RT •  Internacional •  03/02/2017

El papel de la CIA antes y después de la Transición española

Los documentos publicados recientemente por la agencia de inteligencia revelan la preocupación de los norteamericanos por la sucesión de Franco, entre otros.

El papel de la CIA antes y después de la Transición española

La Agencia Central de Inteligencia de EE.UU (CIA, por sus siglas en inglés) ha publicado recientemente en su página web más de doce millones de páginas de documentos desclasificados. Aunque la mayoría de estos archivos dejaron de ser secretos a partir del año 2000, hasta ahora solo podían consultarse desde los ordenadores de los Archivos Nacionales en College Park, Maryland, con autorización previa. 

Este ejercicio de transparencia por parte de la CIA confirma, sin embargo, hasta qué punto los servicios de inteligencia estadounidense han monitorizado e intervenido en la historia reciente del mundo. En este reportaje analizamos el caso de España, un país a priori poco interesante para los norteamericanos que años después pasó a ser objetivo primordial de garantía del orden mundial establecido. 

La posición geoestratégica de España

En un informe desclasificado que data de 1948, la CIA resume claramente cuál es su visión del país. En el plano económico les resulta poco atractivo y políticamente, aunque califican la dictadura de totalitaria y antidemocrática, los norteamericanos se declaran contrarios a intervenir. Es más, a la agencia le preocupa la escasa aceptación de la dictadura franquista por parte de las democracias europeas. Así, el objetivo de la CIA es claro, necesitan un régimen aliado para lo realmente interesante: la posición geoestratégica de España.

«Está en un punto de entrada donde está por un lado África, el Mediterráneo, Oriente Medio y Europa. España admite que haya dos bases que tengan una importancia especial para Estados Unidos. Por un lado, la base de Morón y, por otro, la base aérea de Rota«, explica Alfredo Rodríguez, director de máster en políticas públicas, seguridad y defensa. 

Según revelan los papeles desclasificados, el escaso seguimiento de la CIA respecto a España da un giro radical en los años 70, cuando el país comienza a aparecer en los planes de contingencia mundiales. Así, el problema que ve la agencia es la sucesión de Franco, un tema que ocupa gran parte de las casi 12.500 entradas en las que figura España. Por ello, por encima del dictador, se cita otra figura clave en la transición española: el rey Juan Carlos I. 

El interés por la sucesión de Franco

La agencia norteamericana siguió tan estrechamente su evolución que pasaron de verle incapaz de liderar el cambio a impresionar al secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, durante su visita a España, en 1973. Hay documentos que, aunque todavía guardan secretos bajo tachones, revelan contactos para propiciar la dimisión del dictador antes de su muerte. 

Para José María Marín Arce, profesor de historia contemporánea en la UNED, el momento clave se produce en 1976, cuando Juan Carlos I es invitado a EE.UU. y participa en una conferencia. Es aquí cuando las autoridades norteamericanas se dan cuenta de que pude ser un elemento fundamental para la democratización del país: «En el sentido de evitar lo más posible una ruptura política con el régimen de Franco y caminar hacia un proceso revolucionario, lo mismo que había sido en Portugal. Entonces ellos piensan que Juan Carlos puede ser un freno a ese tipo de política rupturista y puede hacer una transición mucho más suave, manteniendo elementos importantes del régimen franquista«, explica Marín. 

No en vano, un documento de 1975 de la CIA desgrana qué miembros de la oposición en España van a evitar desafiar directamente a los sucesores de Franco, al menos en un inicio. Entre los nombres que cita el documento destacan dos: Felipe González, que siete años más tarde se convertiría en presidente del Gobierno, y Santiago Carrillo, que regresaría a España tras la muerte del dictador para liderar el Partido Comunista. 

«La CIA interviene en todos los acontecimientos que se producen aquí durante la Transición, tutela la transición. Ellos acapararon el servicio de contrainteligencia español, y el alquiler lo pagaba la CIA y a los agentes les daban un sobresueldo. Como decía (el humorista) Gila: por la mañana trabajo para la patria y por la tarde para los Estados Unidos que pagan mejor», explica Alfredo Grimaldos, escritor y periodista de investigación, experto en la CIA. 

El papel del rey y la CIA en la Marcha Verde

Otro de los asuntos en los que la inteligencia norteamericana interviene es en la Marcha Verde, la ocupación de Marruecos del Sáhara Occidental, en ese momento colonia española, que se produjo en 1975. Según los documentos, el rey emérito pactó en secreto los términos del abandono. 

Pepe Taboada era militar en la zona en esos momentos y describe lo que él lleva 40 años calificando de traición. «Nosotros estuvimos en la frontera del Sáhara con Marruecos poniendo minas, yo estuve poniendo minas para impedir la entrada de la Marcha Verde. Nosotros creíamos que el Ejército estaba preparado para hacer frente al Ejército marroquí e impedir la invasión de la ocupación. Y de la noche a la mañana tuvimos las órdenes de Madrid que evacuáramos el territorio en el plazo de dos meses. Luego hemos confirmado que había un acuerdo secreto. Se firmaron los acuerdos de Madrid el 14 de noviembre y Franco murió el 20 de noviembre. Estaba a espaldas del Ejército, a espaldas de los saharauis, pactando con (el rey marroquí) Hassan II, con la intermediación de Estados Unidos, la entrega del territorio». 

Ya en los 80, con la democracia consolidada, el gran hermano norteamericano decae pero se siguen analizando a los políticos del momento. Especial énfasis ponen en Felipe González, del que piensan que su improvisación puede ser su talón de Aquiles. También, cómo no, les preocupa el referéndum de permanencia de España en la OTAN. De hecho, en uno de los documentos la CIA acusa a la URSS de filtrar una carta falsa entre Reagan y Juan Carlos I para poner a la opinión pública en contra de la Alianza Atlántica. Propaganda, desinformación y posverdad en el año 1983.


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