Agencias / Resumen Latinoamericano •  Resumen Latinoamericano •  Internacional •  02/12/2019

Chile. Uso intensivo de lacrimógenas: La guerra química del Estado contra el pueblo

Para la represión de las legítimas protestas populares de estas semanas en Chile, Carabineros ha hecho uso extensivo de lacrimógenas. Algunos estudios han concluido el peligro letal que implica su lanzamiento como proyectiles disparados directamente al cuerpo de manifestantes, acciones que, pese a reiteradas críticas y advertencias, continúa realizando frecuentemente Carabineros. 

Chile. Uso intensivo de lacrimógenas: La guerra química del Estado contra el pueblo

El gas lacrimógeno es un término referido a una familia de compuestos químicos que han sido referidos como «agentes de hostigamiento» debido a su habilidad de causar discapacidad temporal en las personas. A nivel mundial, unos 15 compuestos químicos han sido usados como agentes de gas lacrimógeno para el control de manifestaciones.

Cinco de estos compuestos: Cloroacetofenona (CN), clorobenzilideno malononitrilo (CS), 10-cloro-5, 10-dihidrofenarsazina, dibenz (b, f)-1,4-oxazepin (OC) y a-Bromo-p-tolunitrilo son ampliamente usados en todo el mundo para reprimir protestas.

En Estados Unidos, Gran Bretaña y Europa, se usa el CN y particularmente el o-Clorobenzildieno malononitrilo (CS). El CS fue desarrollado en 1928 y fue introducido en 1958 como una alternativa al CN. Estos, además de ser usados para reprimir, también se emplean para entrenamiento por fuerzas militares.

El CS ha sido identificado como de uso común en Chile por las fuerzas policiales. Sin embargo, la académica Sandra Cortés, Doctora en Salud Pública, especialista en Epidemiología Ambiental y Ocupacional, Cáncer y Riesgos señaló en una charla dictada en plena Plaza Condell de Concepción, que también se usa gas pimienta, derivados del ají, y otros que tienen algunas moléculas de arsénico.

La Dra. Sandra detalló que los compuestos mas comunes como el CS, pueden tener concentraciones que van del 5% al 20% de cloro, por eso son tan irritantes. Sin embargo, recalcó que «No manejamos toda la información respecto a la composición de cada uno de los distintos tipos de gases que se usan. Se habla, más o menos, de 15 moléculas y conocemos 3 o 4».

La académica señaló que muy pocos países registran un uso tan intensivo de gases lacrimógenos sobre su población. Además de esto, recalcó la falta de datos científicos disponibles y estudios epidemiológicos sobre las consecuencias crónicas a la salud humana, debido a que únicamente hay unos pocos estudios con experimentación sobre efectos pero en animales.

La Dra. Cortés hizo énfasis en que «el escenario en el que estamos viviendo en Chile, es un escenario en donde las lacrimógenas se utilizan a distintas horas, muchos días a la semana, con una población expuesta, sin protección y por lo tanto un concepto importante es que a nuestro parecer estamos ante una emergencia de salud pública principalmente por la ocurrencia de eventos agudos de tipo respiratorio, cardiovasculares o de piel asociados a estas exposiciones pero no sabemos muy claramente que es lo que pasa con la exposición a largo plazo como la que estamos viendo ahora».

Durante los primeros días de las revueltas, el pasado 24 de octubre, el bioquímico Gabriel León había señalado que aunque hasta ahora, no hay evidencia que muestre posibles efectos cancerígenos en animales, la aplicación de CS sobre la población «sí podría resultar muy peligrosa para personas asmáticas o con enfermedades pulmonares».

En la misma línea, la expresidenta de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias (SER), la especialista Carolina Herrera aseguró que la prolongada exposición a los más de 15 agentes químicos que contiene cada cápsula de bomba lacrimógena y cargas del carro lanza-gases produce efectos irreversibles a la población ante lo que prevé un aumento en los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica y nuevos casos de asma que actualmente afectan a un 10% de la población. Herrera puntualizó que «los grupos más vulnerables al efecto de esta toxicidad son los lactantes, los niños pequeños, las personas de la tercera edad y básicamente toda aquella persona que tenga alguna enfermedad respiratoria crónica y también cardiovascular, aquellas personas que hayan tenido un infarto. Todo el daño que va a significar en estos pacientes va a dejar daños que no son reversibles».

Los principales efectos respiratorios de los agentes lacrimógenos

Estos compuestos producen efectos por irritación sensorial, causando extrema incomodidad o dolor en los órganos afectados. Se caracterizan por causar incapacidad temporal por irritación de los ojos y del tracto respiratorio superior.

Un estudio de 2006 había demostrado que inicialmente animales podían tolerar el gas sin complicaciones o muerte. Pero después de 12 a 24 horas de exposición, estos animales desarrollaron complicaciones respiratorias graves. Los que murieron mostraron en su autopsia que la tráquea se encontraba con mucosidades y con exceso de secreciones en todas las vías respiratorias. Además, presentaban edema pulmonar y hemorragias intra-alveolares, marcada congestión de capilares alveolares y de venas intra-pulmonares. Algunos de estos animales mostraron signos de bronconeumonía.

Otros reportes publicados en humanos por heridas tóxicas inhalatorias por estos agentes muestran similares hallazgos.

Un estudio de 2015 revisó sistemáticamente la exposición al agente CS y sus potenciales efectos en la salud

Se revisaron investigaciones entre 1991 y 2014. Treinta y cinco estudios (25 reportes de casos, 7 estudios descriptivos y 3 estudios analíticos) fueron incluidos en esta revisión.

Algunos efectos clínicos de largo plazo fueron encontrados. Por ejemplo, eritrema y erupciones pueden persistir por al menos un mes según un estudio de 2008. Junto a esto, se ha reportado que la dermatitis o neumonitis pueden durar hasta 6 meses según estudios de 2000, de 1996 y de 1992. Un estudio de 1996 reportó un caso de tos por más de un mes. En todos estos casos, la exposición ocurrió en un espacio confinado o cerrado.

Situaciones de amenaza de muerte también han sido documentadas, tales como obstrucción en la laringe y los bronquios, según un estudio de 2009. Además de espasmos en la laringe según un estudio de 2004, así como 5 ingresos a la unidad de cuidados intensivos según un estudio de 2002.

Resultados de un estudio de 2014 conducido por la Sociedad Torácica de Turquía mostraron que las personas quienes fueron expuestas a agentes lacrimógenos (incluyendo gas CS) reportaron altas tasas de síntomas respiratorios y funciones pulmonares anormales en comparación con el grupo de control.

Un estudio de 2014 hecho en el Reino Unido investigó los efectos del spray incapacitante (no diferenciando si era CS o Nonivamida, también llamado vanillilamida de ácido pelargónico). Los autores concluyeron que los efectos de la incapacidad producidos por aerosoles usados en el contexto contra las personas duraron más de lo que se creía inicialmente.

Un estudio realizado de 2014 entre reclutas de Estados Unidos indicaron que estos tuvieron al menos un aumento de al menos 2,5 veces de riesgo de diagnóstico de enfermedades respiratorias agudas luego de la exposición a la lacrimógena CS comparada con el periodo de entrenamiento previo a la exposición.

Estudios de 2013 y 2017 han intentado desarrollar métodos analíticos para la medición de metabolitos urinarios como un indicador de la exposición al agente CS.

Esta revisión de estudios concluyó la necesidad de realizar más investigaciones. Indican la necesidad de realizar una mejor vigilancia de poblaciones expuestas (militares, policías, manifestantes, trabajadores de la salud) para evaluar los efectos biológicos del CS.

¿Cuales son los mecanismos de dispersión de este polvo seco CS?

Cabe señalar que estos llamados gases lacrimógenos son en realidad irritantes químicos tóxicos en la forma de polvo o gotitas mezcladas con concentraciones variables en un solvente. Este compuesto puede ser usado como gas o como solución, con un aerosol líquido. Para esto se usan solventes como cloruro de metileno, acetona y metilisobutilcetona. Mientras tanto, para los propulsores se usan dióxido de carbono, nitrógeno y butano.

En Chile, Fuerzas Especiales de Carabineros usan estos compuestos en distintos proyectiles, granadas de triple división, en el agua disuelta en el carro lanza aguas (guanaco) y como chorro dispersado en el carro lanza gases (zorrillo).

Cabe precisar que la explosión de un arma de gas lacrimógeno se compone de tres partes: propelente, el tapón y el agente químico.

El propelente usualmente es pólvora negra o nitrocelulosa, la cual genera una carga explosiva que impulsa al gas lacrimógeno desde el cartucho.

El tapón es un disco que sella la salida del cartucho y puede ser de caucho, de cartón o de material sintético. Fragmentos de este elemento también pueden formar parte de la explosión.

El tercer componente de la explosión es el compuesto lacrimógeno en sí, que en la mayoría de los cartuchos, tiene la forma de un fino polvo.

Al disparar, se produce una suspensión de partículas finas como un aerosol. También puede ocurrir una transformación gaseosa completa cuando estas partículas se incrustan en los tejidos humanos en el caso de producirse una herida, donde se puede producir crepitación.

Pericias balísticas han mostrado que solamente el gas que impulsa el cartucho de gas lacrimógeno posee las características de un misil cuando es disparado a corta distancia. Un impacto a corta distancia supera el nivel mínimo de energía que es capaz de penetrar la piel humana.

Precisamente, debido a esto, las carabinas de gas consideradas armas no letales, son peligrosos dispositivos que pueden causar heridas potencialmente fatales en la cabeza cuando son disparadas a corta distancia. Estas armas pueden causar heridas debido a la presión del gas, las partículas lanzadas, el efecto térmico y la irritación química.

Un estudio de 2003 había reportado un caso de una herida letal de la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno. El estudio señala que el potencial de estas armas para causar lesiones graves y potencialmente letales aún está subestimado.

La investigación detalla que el contacto cercano a un disparo puede producir una herida penetrante irregular, rodeada de una marca de golpe debido a la expansión del volumen de gas dentro de la herida.

El estudio señala que la piel puede reventar debido al aumento violento de la presión, y que este patrón aunque también puede ocurrir en heridas de bala, es a menudo más pronunciado con armas de gas, debido a que el volumen de gas en expansión no sigue el camino de un proyectil penetrante. El impacto de un cartucho de lacrimógena puede causar la ruptura distal de vasos sanguíneos más grandes y producir enfisema de tejidos blandos por expansión y difusión de la onda de presión hidrodinámica a través del cerebro, en el caso de un golpe en la cabeza. Junto al impacto, los compuestos lacrimógenos pueden causar lesiones específicas debido a sus efectos químicos.

¿Cómo mitigar los efectos de este compuesto?

En la charla realizada en la Plaza Condell de Concepción, la doctora en Salud Pública Sandra Cortés hizo énfasis en la necesidad de protegerse toda la piel expuesta a estos compuestos tóxicos. Para ello detalló que si se va a asistir a una protesta, se debe ir con ropa que cubra toda la piel (pantalón largo y polera manga larga). En este sentido, la acción política donde una persona se tapa el rostro para evitar ser identificada en una protesta y perseguida por las fuerzas represivas, cobra sentido además para protegerse la piel del rostro, los ojos y mucosas de los ataques químicos que realiza el Estado chileno contra la población movilizada por sus legítimas demandas.

En caso de ya haber estado expuesto a los químicos, la acción terapéutica inicial es remover al paciente desde la atmósfera expuesta ejecutando una descontaminación de la piel y las ropas para evitar una exposición secundaria. Se recomienda específicamente no usar lentes de contacto y si estos son expuestos es mejor eliminarlos. Se debe sonar la nariz, enjuagar la boca, toser, escupir y evite tragar saliva. No se debe rascar ni refregar la piel o los ojos. Si ha entrado polvo o gas a una vivienda, se debe realizar un aseo exhaustivo, barriendo (con protección ocular y en las vías respiratorias) o aspirando hasta sacar la mayor cantidad posible de partículas.

La académica enfatizó la necesidad de lavarse cuanto antes las zonas afectadas con abundante agua (idealmente ducha) y lavar toda la ropa empleada.

En casos de exposición intensiva, es importante monitorear por al menos 48 horas posibles complicaciones como laringoespasmos, broncoespasmos, distrés respiratorio, arritmias e insuficiencia respiratoria aguda.

Hacia una restricción de las armas químicas usadas por el Estado contra la población civil

Además de sus impactos en la salud respiratoria, el CS produce profundas quemaduras debido a la inflamabilidad del solvente y lo que las policías consideran «retrasos en su eficiencia química» han llevado anteriormente a reconsiderar su uso y buscar productos químicos alternativos.


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