Brasil. Con un corte del 92%, el gobierno amenaza con extinguir el programa de cisterna premiado por la ONU

El recorte del 85% en el programa de seguridad alimentaria afecta no sólo al programa principal responsable de ayudar a los pequeños agricultores y la población en inseguridad alimentaria, como se muestra por el ojo de ruralistas . También afectará drásticamente el programa de implantación de cisternas, dificultando la vida en la región más árida del país: el semiárido.

El Programa de Cisterna, premiado en la COP 13 por la ONU como una de las más efectivas políticas para áreas desertificadas en el mundo, tendrá su presupuesto reducido de R $ 248,8 millones para R $ 20 millones. Esto equivale a sólo el 8% de los recursos destinados este año. El valor representa un poco más del 6% de los recursos transferidos para el programa en 2010.

De acuerdo con la Articulación Semiárido Brasileña (ASA), organización que congrega a 3.000 organizaciones y movimientos sociales de los nueve estados en el semiárido, el programa posibilitó el acceso al agua potable para más de 5 millones de personas. Y, por eso, fue galardonado por el premio considerado el “Oscar internacional para las mejores políticas”, concedido por el World Future Council, en cooperación con la Convención de las Naciones Unidas para el Combate a la Desertificación.

El semiárido concentra la mitad de los brasileños en situación de miseria y, a pesar de que unas 350 mil familias necesitan cisternas para sobrevivir, la propuesta del gobierno para 2018 es que este pequeño recurso sea destinado para todo el territorio nacional. Sin embargo, esta asignación es capaz de producir sólo 5.453 cisternas para captación de agua, incluyendo agua para consumo humano, producción de alimentos y crianza de animales.

Las familias que necesitan cisternas están ubicadas en zonas rurales, distantes de los municipios. Según los datos del Ministerio de Desarrollo Social (MDS), sólo el 27% de la población rural de bajos ingresos tiene acceso a una red pública de abastecimiento de agua.

Además, el Nordeste vive la peor sequía de los últimos 100 años y afecta a 23 millones de personas. De 2010 a 2014 el presupuesto del Programa de Cisterna tuvo un crecimiento continuo, saltando de R $ 95 millones a R $ 324,7 millones. Desde el 2015, sin embargo, el flujo fue inverso.