir sangre, el antichavismo 2.0 les pide asumir costos tangibles al respecto, sin embargo para los líderes de la MUD es imposible porque siguen entrampados en insurgir violentamente con un discurso de democracia y derechos humanos.
La ya repetida convocatoria a una marcha que llegaría a la Defensoría del Pueblo el lunes 29 de mayo contiene respuestas que denotan inconformidad con el extravío político de la MUD, que ya Misión Verdad ha descrito con anterioridad. En sus mensajes queda claro que las marchas son una fracasada pantalla mediática para generar saldos exportables de violencia y muerte, por ello baja la convocatoria y aumenta el cansancio, empiezan a enterarse de que su opinión es desechable para sus líderes y que los lineamientos vienen de otra parte, no de sus tuits. No se perciben resultados en más de 50 días.
Sin embargo, la difusión del odio hace que algunos personajes no conciban que la mayoría del país busca la estabilidad en su vida cotidiana. Tal es el caso de la actriz de telenovelas, Amanda Gutiérrez, quien afirmó en un video publicado el domingo 28 de mayo en su cuenta de Instagram que se sentía rarísima “porque me encuentro en la calle y estoy viendo que la gente está llevando su vida normal”.
Estudiosos en la materia afirman que en el ciberespacio “todo se amplifica”, por lo que la violencia verbal evidenciada está fundamentada en la desinhibición y el anonimato disociativo, muchas personas asumen la identidad en las redes sociales como si fuera un juego en el que protagonizan un personaje o alter ego que desaparece al volver a la vida real.
La realidad es que en los cálculos de la MUD prevalecen más los dictados por la ideología Trump. O más bien la ausencia de liderazgo que tanto dicen tener.