Turquía avanza hacia la ocupación del Kurdistán del Sur

El ejército turco ha iniciado una nueva operación militar en la región del Kurdistán iraquí (Kurdistán del Sur), lo que indica nuevos ataques e intentos de invasión. El aumento de los convoyes de camiones y vehículos blindados que pasan por varias regiones subraya la escalada de tensiones. Se informó de que se vieron tropas moviéndose por aldeas de la provincia de Dohuk.

En total, el ejército turco llevó a cabo 833 ataques aéreos (365 en Duhok, 356 en Erbil, 102 en Sulaymaniyah y 10 en Mosul) desde principios de 2024 hasta el 31 de mayo. El resultado ha sido la trágica pérdida de 8 vidas civiles desde entonces.

Estos ataques turcos conducirán sin duda a una guerra a largo plazo con consecuencias regionales y globales.
Aunque es responsabilidad conjunta de Irak y el Kurdistán del Sur, la ocupación turca ha sido facilitada con el conocimiento y consentimiento del gobernante Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y del gobierno de Bagdad.

El silencio del gobierno iraquí, motivado por intereses de corto plazo, seguramente conducirá a una guerra de largo plazo con consecuencias regionales y globales. Esto se debe a que el gobierno turco desea expandirse hacia Oriente Medio a través de Irak y convertirse así en una amenaza regional y hacer realidad el objetivo estratégico del Misak-i Milli (Juramento Nacional), ya que la debilidad política, económica y militar del Estado iraquí ofrece una oportunidad de oro para ello.

La normalización de la presencia turca en el Kurdistán del Sur y en Irak podría tener consecuencias a largo plazo, incluidas posibles apropiaciones territoriales. La indiferencia de los partidos políticos, los medios de comunicación, los intelectuales y la sociedad en general, así como de las potencias políticas internacionales, hacia la ocupación es preocupante. Por ello, es urgente una resistencia kurda unida contra la agresión turca.

El expansionismo turco conlleva el riesgo de tener importantes consecuencias políticas, sociales y económicas a nivel regional y global, profundizando la desestabilización de Medio Oriente. El flagrante desprecio del Estado turco por el derecho internacional subraya la urgencia de actuar. La ONU, la UE y el Consejo de Europa deben impedir que el gobierno turco se aproveche de la debilidad política de Irak y cree un peligro. Las actividades militares de Turquía son ilegales.

Hay una manera de acabar inmediatamente con el militarismo turco. Sería instar a Turquía a reanudar las negociaciones con el líder del pueblo kurdo, Abdullah Öcalan. Un proceso de diálogo como el que tuvo lugar entre el PKK y el gobierno de Erdoğan en 2013-2015, que contó con el apoyo de todo el mundo, tiene el potencial de traer estabilidad a Turquía al resolver la cuestión kurda. Por lo tanto, el gobierno iraquí, así como los Estados Unidos, la Unión Europea, las Naciones Unidas y el Consejo de Europa deben tomar medidas urgentes para evitar más violencia.

Congreso Nacional del Kurdistán (KNK).