Movilizaciones masivas reclaman la dimisión de Netanyahu en Israel
· Las movilizaciones contrarias al primer ministro rodeado de escándalos de corrupción, Benjamin Netanyahu se hacen diarias en el estado sionista y cada vez más voluminosas.
· La tensión y los enfrentamientos entre manifestantes contrarios al primer ministro y la extrema derecha incrementan en el país, causando advertencias del riesgo de una guerra civil.
Más de 10 mil personas se congregaron en Jerusalén ocupada, Tel Aviv y Cesarea en una multitudinaria manifestación contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien le exigen su renuncia. Familias enteras, parejas mayores y muchos, muchos jóvenes, cantaron, gritaron, saltaron y bailaron, todos con mascarilla, frente a la mirada atenta de miles de policías, que montaron un gran operativo para evitar disturbios.
No ha sido la única de las, ya prácticamente, diarias movilizaciones contra el premier asaltado por los escándalos de corrupción, pero sí la más numerosa hasta el momento, mientras el país se precipita en una espiral de conflictividad política y enfrentamientos. Los sucesos violentos se multiplican a la misma velocidad que las movilizaciones, mientras diversos analistas comienzan a advertir del riesgo de entrar en un momento de ruptura similar al de los años ’90 que condujo al atentado mortal contra el entonces primer ministro Isaac Rabin.
El pasado jueves, grupos violentos de extrema derecha compuestos en su mayoría por integrantes de la peña de seguidores ultra del equpi de fútbol Beitar Jerusalén, Mishpaja, salieron a la caza del manifestante en la Jerusalén ocupada. Ayer, de volvieron a dar varias agresiones por ultraderechistas, con varias reyertas con herida de arma blanca.
La actitud del propio Benjamin Netanyahu no facilita las cosas. Enrocado en su posición de poder, el primer ministro derechista ha acusado a los manifestantes de ser anarquistas y peligrosos izquierdistas anti israelíes, lo que se ha considerado como un apoyo tácito al actuar violento de los grupos ultraderechistas. Así mismo, arremetió contra los medios de comunicación a los que acusó de instar a las protestas con «informaciones parciales y falseadas».
Sin embargo, el espectro de apoyo dentro de la fragil alianza de fuerzas políticas de derecha comienza a resquebrajarse. La alianza entre el Likud de Netanyahu y la coalición de centro derecha Kahol Lavan comienza a dar muestras de agotamiento apenas unos meses después de haber facilitado la formación de un gobierno. El ministro de defensa, Benny Gantz, indicó que debe permitirse que las protestas se celebren, protegiendo a los inconformes de la violencia. “El derecho a protestar es la savia de la democracia, y la violencia es la erosión de los cimientos de la democracia”, afirmó. En una línea acusatoria mucho más dura, el portavoz de la coalición en el parlamento israelí, el Knesset, Yair Lapid, llegó a acusar a Netanyahu de «estar conduciendo al país a una guerra civil».
Y eso no es ni de lejos todo. El mismo presidente del país, Rubén Rivlin, declaraba ayer que los escenarios de violencia «no son imaginables ni tolerables». A pesar de resultar mucho menos severos que las declaraciones de Lapid, la manifestación del presidente se ha tomado como un cuestionamiento directo a la posición enconada de Netanyahu, siendo de su propio partido.
Por su parte, las organizaciones convocantes de las movilizaciones, han anunciado que continuarán con las protestas hasta que Netanyahu dimita, sin otra solución de salida posible.